—¿Qué haces aquí? —pregunté, intentando mantener la calma, aunque mi voz tembló.
Jared sonrió, pero había algo en su mirada que no me gustaba. Era como si supiera algo que yo ignoraba.
—Vine a pasar un buen rato —respondió, cruzando los brazos. Su actitud despreocupada solo aumentaba mi incomodidad.
Danna no tardó en intervenir.
—¡Jared! ¡Cada vez que estás aquí, la diversión sube de nivel! —exclamó, ignorando por completo mi presencia.
La tensión en el ambiente era palpable. Adam observaba la interacción con una mezcla de curiosidad y desdén, mientras el resto del grupo comenzaba a charlar entre sí, dejándome al margen.
Intenté hacer una broma para romper el hielo.
—¿Así que esto es lo que hacen para divertirse? —dije, intentando sonar despreocupada.
—Tienes que probarlo, Every. Es más divertido de lo que parece —respondió el moreno, con una sonrisa que parecía genuina, pero que no me convenció del todo.
Danna se acercó más a Adam, colocándose frente a mí como si quisiera marcar territorio.
—¡Chicos! ¿Quieren ver algo divertido? —dijo, mientras se giraba hacia Adam y lo empujaba suavemente—. Muestrales tu truco, Adam.
Adam la miró con desdén, pero un destello de diversión brilló en sus ojos. Se acercó a la mesa de billar, tomándose su tiempo.
—Esto es un clásico —dijo, sonriendo de forma despreocupada. Se inclinó sobre la mesa, alineando cuidadosamente la bola blanca, y con un golpe certero, rompió el triángulo de bolas.
Me sorprendió lo fácil que parecía. Observé a los chicos animar a Adam, y en ese momento, el miedo y la inseguridad que sentía se desvanecieron un poco.
—Tú también deberías intentarlo —me animó el moreno—. ¿Te atreves?
Mis instintos me decían que debía rechazar la oferta, pero la adrenalina me empujó hacia adelante.
—¿Y si fallo? —pregunté, sintiendo la presión de todos los ojos sobre mí.
—No pasa nada, yo lo hice primero —dijo el pelirrojo, riendo.
Tomé una respiración profunda, decidida a no dejar que el miedo me dominara. Me acerqué a la mesa y, aunque mi mano temblaba, decidí seguir adelante. Alineé la bola blanca y, con un golpe, logré meter una bola. La mesa estalló en aplausos.
—¡Eso fue increíble! —gritó Danna, intentando apoderarse del momento.
Pero el pequeño éxito me hizo sentir un atisbo de confianza. Miré a Adam y vi que sonreía, un brillo en sus ojos que parecía genuino.
—¿Ves? Te va mejor de lo que piensas —dijo él, acercándose.
Sin embargo, antes de que pudiera responder, el moreno interrumpió.
—Eres bastante buena, Every. ¿Te gustaría jugar un juego más tarde?
La propuesta me tomó por sorpresa, pero antes de que pudiera contestar, Jared me miró fijamente, y en sus ojos había algo más que la simple curiosidad.
—Tómalo con calma, Every. No todos aquí son lo que parecen —advirtió, su tono grave cortando la atmósfera.
Me quedé paralizada, y el ruido del bar se desvaneció a mi alrededor. ¿Qué quería decir con eso? ¿Había algo más que no sabía?
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LeBlanc por defecto
Teen FictionEvery Taylor Jones ha estado enamorada de Adam Murrys durante dos años. A pesar de su naturaleza grosera y su falta de amabilidad, Every se siente irremediablemente atrapada en la fantasía de un romance de película con él. Sin embargo, los secretos...