—¿Quieres ser la maldita ruina de todos, Adam? —rugió Britt, interponiéndose entre él y Jared. Levantó el mentón desafiante y lo empujó—. Esto se nos está saliendo de las manos... ¡mírala! ¿De verdad quieres seguir?
Me señaló, y sus ojos reflejaban una desesperación que nunca le había visto. Pero Adam ni siquiera parpadeó.
Jared, en cambio, parecía a punto de romperse la mandíbula de tanto apretarla. Su voz salió grave, cargada de rencor y algo más que no lograba descifrar.
—Eres un maldito traidor —masculló, con los puños temblando mientras intentaba esquivar a Britt.
Adam también intentó acercarse, ambos con los ojos encendidos de furia, pero había algo en Jared que lo diferenciaba: una tristeza profunda, casi rabiosa, como la de un animal acorralado.
—¿Y qué? ¿Quieres que siga fingiendo? ¡Volvió a elegirme, Jared! —escupió Adam. Abrió los brazos, sonriendo con cinismo—. Hermano, ¡acéptalo! Joder... Si hice las cosas mal en el pasado, te juro que no...
—¿Te atreves a hablarme de pasado? —interrumpió Jared, su voz cortante como el hielo—. ¿Crees que es tan fácil para mí aceptarlo? ¿Qué sabes tú de lo que es vivir en este infierno?
Adam soltó una risa amarga.
—¿Infierno? Ni siquiera tienes idea de lo que eso significa, Jared. Lo que he soportado para estar aquí... tú ni lo imaginas.
Solté un grito ahogado cuando el puño de Jared se estrelló contra el rostro de Adam, haciéndolo caer al suelo.
—Quieres volverme loco —gritó Jared, con la respiración entrecortada—. ¡Juro que voy a matarte, imbécil!
La música ensordecedora, mi amiga gritando, ellos golpeándose... era una escena terrorífica. Estaba paralizada de la conmoción, pero sobre todo, me abrumaba lo incongruente, sin sentido y descabellado que me parecía todo esto.
¿En qué momento Britt se había involucrado tanto? ¿Cómo y por qué se conocían ella y Jared? ¿Por qué actuaban con tanta familiaridad?
—¡Para ya, por favor! —supliqué a Jared.
Mis piernas se movieron solas y, de un momento a otro, estaba aferrándome al castaño. Lo tomé por los hombros, con los oídos y el corazón latiéndome frenéticamente, esperando que el próximo golpe no fuera dirigido a Adam... sino a mí.
El pecho de Jared subía y bajaba, agitado. Se quedó estático en cuanto lo toqué, como si mi contacto lo desconcertara. Me sorprendí al notar la indecisión en sus ojos: ¿seguir o no seguir?
—Por favor, basta —lloriqueé.
Sabía que estaba moqueando; debía ser una escena asquerosa. Justo frente a la cara de Jared, tenía las mejillas empapadas y los ojos abiertos como platos, incapaz de controlar el temblor de mi cuerpo.
—No hagas eso, Every, no llores —musitó, su voz quebrada.
—Tengo ganas de llorar... No lo sé... Me siento muy confundida —sollocé—. ¿Por qué te has caído a golpes con Adam?
Más lágrimas siguieron bajando, como si fuera incapaz de detenerlas. Su rostro se suavizó y, de repente, ahí estaba esa intensa... mejor dicho, espesa energía que siempre me acorralaba cuando lo tenía cerca.
—Ya, deja de llorar —advirtió, con los ojos sombríos, como un cachorro perdido.
Acercó su mano hasta mi rostro y, con suavidad, limpió algunas lágrimas. Me sorprendí tanto que contuve la respiración; él, por otro lado, parecía hechizado, mirándome con una dulzura y serenidad inusitadas, como si nunca antes hubiera perdido los estribos.
—¿Por qué siempre tienes que meterte? —susurró, su voz quebrándose apenas—. Esto no es para ti, Every.
Escuché los murmullos a nuestro alrededor y, por un instante, recordé dónde estábamos. Pero, por un segundo, olvidé a todos... incluyendo a Adam.
Jared apartó su mano de mí rápidamente, recomponiendo su expresión con una mirada de hielo.
—Hazme un favor. Aléjate de toda esta mierda —advirtió, quizá tan confundido como yo.
—Será mejor que nos vayamos, amiga —escuché a Britt detrás de mí. Cuando me giré, vi que intentaba ayudar a Adam a ponerse de pie.
Me sentí algo avergonzada por no mostrar ni un ápice de preocupación por Adam... pero estaba embelesada, mirando fijamente a Jared. Esa extraña energía que nos envolvía me hacía suspirar bajo y me erizaba la piel... era tan extraño.
—¿Puedo entender qué significa todo esto? —pregunté al castaño.
—No tienes nada que entender. Anda, vete ya —chistó, lanzando una última mirada de odio a Adam.
Estuve a punto de replicar cuando Jared se perdió entre la multitud, y lo vi desvanecerse en el caos de la noche.
Me quedé un momento en la misma posición, sintiendo cómo el aire se volvía denso a mi alrededor. La música seguía sonando, pero era un eco lejano, casi irrelevante. La realidad de lo que había sucedido me golpeó con fuerza, como una ola que arrastra todo a su paso.
—¿Estás bien? —preguntó Britt, mirando a Adam que intentaba levantarse, con la mandíbula visiblemente dolorida. Su mirada era una mezcla de preocupación y rabia.
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LeBlanc por defecto
Teen FictionEvery Taylor Jones ha estado enamorada de Adam Murrys durante dos años. A pesar de su naturaleza grosera y su falta de amabilidad, Every se siente irremediablemente atrapada en la fantasía de un romance de película con él. Sin embargo, los secretos...