Capítulo III

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Otra vez volvía a repetirse el maldito sueño que desde hace dos años me tenía en desvelada, el día en que Ranma y su padre se fueron, es por eso que lo odiaba y detestaba tanto, para mí no solo fue una despedida, a mí me había marcado, después de tanto tiempo viviendo juntos, que se fuera así... Mis sueños me lo recordaban todos los días. Aquel día, que todo mi mundo se vino abajo.

Volví a despertarme sudada y con la respiración entrecortada, no podía volver a la universidad de esas maneras, así que cogí mis cosas y me fui al baño dispuesta a ducharme antes de bajar a desayunar, pero el baño ya estaba ocupado por un hombre que antes se convertía en oso panda, así que no me quedó otro remedio que dejar mis cosas allí y bajar a desayunar. Estos dos años me los había tomado para mí, así que cuando me despertaba ya no me importaba si estaba despeinada o fea o como estuviera, así que dormía con una camiseta que destapaba parte de mi hombro y cubría lo suficiente para que no se me vieran las braguitas.

Supuse que Ranma aún dormiría, así que baje sin miedo, bajando los escalones de dos en dos. al llegar al salón ya estaba el desayuno preparado, y Ranma estaba sentado desayunando viendo la tele.

- Akane!!! volvemos a tener invitados, por favor, ponte algo que cubra más tu cuerpo, por favor! - dijo Kasumi, mirando para otro lado.

- Oye, Nabiki siempre ha ido así de fresca por casa y nadie le ha dicho nada nunca. - dije dirigiéndome a la cocina para recoger mi desayuno.

Ranma se había vuelto para mirarme y al segundo siguiente se había vuelto a ver la tele, roja como un tomate, me volví a sentar en mi sitio con mi desayuno, y ya que nadie daba ningún tipo de conversación, empecé yo.

- ¿Y papá, dónde está? - pregunte ya que no estaba ni desayunando ni fuera en el coche tomando el sol.

- Esta en el Dojo arreglando unas maderas, se han podrido y cualquiera se podría caer y hacerse daño. - dijo Kasumi, recogiendo mis cosas del desayuno.

Me levanté de la mesa, y fui a echar un vistazo al Dojo.

- Hola papá, ¿arreglando las maderas? - dije apoyándome en la puerta.

- Hola Akane, si no fuera porque tu pelo ha crecido, por esa manera de vestir pensaría que eras Nabiki.- dijo riéndose.

- Todos piensan que me he vuelto igual de fresca que Nabiki?, yo solo quiero ir comida cuando estoy en casa.

Me volví hacia casa por la parte trasera donde antes practicaba con los ladrillos mis artes marciales a lo que alguien me agarró por la muñeca e hizo que me girara, estampando mi espalda contra la pared.

- Han pasado dos años y se ve que te has vuelto más mujer, pero yo también me he vuelto más hombre, y no creo que ir así por casa pase desapercibido para uno...- dijo enseñándome los dientes en forma de sonrisa.

Forcejee contra él, me tenía ambas manos agarradas con una sola mano, y encima de la cabeza, con la otra empezó a tocar mi cuello y mis hombros, hasta bajar hacia mi pecho, solo lo rozó por un lateral, pero solo con el roce ya hizo que me recorriera un escalofrío por todo el cuerpo, a lo que él se dio cuenta, aun sonrío con más ganas, y acercó su boca a mi cuello, forcejee más fuerte todavía, y él hizo su agarre más fuerte contra él, agarrando fuerte por la cintura, haciendo que mi camiseta subiera, dejando mis muslos y parte de mi ropa interior a la vista.

Me revolví con toda la fuerza que me era posible, pero no había manera de soltarme de su agarre, él había puesto una pierna entre medio de las mías, haciendo que yo soltase un ruidito que jamás había sonado en mis labios, mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas, si antes odiaba a Ranma, en esos momentos me estaba debilitando, y aun quería odiarlo más, hasta que finalmente paró, me salto las muñecas, haciendo que yo me desplomarse en el suelo, tapándome como podía con mi camiseta. Ranma me miraba de pie, con una sonrisa en la mirada que no llegaba a su boca.

- Si no quieres hablar conmigo, esto es lo que pasará continuamente, y cada vez iré a más. - dijo agachándose y cogiéndome de la barbilla para obligarme a mirarlo

Después se fue y me dejó allí, sentada en el suelo pasmada, este no era el Ranma que había desaparecido hace dos años de aquí, y ahora estaba en confusión con mis sentimientos.

Ranma ½Donde viven las historias. Descúbrelo ahora