Capitulo IV

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Me levanté como alma que lleva el diablo, me había dejado en estado de shock, pero yo seguía siendo la misma de siempre, lo perseguí en la dirección en la que había desaparecido y cuando lo vi me abalancé sobre él.

Él me vio correr hacia él y puso sus dos manos sobre su pecho para que frena, pero no lo iba a hacer, me abalancé sobre él, tirándolo al suelo y yo quedando a horcajadas encima de él agarrándolo por la camiseta y mirándola muy seriamente a la cara. Casi se me había salido un seno, gracias a semejante carrera y al salto que había dado encima de él.

- Si crees que por esto vas a poder conmigo, estás muy equivocado, machito. - me levante apoyando un dedo sobre su frente y quedándome en cuclillas a su lado.

Toda la familia había estado mirando desde la terraza del salón y se habían quedado todos más que sorprendidos. Ranma tampoco había movido un músculo, seguía tenso tirado en el suelo. Sin poder despegar la mirada de mí. Me miré la muñeca y no pude reprimir un chillido.

- ¡LLEGO TARDE!. - por segunda vez esta mañana salía corriendo directamente a mi habitación a cambiarme.

No me dio tiempo ni a desayunar, salí de casa disparada a la universidad, en las clases de artes marciales era un castigo el llegar, aunque fuera 1 minuto tarde. Toda la clase había transcurrido tranquilamente, a media mañana habíamos tenido teoría y el resto nos quedaba práctica.

Al igual que en nataciones tenía muchísimas amigas, en las clases de mi carrera no tenía casi ninguna, menos a dos, las demás me odiaban a muerte por ser la más adelantada de toda la clase, al menos referente al tema de práctica. Para ser una universidad mixta, en esta carrera de artes marciales el 90% éramos chicas, el profesor había desaparecido durante todo el descanso que teníamos, cuando normalmente nos reunimos todos para almorzar y comentar cosas en las que podíamos mejorar.

El profesor había sido llamado y se había ido, así que todos nos habíamos reunido ya en el pabellón donde practicamos, ya nos habíamos cambiado todos de ropa, para empezar a practicar, pero el profesor aun no llegaba, de un momento a otro apareció por la puerta, saludando con gran entusiasmo a todos, y dejando la puerta abierta, dando la bienvenida a alguien...

- Bueno chicos, a partir de ahora tendré un nuevo ayudante en las clases, ya que últimamente a las prácticas se nos han unido otras clases de otros años, así que denle una buena bienvenida a Ranma Saotome, quien me acaba de comentar que vive junto con la familia Tendo, así que supongo que no tendréis ningún problema en trabajar vosotros dos juntos. - dijo acercándose al hombro de Ranma.

Ranma aun no me había mirado, y al girar la cara me hizo una revisión de arriba a abajo. No volvió a mirarme en toda la clase, cosa que agradezco, me tocó practicar con una de mis peores enemigas de toda la clase, y como se costumbre, ella siempre juega sucio, Ranma se pudo dar cuenta, pero no dijo nada, prefirió ayudar a los demás compañeros que iban más retrasados. cosa que agradecí.

Ranma había causado furor entre todas las chicas de la clase, en un momento en que mi contrincante se había despistado para mirar a Ranma aproveché y le di un golpe tirándola de espaldas al suelo.

- ¡QUE HACES LOCA!. - me chilló la loca de mi compañera, levantándose a toda prisa para que el nuevo ayudante de profesor no la viera de esa manera tan vergonzosa, tirada al suelo por una compañera

- Entonces está atenta a tu trabajo, y no al culo de Ranma.- le dije en posición de defensa, sabía lo mala zorra que era, y que esta me la iba a guardar, todos se rieron por lo bajo de ella, lo que hizo aumentar su vergüenza.

- Ya vale a todos -dijo el profesor, haciendo que todos volvieran a lo que estábamos haciendo. llamó a Ranma con una mano y estuvieron hablando durante lo que me parecieron horas y cuando terminaron Ranma se dirigió hacia nosotras con los dos puños cerrados y los nudillos blancos.

- A ver señoritas, veamos qué podemos hacer con ustedes. - me miró con cara de malas pulgas. - Empiecen ya.

Lo que me había tocado por oponente y yo empezamos a pelear, cada uno con los trucos que cada una sabíamos, yo utilizaba algunos de los que Ranma en sus años me había enseñado, y sorprendentemente mi compañera seguía utilizando sus trucos sucios, entorpeciendo mi practica con ella, no le podía quitar el ojo de encima, un pequeño descuido y me tumbaría me daba la sensación de que la clase había terminado y nosotras seguíamos peleando, hasta que Ranma se pronunció.

- Ya he tenido suficiente, pueden parar ustedes dos. - dijo apuntando algo en una libreta que el profesor le había dado.

Yo paré al instante y me di la vuelta para volver a los vestuarios, y poder cambiarme, ya que la clase al fin y al cabo sí que había terminado de verdad vi que Ranma también se iba en otra dirección siguiendo apuntando algo en su libreta, a lo que sentí un fuerte golpe en mi espalda, salí disparada rodando por el suelo, hasta llegar a darme con la esquina de una pared, me había destrozado la espalda, no podía mover un músculo, solo pude girar mi cara y ver como mi compañera volvía con fuerza a patearme en estómago a patadas.

- ESO NO IBA A QUEDAR ASI, IDIOTA, QUE TE PENSABAS QUE TE IBAS A IR DE ROSITAS!!!. - daba un golpe detrás de otro, y no paraba, cada uno con más fuerza.

Hasta que por fin vi dos manchas negras que se acercaban a ella y la sujetaban de los brazos, el profesor era lo suficientemente corpulento como para cogerla de un brazo y sacarla casi a arrastras. mientras Ranma se quedó arrodillado a mi lado, intentando ayudarme a levantarme.

- ¡No me toques!. - como si no tuviera suficientes problemas con mis compañeras como para que ahora todas se pongan cachondas y envidiosas por qué vivo en la misma casa que el nuevo ayudante de profesor.

- Solo intento ayudarte, ¡¡Yo no quería provocar nada de esto!!. - hizo caso omiso a mis palabras y me cogió en volandas y me metió en el vestuario.- cámbiate, te espero afuera.

Me duché, me cambié, y me tomé mi tiempo para repasar lo que acababa de pasar. No me podía creer que este chico a parte dé desorganizar mis sentimientos, también desordenar mi vida entera, ahora mis compañeras me odiarían más de lo que ya lo hacen... Parece imposible, pero hasta hace dos minutos se ha visto la primera prueba de ello.

- ¡Me cagó en la mierda! ¿Ya estás? ¿O voy a tener que entrar también a por ti? - oí que decía Ranma desde la puerta del vestuario de las chicas.

- Mal educado, espérate un segundo que ya estoy. - dije dirigiéndome hacia la puerta como pude, me dolían todas las costillas y la columna por las patadas que me había propinado Eda bestia parda.

Ranma me vio salir haciendo gestos con cara de dolor, y vino hacia mí con cara de pocos amigos y me cogió en brazos. 

Ranma ½Donde viven las historias. Descúbrelo ahora