Capítulo cuatro

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"Ten la habilidad de ver lo
común en lo especial."

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[...]

Las doncellas peinaban y vestían a Elaenys de forma tranquila y amena mientras ella parloteaba sin parar.

Unas risas cómplices provinieron de las jóvenes mientras la rubia sonreía con ilusión ante sus pensamientos. Ella estaba completamente segura de que se abriría paso en el corazón del príncipe, no solo tendría un mes si no toda una vida.

El vestido color rojo con bordes de leones dorados era sin duda una costosa prenda de ropa que exponía su elegancia y su porte Lannister, Elaenys no tenía el toque engreído característico de su casa y mucho menos el carácter fuerte y dominante de su madre, pero tenía la belleza. Myrcella Lannister era prima lejana de Jason, se habían casado muy jovenes y después de un varón, a sus vidas llegó su segunda y única hija; Elaenys. La menor había sido siempre rodeada de amor, tanto por sus padres como por sus tíos, Tyland, Jamie y Tyrion, también fue siempre consentida por su abuelo Tywin.

Dos años antes de Elaenys había nacido su hermano; Tommen, quien era el próximo heredero de Casterly Rock y amaba con todo su corazón a su dulce hermana. Las vidas de Elaenys y Aemond había sido muy diferentes, en la vida de la pequeña Lannister jamás hubo riñas familiares, tuvo la dicha de crecer en un ambiente amoroso y familiar que la obligó a vivir en una pequeña burbuja donde creía que el mundo era color de rosa.

Por otro lado, Aemond había vivido su infancia cohibido por su propia sangre, su relación con su hermano y sobrinos no era tan mala ahora pero durante su infancia soñaba con escapar de ese lugar al que debía llamar hogar. Las burlas y los golpes no le faltaron, su padre lo ignoraba y solo contaba con su madre, en algunas ocasiones también Rhaenyra llegó a brindarle afecto, a fin de cuentas era su pequeño hermano, ella se sintió terrible cuando Lucerys le arrebató el ojo, pero ¿cómo podría castigar de la misma forma a su hijo? ese evento creó una brecha entre Aemond y su hermana mayor.

El príncipe se había distanciado de su familia lo suficiente como para no sentirse cercano a nadie que no fuera su madre o su hermana Haelena, con quien casi no hablaba pero seguía estimando. La mayor parte de su tiempo se iba en Vhagar y la biblioteca, no era como Aegon que invertía su vida en vino y burdeles pestilentes, le causaba disgusto el solo imaginarse a él en un lugar como ese.

Si hablamos sobre la personalidad entre Aemond y Elaenys, había diferencias enormes. El príncipe solía ser frío, directo e incluso un poco cruel con cualquier persona, desde que se volvió jinete de Vhagar y un formidable espadachín se convirtió en un hombre arrogante, sin embargo, se veía a si mismo tratando de retener todo eso cuando se topaba con la pequeña Lannister.

La rubia era amable, ingenua y dulce en exceso, era normal siempre ver que las personas a su alrededor sonriendo de forma genuina, era como si contagiase algún tipo de alegría a su entorno. Habían historias que hablaban sobre la arrogancia de los Lannister, pero pocos sabían que esto se debía a su propio entorno familiar. A un león no le interesa la opinión de las ovejas, pero si la de su propia manada.

Matrimonio político | Aemond Targaryen | AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora