La Suerte, La Noche Y El Destino - Betty X Daniel

9. La Noche: La Boda y El tres de espadas

"Júreme Auramaria que no dirá nada, juremelo."

"Se lo juro Betty, pero tampoco es que me esté diciendo mucho Mija, no sé quién es, ni dónde está..." Auramaria estaba sentada enfrente del escritorio de Betty mientras jugueteaba con el manojo de cartas que había traído.

"Sí, pero las del cuartel pueden empezar a sospechar y no estoy lista, él ni siquiera sabe..."

"Ay Betty, usted hágame caso, con todo lo que me ha dicho estoy segura de que está muerto por usted o mínimo mínimo la piensa todos los días." Auramaria, era a quien Betty consideraba su mejor amiga dentro del cuartel, con quién más se llevaba. No sabía si era por su proximidad en edad, o por qué. La personalidad de ella era extrovertida, vibrante, y podría considerarse contraria a la Betty, pero, por alguna razón tenía confianza en hablar con ella. Además, era una mujer con experiencia, ¿Verdad? "Por eso tienen que tomar la iniciativa Betty, sino, se va a dormir en sus laureles y el tinieblo se va a ir... Betty, una tiene necesidades, y si las cosas están medio opacas uno va y las aclara... Les dice aquí estoy y eso quiero... Comunicación Betty."

"No sé Auramaria... ¿Y sí en realidad me estoy imaginando las cosas?" Porque Betty, sabía que era poco probable, ¿Cómo alguien como él se iba a fijar en ella? Solo había sido amable, un caballero, por culpabilidad a lo mejor.

"Mire, Betty, hagamos algo... Usted siga viendo como se comporta, y si ve más señales como las que le dije, es por que tengo razón..." Y Auramaria sabía que tenía razón, ella, quien había observado al espécimen masculino para saber cuándo atacar, las acciones que estaban aplicando en Betty eran, un poco simples, en la opinión de ella, pero románticas, de alguien que está viendo que puede salir de allí. A pesar de que Betty no quisiera compartirle quien es, ni que hacía. "Bueno mija, me voy que deje a Freddy en recepción y después si lo ve el Doctor me va a regañar. Nos vemos."

Auramaria se fue de la oficina de Betty y la dejó pensando. ¿Realmente estaba pasando? ¿Se lo estaba imaginando? No quería ilusionarse, no quería que todo fuese mentira y después su corazón se rompiera en mil pedazos otra vez. Ella quería amar y ser amada, quería vivir su propio cuento de hadas aunque en realismo en ella le dijera que eso no es posible. Y, que fácil era ilusionarse con alguien como él, tan arreglado, tan atento, tan él.

***

"Mija, no se mueva..."

Julia tomaba los mechones del cabello de su hija y los peinaba. Betty iba a una Boda, la primera boda a la que la invitaban y no dejo ni por un momento que Hermes le pusiera un pero, e intento convencer a Betty de cambiar un poco su peinado, una trenza bonita, y le pondría un broche morado como el vestido hermoso que le habían dado. Era de en sueño, se veía carisimo, pero hermoso. Betty se removía un poco incomoda, al final, se iba a dejar su capul, y se había puesto unas medias blancas para tapar un poco más sus piernas.

Cuando se había probado el vestido se había sentido incómoda, como si estuviese vistiendo una piel que no era la de ella, su mamá, por el contrario, casi grita de la emoción al verla. Lo que había derivado a qué, estuviese cambiando su peinado, peinado al que Betty ya se había resignado a llevar, y que, intentará ponerle un poco de rubor.

"Si es una boda como creo que es, Betty, todos irán muy arregladisimos. ¿Está segura que no quiere que la maquille? O vamos al salón al que voy mija, y allí ellas..."

"No mamá, está bien así... No sé preocupe, pasaré desapercibida."

"Ay Mija, usted no se haga pequeña, y disfrute mucho oyó, que me tiene que contar todo cuando venga." Termino de ponerle el broche al lado derecho de su cabeza, era una flor morada, con pequeños cristales lilas y violetas, y unas hojas al rededor,  era hermoso. "Listo, mija... Ya quedó. Está divina Betty."