Al cuatro mes ella compartieron historia.
Era domingo. Un día ideal para salir juntas al aire libre, plan que se vio en el fracaso por la tormenta desatada sobre las calles de la ciudad.
Mónica propuso una idea interesante.
Ir a su antiguo departamento.
María Corina sonrió con cierta nostalgia, mirando con adoración el perfil de la ojiverde que miraba aquel edificio con ojos de extrañeza.
No se había atrevido a preguntarle el porqué se había ido del edificio. Prefería mantenerse al margen de aquello.
Bajaron del auto, sintiendo la fría brisa del estacionamiento envolverlas bruscamente.
Y como en plus, la ojiverde la tomo de la mano, tirando de ella para correr escaleras arriba aquella torre.
La risa nerviosa de María Corina le llenaba de ternura el corazón, y la risita de bebé de Mónica simplemente le causaba alegría a la mayor.
Llegaron al último piso casi sin aliento. La mayor no era fan del deporte y la mala alimentación de la ojiverde no ayuda del todo en aquella maratón.
Mónica guardo silencio y miro ambas puertas. Recordando sus citas nocturnas con la mayor.
Abrió la puerta de su departamento, que a diferencia del otro, este estaba impecable.
Maria Corina entro no pudiendo recordar cuando había sido la última vez que había estado en ese departamento.
Sus ojos recorrieron el espacio hasta dar con el piano negro justo en el centro del gran salón.
Suspiró. Le hacían falta las notas en la madrugada para poder dormir.
-. ¿Agua, jugo, café? -, ofreció la ojiverde, mirando con delicadeza a la castaña que no despegaba sus ojos del piano, y quizá, de sus recuerdos.
-. Así estoy bien -, respondió con una cálida sonrisa.
La ojiverde fue por un poco de agua. La maratón le había dejado la boca seca.
-. ¿Quieres que toque?
María Corina sonrió.
-. Puedo hacerlo. Solo si quieres -, musitó aún con los labios cerca del vaso.
María Corina asintió con un brillo único en las pupilas café.
Mónica, sin perder tiempo, se sentó tocando la tapa del piano con añoranza. Llevaba meses sin tocar uno, y a decir verdad, lo extrañaba. Pero había algo en ella que había cambiado, incluso, su amor por el piano.
Las notas suaves dieron paso al silencio que parecía interminable en aquel departamento.
María Corina apoyo sus brazos sobre el piano y su mentón sobre estos, mirando con devoción la concentración de Mónica al momento de mover sus dedos delicadamente por aquella teclas.
Había cambiado. Podía notarlo. El brillo de sus ojos, la coleta en su cabello, sin su chaqueta y la venda sobre su muñeca.
Trago en seco, queriendo alejar de su mente la imagen de aquella herida abierta y profunda.
La dulce melodías había parado. Ahora podía escuchar como su corazón iba a la par de las notas de "Solas", aquella melodía que transmitía melancolía.
Y así, de manera imperceptible, iba de una melodía a otra.
Termino con un nudo en la garganta, la vista húmeda y una añoranza por conseguir la respuesta de como salvar a Mónica.
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Shameless ©
RomanceSu primera cita no fue típica, tampoco la segunda y mucho menos la tercera. Ella no era típica y su historia tampoco lo seria. Basada en: María Corina Machado. Empezada el 09/01/2016 Terminada el 18/06/2016