capítulo 8

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—¡Esto es una locura! —chillo emocionada al ver la pista.

¡Quiero correr!

El sonido de las motos cada vez que alcanzaban una gran velocidad hacía que las palabras que estaba diciendo Daniel desaparecieran.

¡Qué sonido más lindo!

¡Me encanta!

Un escalofrío me recorre cuando todas pasan frente a nosotros a una velocidad abisamal.

¡Estamos en la primera fila!

¡Cómo puede existir un lugar así!

¡Cómo no había venido antes!

El lugar era enorme, la maya frente a mi cuerpo nos dividía de la pista en forma ovalada donde los competidores estaba dando una vuelta de calentamiento. El lugar estaba repleto de personas. Juraría que más de la mitad no se estaban quedando en la isla.

Gritos, bebidas, comida, personas, colores, peleas, el sol quemando a más no poder.

Por suerte Shane me prestó una de sus gorras haciendo que el impacto contra mi rostro sea menor, aunque de cierta forma me queda un poco grande.

—Nunca me imaginé que en este lugar hubiera tantas personas —dice Daniel mirando a su alrededor.

Hoy estaba vestido con un short verde y una camisa blanca. Al igual que yo tenía una gorra, pero la mayoría de sus mechones seguían en su lugar.

—¡¿No es increíble?! —chilla Lilian mirando el lugar.

Estaba vestida con un short azul y un pullover rosado claro con una carita feliz que terminaba dentro del short acentuando su cintura, su pelo castaño caía por toda su espalda mientras una gafas cuadradas transparente adornaba su rostro.

La mayoría de las personas que la habían visto les habían pedido fotos y autógrafos, claramente ella les trataba con respeto, pero intentaba pasar desapercibida.

—Cariño, yo monto todo el tiempo —alardea Daniel haciendo que ruede los ojos —yo vivo esto cada día.

Él me ve montar, esta velocidad muy pocas veces él las alcanza.

—Increíble que sigas vivo —suelta Addie con sarcasmo haciendo que suelte una risita.

—¿Alago o insulto?

—Como quieras tomarlo —le señala con su bebida antes de mirar al frente.

Estaba con un short ancho blanco y una blusa ajustada naranja sin mangas más arriba del ombligo. Su pelo estaba bien peinado hacia atrás destacando el verde de sus ojos lo cuales seguían los movimiento de los competidores. Estaba sentada en las gradas sujetando con una mano su bebida antes de llevara a sus labios y con la otra un par de gafas.

Al igual que Lilian varias personas se les acercaba, pero ella las esquivaba dejándole el gentío a la castaña.

Frente a nosotros estaba la línea de salida y las marcas donde se tiene que ubicar cada corredor. El sonido del motor de las motos parecía una hermosa melodía a nuestro alrededor.

Habían pasado tres días después que mamá se fuera. Me sentía mal por no haberla despedido como quería ya que no la vi partir, sobre todo que no pude disculparme por tratarla así y la discusión que ocurrió en mi imaginación. Aunque intente llamarla varias veces, mi orgullo me lo impedía a toda costa.

Después de eso, Shane volvió a su habitación y todo volvió a la normal. Expecto por nuestra relación, de cierta forma nos volvimos más, cercano.

La idea de besarle crecía cada día más.

Un Mes a tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora