— ¿¡Están listos para rock and rollear!? — Gritó un chico desde la pequeña tarima, el cual se encontraba sentado detrás de una batería.
La multitud de personas gritó entusiasmada. Me encontraba, al parecer, en un centro de rock clandestino.
Mientras observaba a los chicos de la banda boquiabierta, Equis subió a la tarima y tomó una guitarra eléctrica.
— ¿¡Equis!?— Exclamé asombrada dando un paso atrás.
— ¡¿Qué tal si comenzamos a rockear?!— Preguntó nuevamente el chico de la batería.
La multitud reiteró sus gritos.
Unos segundos después la banda comenzó a tocar estrepitosamente. El ruido era tan molesto y fuerte que sentí el apocalipsis en mis oídos.
El público saltaba y agitaba la cabeza locamente, parecía una total masa de drogadictos esquizofrénicos.
Las trenzas rastas y las argollas por doquier le daban un toque vagabundezco a la multitud.
¿Existe la palabra: "vagabundezco"?
De a poco fui colándome entre las personas, todas tatuadas y sudorosas. Sus brillantes y mojadas pieles rozaban la mía, lo que me provocaba nauseas. Lastimosamente una axila peluda y apestosa impactó contra mi rostro, creí que ese sería mi fin.
— ¡Oh Dios! — Grité asqueada.
Inmediatamente Equis dejó de tocar y comenzó a deslizar su mirada por el público, y cuando finalmente me encontró se bajó de la pequeña tarima.
De a poco se coló entre las personas que gritaban en sus oídos y le detenían el paso agarrando su camiseta negra.
— ¿¡Qué haces aquí!?— Exclamó agarrando mi brazo con el ceño fruncido.
— ¡Sabía que no eras un traficante de órganos, ni tenías un bar de streaptease!— Respondí emocionada al ver que había notado mi presencia.
— ¿¡Por qué estás aquí!?— El tono de su voz era fuerte y molesto, pero a la vez preocupado. Las luces de colores me iluminaron el rostro unos segundos.
— ¿Cómo supiste que estaba entre el público?— Pregunté extrañada.
— ¡Conocería tu voz chillona y molesta a kilómetros! — Noté que cada segundo que pasaba se molestaba más y más.
— ¿Sabes? Vine a hacerte una pregunta. ¿Por qué llamaste a mi puerta en la madrugada?
— ¡Te tienes que ir!— Respondió agitadamente jalándome del brazo.
— ¿Por qué?
— ¡No puedes estar aquí!
— ¿Por qué?
— ¡Porque no tienes la autorización!
— ¿Por qué?
— ¡Porque la banda no te la ha otorgado!
— ¿Por qué?
— ¡Porque no te conocemos!
— ¿Por qué?
— ¡Basta!— Gritó agarrando mis hombros.— ¡No vuelvas a decir por qué en lo que te queda de vida!
— ¿Por qué?
Equis me lanzó una mirada acribillante y amenazadora, por lo que rápidamente miré hacia el suelo y bajé la guardia, luego me miró decepcionado, suspiró y tomó mi mano, finalmente nos alejamos de la multitud.
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Equis. (En proceso)
Novela JuvenilRecién me mudé al edificio y no conozco nada sobre el chico del piso de abajo. Todos le llaman Equis, pero nadie conoce realmente su nombre. No establece ningún tipo de relación con las personas, por lo que se desconoce si tiene un empleo o aún asis...