La noche había caído, y ambos jóvenes se preparaban para la cena que tendrían más tarde, cada uno con sus nervios y tiempos para alistarse.Por un lado, la morocha terminaba de plancharse el pelo mientras escuchaba a Emilia a todo volumen de fondo. Mientras tanto, Enzo ya estaba listo con su traje negro, zapatillas combinadas y mucho perfume. A diferencia de la morocha, él practicaba cómo presentarla ante sus compañeros y cómo tratarla en ese momento.
¿Debería sostener su mano? ¿Tratarla como amiga? ¿Tratarla como pareja, como lo hacían todos allí? ¿Cómo reaccionarían los demás al saber que hace unas semanas estaba con otra chica?
Miles de preguntas pasaban por su cabeza. No podía callar la voz que lo atormentaba. Se fijó la hora por décima vez, y esta vez sí, era el momento de salir si no querían llegar tarde. Entonces, se acercó a la habitación de su compañera para ver cómo iba.
—¿Ya estás lista? —preguntó él, asomado en la puerta.
—Me falta ponerme el gloss y vestirme. —Lo miró ella, apurándose a delinearse los labios.
—Bueno, te espero en la entrada. No tardes, es un viaje largo —le avisó él, yendo hacia el recibidor.
—Bueno —respondió ella, levantándose y agarrando el vestido que estaba sobre su cama.
Al verse con el vestido puesto, se sintió satisfecha con su imagen. Se aplicó perfume, se puso el gloss y agarró su cartera, asegurándose de no olvidar nada. Fue entonces hacia donde Enzo la esperaba.
Él miraba su teléfono para pasar el tiempo. Antonella aclaró la garganta para que él notara su presencia. Al verla, se quedó boquiabierto; no podía creer que ella fuese real.
Se levantó y le ofreció la mano a la morocha, quien la tomó gustosa. Ambos se sonrieron.
—Estás hermosa, Anto —dijo él, sinceramente.
—Gracias, Enzo —respondió ella, sonrojada—. Vos también estás lindo, eh.
Él se rió y mordió su labio. Salieron y cerró la puerta tras de sí. La guió hasta la puerta de su auto negro polarizado y le abrió la puerta del copiloto para que pasara. Luego, dio la vuelta y se sentó en su lugar. Pusieron música y charlaron durante el viaje.
El trayecto fue tranquilo, pero ambos se prestaban mucha atención. Enzo estaba nervioso por lo que dirían sus compañeros, ya que siempre lo molestaban diciendo que nunca se quedaba con una chica. Antonella, en cambio, estaba nerviosa porque sería un lugar nuevo para ella y no conocía a nadie más que a Enzo.
—Anto —dijo él, interrumpiendo los pensamientos de la castaña—. Ya llegamos.
—Ah, bien —dijo ella, tomando su cartera y bajando del auto. Temblaba como un cachorro asustado, y Enzo lo notó.
—Vamos, yo me voy a quedar con vos. Tranquila, confía en mí —le dijo él, mirándola a los ojos y ofreciéndole su mano como apoyo.
Ella sonrió y aceptó su mano. Caminaron hasta el lugar donde sería la cena, y al llegar, todos los miraron. Enzo sonreía incómodo y Antonella no tenía reacción; ninguno sabía qué hacer.
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can't help falling in love ; e. fernandez
Fanfiction.𖥔 ݁ ˖๋ ࣭ ⭑ || wise men say "only fools rush in" but I can't help falling in love with you shall i stay, would it be a sin? if i can't help falling in love with you