El examen de caballería y un encuentro particular

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Han pasado dos años en la aldea de Hage. Asta y Yuno habían crecido considerablemente, tanto en físico como en habilidades. Yuno, con su magia de viento, había llegado a un nivel impresionante, controlando sus hechizos con una elegancia natural. Asta, por su parte, continuaba fortaleciendo su cuerpo y mejorando el control sobre su espada de antimagia, aunque seguía sin poder usar magia.

Ahora, con 15 años, ambos estaban en el umbral de un gran cambio: Yuno estaba listo para ir a la Torre de Grimorios a recibir su grimorio oficial. Asta, por otro lado, aunque sabía que no recibiría un grimorio convencional, había decidido acompañar a su hermano en este importante día.

La mañana era fresca y llena de expectativa. En la iglesia de Hage, los niños más pequeños, Nash, Recca, Aruru, y Hollo, ya no eran tan pequeños como antes. Nash y Recca, con 10 y 9 años respectivamente, estaban emocionados de ver a Yuno dar este gran paso, mientras que Aruru y Hollo, con 8 años, miraban con admiración a sus hermanos mayores.

"¡Buena suerte, Yuno!" —gritó Nash, emocionado—. "¡Vas a conseguir el mejor grimorio!"

"¡Te convertirás en el caballero mágico más fuerte!" —agregó Recca, sonriendo de oreja a oreja.

Aruru y Hollo, siempre tímidos, se acercaron lentamente. — "Nos vas a cuidar a todos cuando seas caballero, ¿verdad, Yuno?" —preguntó Hollo, mirándolo con sus grandes ojos.

"Siempre lo haré." —respondió Yuno, sonriendo suavemente mientras se inclinaba para acariciar la cabeza de su hermano menor—. "Ustedes siempre estarán a salvo, lo prometo."

Asta observaba la escena con una gran sonrisa. Aunque sabía que este era el día de Yuno, estaba orgulloso de su hermano y emocionado por lo que estaba por venir. Se acercó y puso una mano en el hombro de Yuno, mirándolo con determinación.

"¡Vamos, Yuno! Hoy es tu día, y estaré contigo todo el camino. No recibiré un grimorio como tú, pero no me perdería esto por nada."

Yuno asintió, apreciando la compañía de su hermano mayor. Sabía que Asta, a pesar de no tener magia, lo apoyaba en todo momento y en cada desafío.

"Me alegra que estés conmigo, Asta. No sé qué nos espera, pero juntos siempre hemos sido más fuertes."

La hermana Lily y el padre Orsi estaban a un lado, observando con una mezcla de orgullo y melancolía. Sabían que este momento marcaría el inicio de la verdadera travesía de Yuno y, eventualmente, también la de Asta.

"Yuno, Asta..." —comenzó la hermana Lily, con una sonrisa cálida—. "No importa qué pase hoy, lo importante es que recuerden siempre de dónde vienen. Ustedes son nuestros hijos, y estamos muy orgullosos de todo lo que han logrado hasta ahora. Que el futuro los llene de bendiciones y fortaleza."

El padre Orsi, con su risa ronca, agregó—: "Recuerden que, sin importar lo lejos que lleguen, siempre serán bienvenidos aquí, en su hogar. ¡Ahora vayan y consigan ese grimorio, Yuno!"

"¡Lo haré!" —respondió Yuno, con su habitual tono serio pero decidido.

Asta no pudo evitar soltar una carcajada. — "¡Venga, Yuno! ¡Voy a estar ahí para asegurarme de que no te pongas demasiado serio frente a todos!"

Después de las palabras de despedida, Asta y Yuno comenzaron su camino hacia la Torre de Grimorios. La torre se encontraba a una corta distancia del pueblo, en el corazón de un pequeño valle rodeado de árboles antiguos. El ambiente estaba lleno de emoción y expectativas, no solo para Yuno, sino para todos los jóvenes que acudirían a recibir sus grimorios ese día.

La princesa de agua y el demonio plebeyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora