El combate comenzó. Yuno, sin perder un segundo, abrió su grimorio de cuatro hojas y comenzó a lanzar ráfagas de viento dirigidas hacia Asta. Sus hechizos eran rápidos y precisos, mostrando el control absoluto que tenía sobre su magia.
"¡Magia de viento: Cuchillas de Tormenta!" exclamó Yuno mientras varias cuchillas de aire cortante avanzaban velozmente hacia su oponente.
Asta, con una calma inusual, sostuvo a Danma frente a él, usando la hoja para desviar las ráfagas de viento. Cada vez que las cuchillas tocaban su espada, eran anuladas en un instante. Asta sonrió al ver que su antimagia funcionaba a la perfección.
"¡Vamos, Yuno! ¡Pensé que ibas a darme una pelea seria!" dijo Asta, intentando motivar a su hermano adoptivo.
Yuno, con el ceño fruncido, canalizó su magia nuevamente. Sabía que Asta no tenía magia, pero la habilidad de anular sus hechizos lo ponía en una gran ventaja, y Yuno no estaba dispuesto a retroceder. De inmediato, aumentó la intensidad de su magia, rodeándose de una barrera de viento para protegerse y lanzando una ráfaga aún mayor.
Pero Asta, demostrando su gran velocidad y habilidad física, comenzó a moverse rápidamente por el campo de batalla. Era evidente que había entrenado su cuerpo al límite, esquivando los ataques de viento y buscando un ángulo para acercarse. Al final, Asta dio un salto, levantando su espada hacia Yuno, y en un movimiento rápido, logró rozarlo con la hoja de Danma, deshaciendo la barrera de viento sin lastimarlo.
La multitud en el coliseo contuvo la respiración. Ninguno de los presentes esperaba que el chico sin magia lograra tocar al portador del grimorio de cuatro hojas. Los capitanes, que hasta ahora habían estado observando en silencio, intercambiaron miradas de interés. Incluso Yami esbozó una sonrisa de satisfacción, mientras Vangeance observaba atentamente, pensativo.
El combate finalizó en ese instante. Ambos hermanos se miraron, respirando con esfuerzo, pero con sonrisas en el rostro.
"Buen combate, Yuno. Te dije que no iba a perder," declaró Asta, enérgico.
Yuno solo asintió, sin decir mucho, pero con una ligera sonrisa que dejaba claro que el respeto entre ellos solo había crecido. Aplaudiendo mutuamente, ambos regresaron a la fila, listos para la próxima etapa.
Luego de que todos los combates finalizaran, llegó el momento de las selecciones. Los aspirantes fueron llamados uno a uno para presentarse ante los capitanes. Al final, los números 144 y 145 fueron llamados: Yuno y Asta.
Yuno fue el primero en avanzar hacia el frente. Caminó con la cabeza en alto, aunque en su interior sentía una ligera tensión. Cuando se posicionó en el centro, miró a los capitanes y notó, con sorpresa, que todos habían levantado la mano, ofreciéndole un lugar en sus respectivas órdenes. Sintió una mezcla de orgullo y presión, pues no era fácil tomar una decisión con tantas opciones.
Con una ligera mirada de reojo, buscó a Asta entre la multitud, buscando algo de apoyo en su hermano.
Asta le devolvió la mirada con una sonrisa radiante. "Vamos, Yuno," le dijo, "confía en tu decisión. No importa cuál elijas, serás el mejor."
Yuno, aún más motivado, asintió y se volvió hacia los capitanes. Con voz firme, declaró: "Elijo al Amanecer Dorado."
Los capitanes asintieron, y William Vangeance, el capitán de Amanecer Dorado, sonrió bajo su máscara, satisfecho con la elección.
Asta dio un paso al frente, nervioso pero determinado, esperando la misma emoción que acababa de vivir Yuno. Sin embargo, para su sorpresa, ningún capitán levantó la mano. La expectación del momento se tornó en un murmullo bajo de los aspirantes, mientras Yuno, en el fondo, fruncía el ceño, sin poder creer lo que estaba sucediendo.
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La princesa de agua y el demonio plebeyo
Fiksi PenggemarAsta un niño que en un mundo donde la magia lo es todo, nace sin una pizaca de ella; por otro lado, Noelle, de cuna real, pero sin poder controlar su gran cantidad de mana, siendo relegada de su familia; dos lados opuestos del reino del trebol, cono...