Un extraño juego

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¡Estaba feliz con mi nueva chamba!

Pasar una linda tarde con una dulce niña en una bella casa, la paga era muy buena y además cuando se lo conté a mamá se puso orgullosa.

¡Todo iba de rechupete!

O al menos eso creí hasta el día siguiente.

Esa tarde hacia calor, así que me puse un lindo vestido fresco.

Llegué puntualmente, saludé cordialmente a la señora Schleine, me encontré con Ray y la abracé. Fuimos a hacer su tarea, para lo cuál mi presencia era inútil, pero bueno. Luego vimos TV un rato y pusimos una peli.

Curiosamente, Ray sugirió ver "Rugrats, la película" está vez. Creí que preferiría ver "Oppenheimer" o algo así. Yo amo Rugrats, así que no protesté. Ambas disfrutamos de la peli y está vez yo me adelanté a preparar las palomitas y el refresco. Ray se divirtió mucho viendo Rugrats, parece que los bebés le daban mucha ternura. Nuevamente, se la veía como a una niña de su edad. Lo cuál disfruté, ese fue el último momento normal que pasé en esa casa.

Molly: ¿Te gustó la película Ray?

Ray: ¡Siii! jijiji... fue divertido cuando le cambiaron el pañal con popó a Dil y él les respondió con un chorro de pipí jijiji...

Molly: ¡Sí! O cuando Dil le quitó el pañal a Tommy jeje...

Ray: ¡Ayy! ¡Eso me mató! Jijiji...

Molly: Jejeje, los bebés son muy divertidos. ¿Qué dices si ahora vemos Rugrats en París?

Ray: ¡Suena bien! ¿Pero sabes? Tengo ganas de hacer...ehh...otra cosa...

Ray empezó a ponerse tímida.

Molly: Ohh ¿Otra cosa? ¡Cómo qué?

Ray: bueenoooo... eh... yo... yo quisiera... Olvídalo... ¡Mejor pongamos otra película!

Molly: ¡¿Pero qué?! ¿Qué es lo que quieres hacer que te da vergüenza? ¿Y por qué te apena tanto?

Ray: es que yo... yo quería... jugar a un ju...juego contigo...

Dijo mientras jugaba tímidamente con sus manitos.

Molly: ¡Bueno, perfecto! ¡Dime qué juego quieres jugar! ¡Sin miedo!

Ray: ¿Prometes no enojarte?

Molly: ¡Pero corazón! ¿Cómo podría enojarme contigo? ¡Eres una niña encantadora! ¡Ya te lo dije! ¡Vamos, dime tu juego!

Entonces Ray tomó algo de confianza y sacó un gran pañuelo negro.

Ray: Bu...bueno. Él juego es así. Te vendo los ojos, luego tú me sigues y haces lo que te indique, y por nada, ¡por nada del mundo te quites la venda! ¡Cuando yo te quite la venda, recibirás una gran sorpresa!

Explicó ella, sonriendo con entusiasmo. Todo parecía muy inocente y divertido, así que le sonreí.

Molly: ¡Ohh! ¿Una sorpresa? ¿Que creés? ¡Me encantan las sorpresas! ¡Con gusto jugaré tu juego!...¡Hermana mayor! (Guiñándole el ojo)

Ray: ¡Muy bien hermanita, juguemos! Y... sí no te gusta la sorpresa que tengo para ti... ¿Prometes no enojarte?

Me rogó, poniéndose tímida otra vez. Yo asumí que no podía ser nada malo, lo que sea que quería mostrarme, así que asentí.

Molly: ¡Lo prometo, hermana mayor!

Entonces Ray sonrió de oreja a oreja.

Ray: ¡Genial! Bueno hermanita, ¡agáchate para que te ponga la venda!

Mi Primera ChambaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora