Estaba cansada, me dolía la cabeza y lo único que quería era llegar a mi apartamento y meterme a la ducha. Esperaba que el agua caliente me ayudara a deshacer los nudos que sentía en la espalda y el cuello. Todo era culpa de mi estúpido supervisor; si él no hubiera perdido los últimos informes que redacté y entregué en tiempo y forma, esa noche habría salido de la oficina a la misma hora de siempre.
A las once estaba llegando al edificio donde vivía. Subí las escaleras como de costumbre, pero a diferencia de otros días, esa noche el silencio se asentaba a mi alrededor. Cuando llegué a la puerta de mi departamento, lo primero que vi fue la caja de cartón que se encontraba frente a ella; y de repente, el meterme al agua caliente ya no fue tan importante. Hace algunos días, una amiga que vive en España me escribió diciéndome que me enviaría un paquete muy especial. Una semana atrás había sido mi cumpleaños, y creo que le pareció buena idea enviarme algo para sopesar su ausencia por quinto año consecutivo.
Me encaminé deprisa hacia la caja, la tomé y, aunque esta pesaba menos de lo que su tamaño me hizo imaginar, con trabajo abrí la puerta y encendí las luces. Ni siquiera coloqué las llaves en su lugar; emocionada y con la curiosidad carcomiendo cada parte de mi cuerpo, me dirigí a la mesa en medio del vestíbulo. Las ansias de ver qué me había mandado Verónica me hicieron abrir la caja con rapidez, pero en cuanto el regalo quedó al descubierto, la duda se asentó sobre mí. ¿Realmente me había mandado una muñeca de porcelana?
Sin ponerme a pensar que nos separaban ocho horas, tomé mi celular y marqué su número. Como era de esperar, no respondió. Suspiré, dejé mi bolso y las llaves sobre la mesa y me fui a mi habitación.
A las tres de la mañana, la necesidad de ir al baño me despertó. Me levanté de la cama, somnolienta, y cuando estaba a punto de abrir la puerta del baño, un fuerte ruido proveniente de la cocina, como si un vaso de cristal se rompiera contra el suelo, me detuvo de golpe y envió un escalofrío a todo mi cuerpo. Me quedé estática por unos segundos a la espera de que otro ruido apareciera, mientras mi mirada se dirigía al buró junto a mi cama calculando lo rápido que llegaría a él para tomar mi celular y llamar a la policía.
Pero el ruido ya estaba ahí, y mi valentía se esfumó cuando una risa estridente llegó a mis oídos para después cuartearse en un gorgoteo que terminó en un sollozo que se aproximaba a la recámara.
La puerta de mi habitación comenzó a abrirse. ¡Estaba ahí! Quise moverme, ir al buró y tomar mi celular, pero mi cuerpo no me respondió. Poco después, una pequeña sombra de no más de cuarenta centímetros se asomó por la puerta y se acercó a mí con pasos cortos.
—Eres mía. —Una voz aguda y chirriante salió de la muñeca, como si dos tazas de porcelana chocaran con cada palabra.
Con el último paso que dio pude verla realmente; sus ojos oscuros estaban dilatados e inexpresivos, y su piel de porcelana se había cuarteado, como si hubiera sido pegada a algo que luchaba por salir. Retrocedí un paso. La muñeca se detuvo y ladeó la cabeza en un robótico y espasmódico movimiento.
—Eres mía —repitió con el mismo tono y un eco grave siguió sus palabras esta vez.
Mi cuerpo al fin respondió y salí despedida hacia la puerta de la habitación. Un dolor embistió mi pie cuando atravesé la sala, y me detuve para quitar el pedazo de vidrio que se había enterrado en mi planta.
—Eres mía.
Mis movimientos se detuvieron y con lentitud volteé a la puerta de mi habitación, no obstante, ahí no había nada, solo una penetrante oscuridad que enviaba a todo mi cuerpo una inexplicable necesidad de correr, de huir. Retiré el pedazo de cristal y cuando volví a voltear hacia la puerta, ahí estaba ella.
—Eres mía.
Me estremecí y, con los latidos de mi corazón retumbando en mis oídos, la vi acercarse y levantar sus pequeños brazos hacia mí, en una petición silenciosa para que la tomara. Retrocedí y giré para regresar a la habitación y encerrarme en ella, pero al dar el primer paso, resbalé con mi propia sangre. Me golpeé la cabeza y, cuando me repuse un poco del golpe, la muñeca ya estaba junto a mí. Se inclinó; una de sus pequeñas manos se posicionó sobre mi frente, y una sonrisa se dibujó en sus finos labios cuarteados.
—Eres mía.
De pronto, los ojos comenzaron a pesarme y a dolerme, y sin que pudiera evitarlo, sucumbí al terrible sueño. Cuando volví a abrirlos, la claridad de un nuevo día entraba por la ventana. No estaba en mi habitación, sino en la sala de mi departamento.
Todo fue un sueño, pesé con alivio, pero cuando quise levantarme e ir por la muñeca para deshacerme de ella, mi cuerpo se negó a obedecerme, y la desesperación comenzó a apoderarse de mí, hasta que el clic que hizo la puerta del apartamento al cerrarse captó mi atención.
—Mira, llegó un paquete desde España.
La sorpresa al oír mi voz se transformó en algo helado que recorrió mi espina. Entonces, alguien me tomó entre sus brazos y, cuando mi mirada se fijó en aquella persona que me sujetaba, no podía creer lo que estaba viendo. Era yo, pero al mismo tiempo no.
—Prometo que te buscaré un buen cuerpo.
Y con una sonrisa dibujándose en sus labios, esa persona que era yo, pero al mismo tiempo no, me metió en la misma caja que una noche antes abrí con entusiasmo.
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No sé si sea por el mes, pero me ha dado mucho por escribir este tipo de historias 😅. Espero les haya gustado esta pequeña historia que, a decir verdad, me costó mucho trabajo. ¡No es fácil imaginar una historia nueva de una semana a otra, escribirla en tan solo dos, por mucho tres días y plasmarla en tan solo mil palabras! A estas alturas me pregunto, ¿en qué problema me metí? 😪 En fin, sin más que decir nos seguiremos leyendo.
Agradecimiento especial a Fer_F_E por ser la luz que aclaró mi cabeza cuando más lo necesitaba y la que le echo un vistazo a esta historia para hacerme ver esos errores que yo no vi a pesar de leer la historia más de veinte veces (sin exagerar). Gracias, Fer, eres la mejor 😊💕💕.
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Bajo la luz de la luna
FantasyDiversos relatos que te conducirán a un viaje lleno de emociones. Desde historias de amor y romance, hasta narraciones de fantasía, suspenso y terror. Espero lo disfrutes.