𝓽𝓻𝓮𝓼.

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La semana había pasado desde que [T/N] se fue a Kioto, y la ausencia de su risa y su presencia llenaba el aire de una tristeza palpable.

Gojo regresó de su misión en Akita, el cansancio visible en su rostro, pero su mente solo podía pensar en ella. La idea de buscarla lo consumía; no podía soportar el hecho de que había destruido su relación y ahora, la única persona que realmente lo conocía estaba lejos.

Regresar a la escuela fue como regresar a un mundo de sombras, donde cada rincón parecía recordarle lo que había perdido. Al entrar en la sala de profesores, se sintió abrumado por la tensión del lugar. La risa de los estudiantes en los pasillos se sentía lejana y ajena, un eco que no lograba alcanzarlo.

Mientras caminaba, sus pensamientos se centraban en [T/N]. La desesperación de no poder comunicarse con ella le carcomía por dentro. Había intentado contactarla de mil formas, pero estaba completamente bloqueado. La idea de que pudiera estar enojada con él era como un peso sobre su pecho. Solo necesitaba una oportunidad para disculparse, para explicar lo que había sucedido.

Cuando entró en el salón de descanso, encontró a Megumi hablando por teléfono, en un rincón apartado, su voz sonaba alegre y su rostro demostraba cariño y añoranza.—Sí, yo estoy bien aquí. ¿Y tú? ¿Has podido avanzar bien en tu misión? Me preocupa que estés en peligro constante con tantas maldiciones, por favor, cuídate.

La imagen de Megumi con el teléfono en la mano y la expresión de felicidad en su rostro hizo que el corazón de Satoru se acelerara. Se acercó, decidido a escuchar, aunque ya sabía quién estaba al otro lado del teléfono, pero necesitaba asegurarse. Fue ahí cuando se dio cuenta de que la voz que escuchaba al otro lado de la línea era la de [T/N].

—No, no, no... —murmuró para sí mismo, sintiendo una mezcla de desesperación y angustia. Con un impulso, salió de su escondite y se dirigió hacia Megumi, tratando de no pensar en lo que iba a hacer.

—¡Megumi! —exclamó, y el chico giró su cabeza, sorprendido al ver a su profesor.

—¿Satoru? —dijo, su tono un tanto desconcertado que fue sustituido rápidamente por un ceño fruncido—No puedo hablar ahora —dijo con un tono firme y decidido. —Lo siento, pero debo colgar, él está aquí, ya llegó.

Satoru sintió que una ola de pánico lo invadía. Sin pensarlo, se lanzó hacia Megumi, intentando quitarle el teléfono.

—¡Megumi, dame eso! —exclamó, su voz cargada de desesperación. —Necesito hablar con ella, por favor, ¡dámelo!

Megumi se apartó, protegiendo el teléfono con su cuerpo. La mirada de Satoru se volvió intensa, casi suplicante.

—¡No, Gojo! —respondió Megumi, su tono cambiando a uno de furia—. ¿Qué parte de "no" no entiendes?

Con un movimiento rápido, Satoru logró atrapar el teléfono, pero justo en ese momento, [T/N] colgó. El sonido del tono de la llamada finalizada resonó en el aire, y Satoru sintió como si el suelo se abriera debajo de él.

—¡No! —gritó, frustrado. Se volvió hacia Megumi, quien lo miraba con una mezcla de ira y decepción.

—¿De verdad crees que mereces hablar con ella? —Megumi se acercó, su voz baja pero intensa—. ¿Con lo que hiciste para que ella se alejara? ¡Eso fue imperdonable! Para mí, ella fue como una madre, y tú le hiciste esto.

Satoru sintió que su corazón se encogía ante las palabras de Megumi. Recordó cómo [T/N] había estado allí para ellos, siempre brindando apoyo y amor incondicional. La culpa lo invadió de nuevo.

—No sabía lo que hacía, Megumi —dijo, su voz quebrándose. —Lo arruiné, lo sé. No soy la persona que ella merece, pero estoy dispuesto a cambiar. Solo necesito una oportunidad para explicarle.

𝐓𝐑𝐀𝐈𝐓𝐎𝐑 ; 𝐆𝐎𝐉𝐎 𝐒𝐀𝐓𝐎𝐑𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora