Capitulo 5: El eco de las alas

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Los días previos al concurso parecían alargarse indefinidamente, como si el tiempo quisiera poner a prueba la paciencia de Sofía. Cada vez que pasaba frente a la sala de arte, una punzada de nervios la atravesaba, recordándole que su dibujo estaba allí, expuesto para que otros lo juzgaran. Nunca antes se había sentido tan vulnerable. Aunque el apoyo de Rafaela y Rafelina era constante, una parte de ella seguía temiendo que todo terminara en decepción.

-No te preocupes tanto -le decía Rafelina durante el almuerzo, notando su expresión inquieta-. Lo difícil ya pasó. Te atreviste a mostrarte. Ahora solo queda ver lo que sucede.

Sofía asentía, pero no podía evitar imaginar los comentarios que otros estudiantes harían al ver su obra. Sabía que no todos apreciarían el significado detrás de las mariposas y las sombras. Temía que algunos lo consideraran demasiado simple o incluso pretencioso. Sin embargo, estaba comenzando a comprender que, como Oscar había dicho, lo importante era que su arte fuera sincero. Y en su dibujo había puesto todo su corazón, su dolor y su esperanza.

Finalmente, llegó el día del concurso. El gimnasio de la escuela se había convertido en una galería improvisada, con las paredes cubiertas de dibujos, pinturas y esculturas. Había luces enfocadas en cada obra, creando un ambiente casi solemne. Sofía llegó acompañada de sus amigas, con el estómago revuelto y las manos frías.

-Respira, todo saldrá bien -susurró Rafaela, apretándole el brazo con suavidad.

Sofía hizo un esfuerzo por calmarse y entró en el gimnasio. Mientras caminaban entre las obras expuestas, se encontró admirando los trabajos de los demás: algunos retrataban paisajes llenos de vida, otros eran composiciones abstractas que desafiaban la comprensión, pero todos parecían tener una historia que contar. Finalmente, alcanzaron la sección donde se encontraba su propio dibujo. Al verlo allí, enmarcado y expuesto bajo la luz, una oleada de emociones la invadió.

Las mariposas brillaban con un contraste casi mágico contra las sombras oscuras que la rodeaban. Era la primera vez que veía su trabajo de esa manera, en un espacio abierto, y se sintió aliviada de haber logrado terminarlo, de haberse atrevido. Mientras lo observaba, escuchó un murmullo de voces detrás de ella.

-Es interesante, ¿no? -comentó una chica que no conocía-. Las mariposas parecen querer escapar de la oscuridad, como si estuvieran liberándose de algo.

Otro estudiante agregó: -Sí, es como si representara una lucha interna. Me gusta la forma en que la tristeza y la esperanza se mezclan.

Sofía se quedó inmóvil, sin saber cómo reaccionar. No conocía a esos chicos, pero sus palabras la conmovieron. Por primera vez, sintió que alguien realmente entendía lo que había intentado plasmar, y eso le dio una pequeña dosis de confianza.

-Sabía que lo harías bien -dijo una voz familiar a su lado.

Sofía se giró y vio a Oscar, quien estaba de pie junto a ella, mirando su dibujo con atención. Su corazón comenzó a latir con fuerza.

-¿Qué... qué te parece? -preguntó Sofía, sintiendo que la voz le temblaba.

Oscar se tomó un momento antes de responder. -Es... auténtico. Me gusta cómo captaste las emociones. No es solo un dibujo, sino una historia. La mariposa, la oscuridad... se siente personal, y eso lo hace especial.

-Gracias, eso significa mucho para mí -respondió Sofía, con una sonrisa tímida.

Oscar le dio una palmada suave en el brazo. -Lo digo en serio. A veces olvidamos que el arte no necesita ser perfecto para ser valioso. Lo importante es lo que transmite.

Sofía asintió, sintiéndose un poco más a gusto. -Tú también expusiste algo, ¿verdad? -dijo, tratando de continuar la conversación.

-Sí, pero esta vez es algo diferente -respondió Oscar, señalando un poco más adelante-. Quise probar un estilo nuevo.

Junto a ellos, el retrato del león que había mostrado en la feria había sido reemplazado por una pintura mucho más abstracta. Colores caóticos se entrelazaban, formando un vórtice de tonos rojos y dorados, con una energía vibrante que casi parecía moverse en la tela.

-Quería experimentar con algo más libre -explicó Oscar-. Me di cuenta de que siempre intentaba controlar cada trazo, y a veces, es mejor dejar que el arte fluya, sin planificarlo todo.

-Es hermoso -dijo Sofía, observando la pintura con atención-. Tiene mucha fuerza. Como si estuvieras tratando de liberar algo.

Oscar la miró con una sonrisa. -Supongo que sí. Tal vez todos estamos tratando de liberarnos de algo.

De repente, la voz de la profesora de arte resonó en el gimnasio, anunciando que era hora de entregar los premios. Sofía sintió una descarga de adrenalina. Aunque había tratado de convencerse de que el resultado no importaba, no podía evitar que la tensión se apoderara de ella.

Los nombres de los ganadores se anunciaron en diferentes categorías. Cuando la profesora llegó a la categoría de dibujo, Sofía apenas podía respirar. La profesora habló con voz pausada, dando énfasis a cada palabra.

-El tercer lugar es para Lucía Estrada, por su retrato de la ciudad -dijo, mientras la joven avanzaba para recibir su premio.

-El segundo lugar es para... -hizo una pequeña pausa-. Sofía Morales, por su obra El vuelo de la mariposa.

Por un instante, Sofía no supo cómo reaccionar. El sonido de los aplausos la sacó de su aturdimiento, y sus amigas la empujaron suavemente hacia el frente, animándola. Caminó hacia la profesora, con las piernas temblando y el corazón a punto de estallar.

Cuando recibió el diploma, miró hacia la multitud y, entre los rostros, vio a Oscar que sonreía y le aplaudía. Al bajar del escenario, él se acercó rápidamente y le dio un apretón en el hombro.

-Lo lograste, Sofía. ¡Estoy tan orgulloso de ti! -dijo, mirándola con una intensidad que la hizo sentirse vista de verdad.

-Gracias, de verdad... No esperaba llegar tan lejos -confesó Sofía, sintiendo cómo la emoción le cerraba la garganta.

Oscar negó con la cabeza, sonriendo. -No deberías sorprenderte. Tú eres capaz de mucho más de lo que crees.

Sofía se permitió sonreír. Había ganado más que un segundo lugar; había ganado confianza en sí misma. Mientras caminaban hacia la salida, no pudo evitar mirar una vez más su dibujo. Las mariposas que había dibujado parecían más reales que nunca, como si hubieran cobrado vida.

Había encontrado su voz, y aunque sabía que aún le quedaba un largo camino por recorrer, por primera vez sentía que estaba lista para seguir volando.

¿Por qué a mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora