Capitulo 1: Un día cualquiera

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El timbre de la escuela sonó anunciando el final de la clase de historia, y el bullicio se apoderó de los pasillos. Sofía recogió sus cosas con cuidado, metiendo sus libros en la mochila mientras echaba una mirada furtiva hacia la puerta del aula. Allí estaba él, Oscar Hernández, el chico más popular de la secundaria. Su cabello castaño caía de forma despreocupada sobre su frente, y llevaba la camisa del uniforme medio desabotonada, con una confianza que parecía natural en él. Cada vez que Sofía lo veía, su corazón daba un pequeño salto, pero al mismo tiempo, un nudo de timidez se apretaba en su estómago.

—¡Sofía! ¡Espéranos! —exclamó Rafaela, su mejor amiga, mientras se acercaba junto a Rafelina. Ambas eran inseparables y siempre sabían cómo hacer reír a Sofía, aunque ella no se sintiera capaz de compartir sus pensamientos más profundos.

—¿Otra vez mirando a Oscar? —Rafelina le dio un suave empujón con el hombro, esbozando una sonrisa traviesa—. ¡Es un caso perdido, amiga!

—No lo digas así —respondió Sofía, sintiéndose un poco avergonzada—. Es que… él es tan...

—¿Guapo? ¿Divertido? ¿O simplemente inalcanzable? —continuó Rafaela con una carcajada, mientras tomaba del brazo a Sofía para salir juntas del salón—. Vamos, no te preocupes por eso. Tenemos que pensar en la presentación de arte. La profesora dijo que es nuestra oportunidad para ganar puntos extras.

El arte era el refugio de Sofía, pero también su mayor secreto. Aunque le gustaba dibujar y sus libretas estaban llenas de bocetos, nunca había mostrado ninguno a nadie. Pensar en la presentación la llenaba de nervios y entusiasmo al mismo tiempo, pero más que nada, de miedo. Miedo a que sus dibujos no fueran lo suficientemente buenos, a que su arte no lograra decir lo que ella no podía expresar con palabras.

Mientras caminaban por el pasillo, pasaron frente al grupo de amigos de Oscar, que reían por algún chiste que él acababa de contar. Sin darse cuenta, Sofía bajó la mirada al suelo, sintiéndose pequeña e invisible.

—Deberías hablarle —dijo Rafaela en voz baja—. Te lo he dicho mil veces, ¿qué es lo peor que puede pasar?

—Exacto —añadió Rafelina—, es solo un chico, Sofía. Si no le hablas, nunca sabrá que existes.

Sofía sacudió la cabeza con una sonrisa forzada. La idea de hablar con Oscar era algo que ni siquiera podía imaginar. Para alguien como ella, tímida e insegura, acercarse al chico más popular de la escuela sonaba tan inalcanzable como llegar a la cima de una montaña. Él era todo lo que ella no era: extrovertido, seguro de sí mismo, y siempre rodeado de amigos. Por otro lado, ella se sentía atrapada en su propio silencio, incapaz de mostrarle siquiera una parte de lo que llevaba dentro.

—No sé... tal vez algún día —murmuró, más para sí misma que para sus amigas.

El almuerzo transcurrió sin novedades. Se sentaron en su mesa habitual, un poco apartada del resto, lo que les permitía hablar con tranquilidad. Sofía jugaba con su tenedor, moviendo la comida de un lado a otro sin realmente comer.

—¿Sabes? Estaba pensando en que podríamos ayudarte con tu presentación de arte —dijo Rafaela de pronto—. Quiero decir, podrías hacer un dibujo que realmente llame la atención… tal vez algo que tenga que ver con lo que sientes.

—¿Qué yo siento? —preguntó Sofía, sintiendo el rubor subir por sus mejillas—. ¿Y qué se supone que siento?

—¡Ay, vamos! —exclamó Rafelina, rodando los ojos—. Como si no lo supiéramos. ¡Oscar, por supuesto! Podrías dibujar algo inspirado en él. Así, tal vez hasta se dé cuenta de que existes.

La idea la tomó por sorpresa. Dibujar a Oscar… ¿sería demasiado obvio? ¿Y si alguien se daba cuenta de lo que significaba? Sin embargo, una pequeña parte de ella no pudo evitar sentirse emocionada. Tal vez, solo tal vez, ese dibujo podría ser una forma de expresar lo que tanto guardaba en su interior. Quizás, al plasmar sus sentimientos en papel, podría sentirse un poco más valiente, aunque fuera por un instante.

—Lo pensaré —respondió Sofía finalmente, esbozando una sonrisa que no llegó a sus ojos.

¿Por qué a mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora