CAPITULO XII

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Alina se mordía las uñas de la ansiedad y el estrés mientras era enviada directamente a buzón, ya no recordaba cuantas veces le había llamado a Hunter y él no de dignaba en responder.

Aventó el teléfono a la cama molesta y tiró de su pelo con fuerza, sentía que se estaba volviendo loca.

Quería ir a buscarlo pero sabía que se toparia con su padre y no se animaba a verlo desde ese sueños húmedo que tuvo y aún se sentía culpable.

Se sentó en la cama mientras pensaba que hacer, creía que como ya eran novios él ya sería más atento y amoroso con ella pero todo seguía exactamente igual, seguía ignorándola como siempre, ni siquiera porque ahora eran novios.

Caminó decidida hasta su armario y lo abrió, algo estaba mal y tenía que arreglarlo o de lo contrario se arrancaría todos los cabellos de la cabeza de la ansiedad.

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Alina tocó el timbre y se puso nerviosa, no había visto a su suegro después del enfrentamiento que tuvieron y no sabía qué esperar.

Se escucharon unos pasos lentos y la puerta se abrió revelando al padre de Hunter, se veía bien para ser tan temprano en la mañana y sostenía una taza de café.

  "Oh, eres tú otra vez."  Dijo al verla sin mucha sorpresa al verla nuevamente en su casa.  A diferencia de la última vez, su rostro estaba tranquilo y tenía una mirada difícil de describir.

Alina bajó un poco la cabeza, inevitablemente los recuerdos de sus sueños húmedos con él volvieron a su mente y miró hacia otro lado.  "Buenos días..." saludó en voz baja y centró sus ojos en el suelo.

"Buenos días, niña."  Le dijo Caesar en tono irónico luego de notar su forma de saludarlo.  Ella siempre era bastante tímida y reservada cuando venía de visita, por lo que le resultaba fácil ver que ya la tenía en la palma de su mano.

"¿Mi hijo te ha llevado a la cama desde la última vez?"  Su voz era muy seria y la miró directamente sin una pizca de humor en su rostro, demostrando que ya era consciente de la relación con su hijo.

Alina lo miró avergonzada y sorprendida por sus palabras directas, al parecer ya estaba consciente de su relación con su hijo y no parecía muy feliz, lo miró por un momento y luego volvió a apartar la mirada.  "Yo..." tartamudeó, sin saber qué decir.

"Vamos..." Caesar le levantó una ceja y le sonrió sarcásticamente al verla tropezar con sus palabras.

"Es una pregunta sencilla, no te hagas la tonta conmigo, pequeña..."
Su tono no era hostil pero no ocultaba que no estaba muy contento con la situación...

"¿Puedo entrar?"  Preguntó, temiendo que los vecinos escucharan esa conversación embarazosa entre ellos.

"Claro, pequeña..."
Él se apartó del camino y le abrió la puerta de par en par para que ella pudiera entrar.

Cuando entró a la casa, pudo ver que no había tantos cambios en comparación con la última vez que vino.  El interior seguía siendo el mismo, aunque esta vez hacía mucho más calor y parecía haber una sutil fragancia en el aire.

Alina pasó a su lado y aspiró el olor de su colonia, olía fresco y a crema de afeitar, junto con el café que estaba tomando que le puso la piel de gallina, los vergonzosos recuerdos de su sueño erótico regresaron a su mente.

Caesar tomó otro sorbo de su taza de café y observó los movimientos de su cuerpo mientras ella entraba, no pudo evitar notar la forma en que se movían sus caderas mientras entraba y la forma en que se mordía el labio cuando pasaba junto a él. 

Ella estaba empezando a tomar conciencia de su apariencia y esta vez, no mostraba ninguna señal de que tuviera miedo o se sintiera incómoda con su mirada.  Al contrario, parecía estar dejando que él la mirara como si estuviera esperando algo...

Alina se aclaró un poco la garganta cuando hubo un largo silencio y habló.  "¿Hunter se ha despertado?"  Preguntó tratando de sonar normal.

"Todavía está descansando" habló Caesar y le dio otra mirada mientras notaba también su reacción.

Tuvo que contenerse para no tocar su cuerpo ya que era casi irresistible, pero en este punto, todavía tenía que jugar el mismo juego.

"Entonces, ¿ambos son realmente oficiales ahora?"  Preguntó con la misma sonrisa sarcástica en su rostro mientras hablaba.

"Sí... fue algo muy espontáneo."  Ella respondió vagamente mientras lo miraba un poco, la imagen de él encima de ella vino a su mente y rápidamente apartó la mirada de ella.

"Entonces... ¿En realidad fue él quien hizo el avance?..." preguntó Caesar con una mirada engreída en su rostro mientras claramente disfrutaba del juego que estaban jugando.

Disfrutó de su cuerpo y no podía esperar para ponerle las manos encima, pero también tuvo que contenerse porque quería que ella se rompiera primero.

"Porque todo este tiempo, parecía que eras tú quien más lo deseaba..."

"Fue él quien me pidió que fuera su novia".  Ella respondió un poco exaltada a sus palabras, no se había declarado primero aunque lo había presionado.

"Y aceptaste enseguida, sin dudarlo..."
Continuó, todavía con el mismo tono sarcástico.
"Pensé que ibas a ser más reacia... pero te dejaste caer fácilmente..."

Alina contuvo la respiración por un momento y dio un paso hacia él.  "¿Por qué debería haberme negado?"  Preguntó a la defensiva.

Caesar se estaba emocionando un poco cuando la vio acercarse a él nuevamente y dio un paso adelante, acortando aún más la distancia entre ellos.  Todavía no la había tocado desde que ella entró y hasta el momento, este juego que estaban jugando seguía yendo según su plan.

"¿Por qué no deberías haberte negado?"  Preguntó con curiosidad mientras inclinaba la cabeza hacia un lado.
"Eres joven, tienes muchos hombres interesados en ti, así que ¿por qué dejarte estancar en una relación ahora?"

"¿Cree que soy ese tipo de mujer?"  Preguntó ella, manteniendo su mirada a pesar de que era difícil.

Caesar sonrió al darse cuenta de que ahora ella estaba empezando a excitarse, su tono era definitivamente más seguro y su cuerpo no temblaba por todos lados.  Ella también había dado un pequeño paso adelante al mismo tiempo que él, claramente estaba siguiendo el juego.

"Tal vez no eres ese tipo de chica, pero aun así podrías haber elegido a alguien mejor que mi hijo, ¿verdad?..." Dijo, ahora estaba siendo un poco más directo...

Alina suspiró profundamente y tiró ligeramente de un mechón de su cabello con ansiedad.  "Escucha... lamento lo que dije la última vez, pero ¿podemos intentar llevarnos bien con Hunter?"  Preguntó con una sonrisa nerviosa para parecer amigable, sabía que él todavía estaba molesto porque había dicho que preferiría beber veneno antes que ser familia.

Caesar estaba un poco sorprendido por su repentina voluntad de arreglar las cosas, pero era lo suficientemente inteligente como para saber que ella solo estaba fingiendo para ser amable y tener su permiso para salir con Hunter.

Había notado ese pequeño truco de ella.

"No cambies de tema, quiero una respuesta pequeña... ¿Cómo pudiste dejarte distraer tanto por mi hijo cuando tienes tantos chicos que quieren besarte?"

"No me interesa tener más hombres a mi alrededor..." Respondió ella mirando hacia otro lado, pero desde hacía algún tiempo una semilla de perversión había sido plantada en ella.

Caesar se rió de su respuesta y se acercó un poco más a ella, su rostro estaba a sólo unos centímetros del suyo.

"¿Y por qué quieres quedarte atrapado con un solo chico?..." Preguntó y en este punto, el padre de Hunter ya estaba mirando su cuerpo, específicamente mirando sus senos y claramente estaba disfrutando la vista.

Alina volvió a levantar el rostro y se encontró con esa mirada penetrante e intimidante.  Otro recuerdo vino a su mente de su sueño donde él la tomaba salvajemente mientras ella gritaba sin parar y se sonrojó aún más.

Caesar notó que ella se sonrojaba nuevamente pero esta vez no dudó, la tenía exactamente donde la quería.  Ya no le tenía miedo, lo dejaba acercarse a ella y respondía a sus burlas.

"Te ves tan linda cuando te sonrojas..." Lentamente acarició su rostro con sus manos por un momento y su toque fue tan suave y tierno, un marcado contraste con lo rudo que era antes.

Alina sintió su toque quemarla por un momento y dio un paso atrás, toda esta situación se estaba saliendo de control.  "Entonces... ¿entonces no está enojado conmigo por todo lo que dije la otra vez?"  Preguntó cambiando el ambiente.

Caesar sonrió de nuevo cuando notó que ella se alejaba de él mientras su cuerpo todavía temblaba por su toque, se estaba volviendo más y más suyo con cada segundo que pasaba.

Él volvió a mirarla y sacudió la cabeza.

"No estoy enojado contigo... así que no tienes que preocuparte, mi pequeña" dijo esto Caesar en forma de broma mientras lentamente acortaba la distancia entre ellos.

"No quise decir todo lo que dije la última vez, lo siento solo me molesté un poco y hablé sin pensar..." se disculpó nuevamente, no quería que él tuviera una mala imagen de ella, su respiración se aceleró a medida que se acercaba.

Caesar no le respondió de inmediato, estaba disfrutando de su nerviosismo y lentamente volvió a acortar la distancia.  Sus manos estaban ahora a ambos lados de su cintura y estaba muy cerca de ella.

Se inclinó un poco más cerca y mientras le hablaba, su voz de repente le susurraba, estaba lo suficientemente cerca de ella como para que pudiera sentir fácilmente su aliento en su cuello.

"¿Te importa si te hago una pregunta, pequeña?"

"Seguro."  Ella respondió torpemente mientras evitaba su mirada, él se acercaba a ella y su corazón latía con fuerza.

"¿Ya hicieron el amor?"  Le preguntó con curiosidad mientras todavía la sostenía en su brazo.

Su cuerpo estaba tan cerca de ella en ese momento, que ya no estaba pensando en contenerse más, quería tener un poco más de intimidad con ella.

Miró su rostro por un momento y vio que se estaba sonrojando y que ella también comenzaba a respirar un poco más rápido...

"¿Q-Qué?"  Tartamudeó ante su pregunta tan directa que pudo sentir el sonrojo hasta las orejas y sus ojos se abrieron con sorpresa.

Caesar sonrió de satisfacción al ver la reacción de su pregunta, era como si la hubiera sorprendido de alguna manera.  Su sonrojo era adorable, no pudo resistirse a tocarla más ahora.

Su rostro se acercó al de ella y tomó su barbilla para que ella lo mirara, sus rostros estaban a sólo unos centímetros de distancia en ese momento.

"¿Ya has hecho el amor con Hunter?"  Repitió su pregunta en tono burlón.

Alina dudó un poco en responder pero algo en su mirada la captó y negó con la cabeza, aunque hubo momentos calientes entre ella y Hunter, aún no habían tenido relaciones sexuales.

Caesar notó que su respuesta era sincera y se rió de su respuesta, ella había dicho la verdad...

"Eso es sorprendente..." Dijo, luego dio un pequeño paso hacia atrás y sus manos dejaron su cintura por un momento.

Sus ojos todavía estaban fijos en los de ella y todavía la miraba con una sonrisa en su rostro...

"Porque para ser honesto, te ves como ese tipo de chica..." Continuó en broma, su cuerpo ya era tentador y sería una pena que no dejara que Hunter la disfrutara...

"¡Yo... iré a despertar a Hunter...!"  Dijo entre tartamudeos mientras daba un paso atrás.

"¿Cuál es la prisa, pequeña?"  Preguntó de nuevo con tono sarcástico, sabía que ella quería huir de él porque la estaba tocando demasiado.

Dio otro paso adelante y lentamente se acercó a ella nuevamente.

"No te morderé... al menos no todavía..."

"Uhmm...es...es tarde y tengo algunas cosas que hacer...solo quería hablar con él un momento..." respondió retrocediendo, sabía que si se quedaba no iba a terminar bien.

El padre de Hunter ya se había dado cuenta de que ella no iba a dejarse dominar tan fácilmente y eso probablemente era lo mejor ya que todavía quería ser un poco más paciente con ella.

Finalmente dejó de dar un paso adelante y dio un pequeño paso hacia atrás nuevamente, tenía las manos a los costados y seguía mirándola con la misma expresión en su rostro.

"Está bien, pequeña... ve con tu novio. Me gustaría hablar con él en cuanto despierte".

Alina asintió y antes de que él pudiera decir algo más, rápidamente huyó hacia las escaleras.

Caesar se quedó allí parado por unos minutos, le hizo mucha gracia su reacción.  Su cuerpo se había puesto tan caliente por la forma en que él la tocaba y la mirada en sus ojos cuando ya no podía mirarlo había hecho que sus deseos se intensificaran aún más de lo que ya estaban...

Empezó a pensar en ella en más de un sentido, realmente estaba empezando a imaginar cómo sería ella en la cama...

Los Deseos de mi Papi | Libro IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora