Querido diario:
Sé que prometí no volver a empezar a escribir así, pero realmente todavía no encuentro una manera original con la cual comenzar a escribir estos relatos. Siento que se vuelven un poco interminables. Pero para ser sinceros siento que sí me están ayudando a lidiar mejor con mis problemas.
Es lunes por la noche y el fin de semana fue más agitado de lo que esperaba. Casi no logré descansar y muchas cosas pasaron por mi cabeza. El viernes por la mañana nos entregaron las notas de los trabajos de matemáticas, estábamos aprobados, pero no con la mejor nota.
—Sabía que no estaba todo bien hecho —dijo Carla cuando le entregaron el trabajo y tenía un ocho.
—Genia —dijo Lola y se quedó un momento en silencio—. Ya te vas a dar cuenta sola.
—¿De qué? —preguntó.
—De nada —respondí caminando hacia el escritorio del profesor a buscar mi trabajo.
Tome mi trabajo y cuando estaba volviendo a mi lugar, Lucas se me puso en frente.
—¿Aprobaste? —preguntó mientras reía.
—Sí, parece que hice todo el trabajo bien —respondí riendo.
—¿Un ocho? —dijo confundido cuando vio mi nota— pero sí estaba todo bien.
—Sí, tu trabajo... el mío tenía algunos errores —respondí antes de volver a sentarme.
Con el trabajo de matemáticas aprobado me aseguro de no necesitar una nota tan alta en el examen. Mis notas en matemáticas son las peores y admito que no me esfuerzo por mejorarlas. Luego del descanso teníamos la presentación de literatura, Lola me tuvo todo el descanso repasando la presentación, por más que ya tenía todo claro, ella quería asegurarse de que sea perfecta.
—Vos, decís lo tuyo y después nada —me dijo mientras caminábamos hacia su bolso.
—Bueno, yo te hago caso —respondí—. Igual después de que me diste esa clase de moral puedo hacer la presentación solo —bromee.
—Un hombre hablando del rol de la mujer —dijo en tono sarcástico—. Trágico.
—Discriminación —respondí bromeando.
—Un hombre heterosexual y de una clase social acomodada hablando de discriminación —remarcó siendo aún más sarcástica—. Trágico —agregó acercándose a mi cara.
Lola lleva las causas sociales en su hombro, creo que después del secundario se convertirá en un tipo de activista revolucionaria al estilo de Greta Thunberg. Cuando sonó el timbre y todos volvieron al salón, con Lola nos sentamos en nuestros lugares y yo continúe leyendo las anotaciones que había hecho el otro día en casa de Lola.
—No piensés que vamos a pasar primero —dije mirando a Lola.
—Cobarde. —Respondió ella.
—¿Para qué arriesgarnos a ser los primeros? —pregunté.
—No hay un parámetro de comparación. —Respondió.
—¿Y jugárnosla a ser el parámetro para lo malo? —dije—. Prefiero no arriesgar.
—Repito —dijo antes de carraspear la garganta—. Cobarde.
Luego de que pasaran un par de parejas a exponer, que según la profesora "dejaron mucho que desear", Lola, como siempre, tomo el mando y me obligó a dar la lección. Si yo pudiera haber elegido pasábamos en último lugar, pero elegí una compañera de trabajo que cuanto antes se saque las cosas de encima mejor.
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EL DIARIO DE VALENTIN: EL CAOS DE SER YO
Teen Fiction"El diario de Valentín: El caos de ser yo" nos invita a adentrarnos en la mente de un adolescente que se enfrenta al vértigo de crecer. Valentín escribe para intentar comprenderse a sí mismo mientras lidia con la ansiedad, el peso de las expectativa...