Bloody mirage (Haehyuk)

Capítulo 2

Los visitantes

1

Hyukjae casi se olvidó de que días atrás su universidad fue el escenario de un asesinato. Casi, porque esa mañana de lunes el lugar estaba abarrotado de policías y medios de comunicación que se aglomeraban sobre todo cerca del gimnasio. Chicos eran entrevistados por aquí y por allá y, en general, había mucho caos en todos lados.

Ese día en especifico no tenía clases temprano, pero de todos modos asistió para devolver unos libros a la biblioteca. Luego de hacerlo (y como aún le quedaba tiempo libre antes de su primera clase) se dirigió a la cafetería.

Normalmente no le gustaba quedarse ahí. La presencia de tanta gente lo abrumaba. Él prefería pedirse algo ligero e ir a consumirlo a un lugar apartado. Supuso que era una manía que le quedó de su adolescencia. No fueron pocas las ocasiones en que lo molestaron por ese simple hecho. Muchas veces tuvo que llevarse comida desde casa y encerrarse en el baño a comerla.

Esta vez, sin embargo, sacudió la cabeza y pidió que le llevaran su orden a una mesa cuando estuviera lista. Tomó asiento y esperó, decidido a hacerse a la idea de que ya no era más un chiquillo de catorce años al que molestaban sin parar. La universidad debía ser un nuevo comienzo, un sitio para dejar eso atrás, y nunca conseguiría amigos si seguía rezagándose de los demás. Las personas solitarias son blancos fáciles. Aprendió eso por las malas.

Claro, todavía estaba muy lejos de animarse a comenzar conversaciones con extraños, por lo que solo se quedaría sentado luciendo disponible y amable por si a alguien se le antojaba hablarle.

En eso la mesera se acercó a dejarle un batido de fresa y galletas caseras de avena. Él le agradeció, mirando cómo se dirigía muy atareada a otra mesa para tomar el pedido. Sin embargo, tuvo un espasmo de nervios y terror cuando vio que en aquella otra mesa estaban sentados Liv, Matthew y Ethan. Reían y se la pasaban bien, pero no estaban solos, Donghae estaba con ellos.

Hyukjae sintió en su pecho el golpetear de su corazón, e incluso las manos comenzaron a sudarle. Desvió la mirada y tragando saliva clavó los ojos en el suelo, intentando que no notaran su presencia.

Idiota, idiota, se dijo a sí mismo porque ¿Qué carajo haría Donghae con esos tres? Lo primero que se le vino a la cabeza fue lo más obvio: era amigo de sus antiguos verdugos y la noche de la fiesta le habían jugado una broma cruel. Casi le dio un ataque de pánico al pensar cómo podrían usar en su contra los besos que Donghae y él se dieron ¿Le dirían a todo el mundo que era gay? ¿Acaso lo habrían grabado? ¿Simplemente se burlarían? ¿Estarían esperando el momento adecuado?

Su mandíbula tembló e incluso sintió que sus oídos se taparon. Todos los ruidos del exterior fueron sustituidos por un silbido agudo. No estaba exagerando, esa reacción tenía un nombre y era “pánico”. Hyukjae tuvo mucho pánico antaño. Era un miedo que solo las personas acosadas podían identificar. Era creer que las cosas estaban bien cuando en realidad no harían nada más que empeorar.

Sin pensárselo más tomó sus alimentos con intención de huir lejos, pero al levantarse sus rodillas chocaron con la mesa, provocando un ruido que llenó toda la cafetería a pesar de las decenas de voces que flotaban alrededor. A causa de eso muchos voltearon en su dirección, Donghae y los otros tres incluidos.

Las miradas de Matthew, Ethan y Liv eran las de siempre: altaneras y presumidas. Lo veían con las cejas alzadas y medias sonrisas de superioridad. Lo miraban con burla.

Donghae, sin embargo, sonrió al verlo. Se trataba del mismo gesto amable del sábado por la noche. Además levantó la mano y lo saludó.

Hyukjae no respondió. Aterrado se levantó, esta vez sin complicaciones, y casi corrió fuera de la cafetería. Iba a medio pasillo cuando alguien lo tomó del codo. Su reacción fue sobresaltarse y voltear con una mueca que oscilaba entre el horror y la desesperanza, creyendo que se trataría de los abusadores. En realidad se trataba de Donghae, que lo miraba con la confusión tatuada en el rostro.