No pude dormir bien esta noche. Entre mis sobrepensamientos amorosos, mi pasado y lo que piensen los demás de mí, me estaba dando vueltas la cabeza. No sabía qué podía hacer, si desahogarme con alguien, en este caso Plex, o guardarme todo.Sin más vueltas, salí de ahí y me quedé afuera pensando, con mi piti en la mano. No tenía vicios, pero de vez en cuando lo hacía. Estaba tranquila sin molestar a nadie, hasta que uno de ellos se levantó para ir hacia donde yo estaba.
—Huele raro, ¿no? —me dijo Dani.
—Bueno —dije agobiada.
—¿Qué tienes en la mano? —me preguntó curioso.
¿Este chico solo hace preguntas? A ver, que está guay, pero que no me pregunte tantas cosas, ¡qué agobio!
—¿Tú qué piensas? —le contesté—. Es obvio —continué.
—Tú no fumas —me dijo.
—¿Es pregunta o afirmación? —le pregunté.
—Afirmación, y lo sabes perfectamente, señora —me dijo.
Mi única respuesta fue sacarle el dedo del medio entre risas.
—¿Y si era pregunta? —le dije—. Creo que no me conoces del todo; eso ofende —continué.
—Ajá, lo que digas —me dijo mientras me cogía de la mano—. Vente conmigo —me dijo.
—¿A dónde? Si se puede saber, señor sorpresas —contesté en tono de burla.
—Tú misma lo dijiste, es sorpresa. Ah, y tira eso, anda, que sigue oliendo a mierda por tu culpa —me dijo.
—Sí, lo que tú digas, señor —dije en burla.
Lo tiré y me fui con él. Estaba reeditando el vídeo que Adri ya había editado. Todos estaban durmiendo, menos él y yo. A lo mejor no quería estar solo, o eso quería pensar.
Estaba incómoda, así que decidí poner mi cabeza en su hombro. Él solo me miró.
—¿Te molesta? —pregunté curiosa.
—No te preocupes —me dijo, recolocándose las gafas.
Es tan guapo y, encima, con las gafas. En fin.
Me quedé dormida segundos más tarde, con mi cabeza en su hombro. Tardó varias horas en editar, hasta que sentí una mano en mi muslo. Fue en ese mismo instante que me desperté.
—Ya se está exportando —me dijo con cara de cansado.
—Por si no te das cuenta, cada vez vas subiendo más la mano —le dije.
—¿Y qué vas a hacer para impedirlo? —me dijo desafiándome.
—No me encuentres, Daniel —le dije.
—Venga, ya paro —me dijo mientras se acomodaba para irse a dormir.
—Buenas noches, pesadilla —le dije.
—Buenas noches, cielo —me dijo, ya casi en el quinto sueño.
Cielo...
Era la mañana siguiente. Me levanté y lo primero que hice fue ducharme, ya que seguía oliendo al piti de ayer. Escuché unos pasos... cada vez se acercaban más a la puerta del baño.
—Buenos días —le dije mirando hacia arriba.
—Buenos días. Te vas a quedar sin cuello como sigas mirando hacia arriba —dijo él.
—Eres demasiado alto como para no hacerlo —le dije.
Ignoró lo que le dije, miró para atrás y me dio un pequeño beso en los labios.
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𝟖𝟎 𝐃Í𝐀𝐒
AdventureKiara, una chica normal, con ganas de descubrir nuevas cosas sin distracciones o eso pensó ella...