.𝔉𝔢𝔩𝔦𝔠𝔦𝔡𝔞𝔡.

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𝕯𝖊𝖆𝖗 𝕷𝖚𝖈𝖊𝖗𝖞𝖘𝙷𝚘𝚞𝚜𝚎 𝚘𝚏 𝚝𝚑𝚎 𝚍𝚛𝚊𝚐𝚘𝚗

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𝕯𝖊𝖆𝖗 𝕷𝖚𝖈𝖊𝖗𝖞𝖘
𝙷𝚘𝚞𝚜𝚎 𝚘𝚏 𝚝𝚑𝚎 𝚍𝚛𝚊𝚐𝚘𝚗

Había sido criada entre intrigas y traiciones, rodeada de figuras que en teoría deberían protegerla, lastimosamente solo alimentaban sus propios deseos para después ignorarla

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Había sido criada entre intrigas y traiciones, rodeada de figuras que en teoría deberían protegerla, lastimosamente solo alimentaban sus propios deseos para después ignorarla.

Alicent Higthower se había convertido en la representación misma de todo lo que no quería ser: una mujer cautiva del miedo y de las manipulaciones.

La fragilidad de su madre, la manera en que temía por su propia vida y la de sus hijos, le resultaba patética.

- ¿Se trata de hacerme enojar? - Preguntó Alicent pasando su mano por su cabello rojo - ¡¿Ese es tu maldito capricho?! ¡Ser un estorbo para nosotros! -

Daenys apenas reprimió una sonrisa mientras cruzaba los brazos, adoptando una postura relajada. Había aprendido hace tiempo que los gritos de la mujer eran más ruido que amenazas, odiaba a Otto Hightower que estaba detrás de sus palabras, envenenando cada pensamiento de la reina.

Aunque el viejo tenía razón en algo: si planeaban una guerra contra Rhaenyra Targaryen, podían estar seguros de que Daenys lucharía donde Lucerys Velaryon le ordenara.

- ¡Tú solo buscas problemas para nosotros! ¡Eres una chica llena de ambiciones que solo te amas a tí! -

La platinada simplemente rodó los ojos ante los gritos - No conoces el amor, Alicent - Dijo soltando una risa burlona.

- ¿Amor? ¡Es un maldito bastardo salvaje! - Exclamó enojada.

La sonrisa de la jinete se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos, dejando lugar a una expresión llena de ira. Su voz resonó con una intensidad que hizo que la estancia pareciera más pequeña.

- ¡VUELVE A LLAMAR BASTARDO A MI PROMETIDO Y TE ARRANCO LA LENGUA CON MIS MANOS! - Se levantó del sofá en el que estaba con brusquedad.

El aire en la habitación se volvió tenso, cargado de emociones encontradas. Daenys era un dragón dispuesto a quemar todo por proteger lo único que realmente le importaba: Lucerys.

𝐃𝐄𝐀𝐑 𝐋𝐔𝐂𝐄𝐑𝐘𝐒 ᴴᴼᵀᴰDonde viven las historias. Descúbrelo ahora