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JAKE

Rei sonrió cuando Jake y Heeseung entraron a la cafetería, aún más amplio cuando vio los dedos de ambos entrelazados.

Esa mañana, su cabello era verde ácido. Los saludó con la mano e inmediatamente comenzó a hacer sus pedidos habituales mientras que ellos tomaban una mesa cerca de la puerta.

El lugar estaba completamente vacío. Aun así, Jake no pudo evitar notar cómo Heeseung escogió el asiento frente a la puerta.

Era una reacción tan policial.

Irónico, teniendo en cuenta que Heeseung era todo lo contrario.

Una vez que el pedido estuvo completo, Heeseung lo buscó en el mostrador y metió demasiado dinero dentro del frasco de propinas de Rei.

Dejó el café y el panecillo de Jake sobre la mesa mientras que ocupaba nuevamente su asiento, enredando juntas las piernas de los dos.

No hablaron demasiado, pero el silencio era cómodo y lleno de miradas que hacían que Jake se ruborizara como una jodida colegiala al pensar en lo que habían hecho solo unas horas atrás.

Jake cortó lentamente su panecillo con chispas de chocolate usando los dedos, partiéndolo en pequeños trozos antes de metérselos en la boca. Heeseung había elegido un bollo de queso cheddar y jalapeño que estaba comiéndose con tanta delicadeza como si le preocupara las migajas en su camisa o jeans, cosa que a Jake le parecía divertida.

Mientras comían, Rei los observaba atentamente con la mirada viajando desde ellos hacia algo detrás del mostrador, luego a la puerta y viceversa.

No es como si se estuviera comportando más extraño de lo habitual, pero algo en su actitud estaba comenzando a inquietar a Jake, lo que a su vez hizo que Heeseung escaneara rápidamente el restaurante en busca de cualquier amenaza que pudiera estarlos acechando.

Cuando sonó el teléfono de Heeseung, él lo giró para ver la pantalla y respondió de inmediato al ver quien llamaba. Colocó el móvil entre ellos y presionó el botón de altavoz.

-Buenos días, Somi.

Que Heeseung respondiera en altavoz parecía un gesto extrañamente íntimo.

Jake puso los ojos en blanco ante el ridículo hilo de sus pensamientos, ganándose de por medio una mirada confusa de Heeseung. Rápidamente, agitó la mano para hacerle saber que no era importante.

-¿Cómo está tu brazo? -Somi preguntó en lugar de un saludo.

La boca de Heeseung se apretó en una dura línea.

-¿Quién te lo dijo?

Somi se rio entre dientes.

-¿Quién crees tú? Sunghoon me envió un mensaje de texto antes de que ustedes dos salieran del almacén. ¿Dejaste que esa perra tomara el bisturí? No es algo propio de ti.

-Gracias. Eso mismo fue lo que yo dije. -intervino Jake, dándole a Heeseung una mirada de superioridad.

Hubo una larga pausa y luego:

-Oh, Dios mío. ¿Eres él? ¿Eres Jake? ¿El Jake? -Somi preguntó con la misma reverencia y asombro que le daría a una celebridad.

Heeseung le sonrió, tomando un sorbo de su café.

Jake se acercó más al teléfono.

-Um, sí. Hola.

-Hola. Hola -dijo de nuevo-. He oído mucho sobre ti. ¿Es cierto que eres un psíquico? Yo sí creo en todas esas cosas. En la astrología. En el Tarot. En los fantasmas. Mi madre sabía cuándo alguien iba a morir antes de que pasara. Ella decía que lo veía en sus caras, en lugar de ver un rostro normal, vislumbraba en ellos una calavera. Todo comenzó cuando era una niña, nada menos que en la iglesia...

Psicópata. (HeeJake) MN #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora