4

56 12 3
                                    

★†_★†_★†_★†_★†_★†_★†_★†_★†_

JAKE

Como la mayoría de las noches, Jake se despertó gritando, con su corazón martilleando en su pecho, temblando, sudando, empapando sus sábanas y sus cortos bóxers.

Las pesadillas nunca se detuvieron, incluso después de meses, incluso después de las drogas y la terapia y todas las técnicas que utilizó para proteger su mente de las visiones que lo plagaban.

A veces, se preguntaba si esto era todo lo que le quedaba.

Sangre, dolor y miedo.

¿Quería vivir así? ¿Estaba siquiera viviendo en ese punto? Se sentía más como si subsistiera.

Levantarse, ir a trabajar, volver a casa, comer. Era solo... memoria muscular, reviviendo el mismo día una y otra vez.

Se frotó los ojos, luego rodó fuera de la cama, en dirección a su baño. No encendió la luz, guiando sus movimientos gracias a la pequeña luz de noche cerca del fregadero. Empujó el grifo de la ducha al extremo más frío y se colocó debajo del chorro helado, el choque desgarró un suspiro de él.

Simplemente se quedó allí, con los ojos cerrados, con la esperanza de limpiar fuera de sí lo que quedaba de sus visiones.

Mujeres gritando, suplicando, llorando.

Sangre.

El zumbido de un motor de algún tipo, casi como un taladro de dentista.

Golpeó su puño contra la pared, tratando de alejar esos pensamientos, pero nada funcionaba.

Finalmente, cerró el grifo del agua, tomando una toalla seca y caminando desnudo al dormitorio. Sacó un par de bóxers cortos de color negro antes de volver a la cama.

Tenía la intención de retirar las sábanas, pero, en cambio, sólo cayó al borde del colchón y observó fijamente a la pared.

Su hombro palpitaba.

Siempre empeoraba después de las pesadillas. Tal vez los médicos tenían razón. Tal vez todo estaba en su cabeza. Habían pasado tres meses desde el ataque, desde que un paciente del hospital le había clavado un fragmento de vidrio en el hombro.

Jake nunca pudo haberlo esperado.

Los pequeños vellos en la parte posterior de su cuello de repente se alzaron en alerta, una horrible sensación le hizo percatarse de algo con lo que incluso la parte más profunda y oscura de su cerebro comenzó a gritar peligro.

Él no estaba solo.

Volteó la mirada, analizando la oscuridad, sintiendo como si su cerebro hubiera tenido un corto circuito al notar a la figura que se encontraba sentada en la silla de la esquina, envuelta entre las sombras.

Jake tomó el cuchillo que tenía en la mesita de noche, agradecido de que aún estuviera allí.

Aunque no se puso de pie, susurró.

-¿Quién está ahí?

Odiaba el miedo en su voz, especialmente cuando la verdad era que sabía que este día llegaría tarde o temprano. Era solo cuestión de tiempo antes de que Seoyoon terminara lo que ese paciente había empezado, o quizás había contratado a alguien, como la última vez.

El cuerpo del extraño se desplazó sobre la silla hasta que sólo su cara estuviese oculta en las sombras.

-¿Siempre te despiertas gritando?

Psicópata. (HeeJake) MN #2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora