Once

48 14 0
                                    

JiMin

Aparqué al lado de la miniván de mi hermana, con el estómago hecho un nudo. Toda la familia estaba aquí, entonces. Suzanny y sus cuatro hijos eran lo suficientemente complicados como para ser una distracción. Tal vez no sería tan malo si ellos actuaran como un amortiguador entre mi padre y yo.

—Estás terriblemente callado —dijo Cassie.

—Desearía que me hubieras preguntado antes de decirle a mi mamá que estaríamos aquí hoy.

—Ya me disculpé por eso, cariño. Supuse que, con la mala salud de tu madre, querrías pasar el mayor tiempo posible con ella.

—Mi mamá no es el problema —murmuré y salí del auto. Le abrí la puerta y la ayudé a salir—. Ya sabes cómo me trata mi padre.

—Estará bien. —Ella besó mi mejilla—. Deberá estar demasiado ocupado adorando a la prole de tu hermana para molestarte.

Si tan solo eso fuera cierto. El viejo siempre encontraba tiempo para atacarme. Antes de mi secuestro, nuestra relación había sido decente. Todo había cambiado cuando volví a casa con vida.

—No importa —dije—. Perdona mi mal humor. Ya estamos aquí, así que bien podríamos entrar.

Suzanny nos dejó entrar a la casa. Mi hermana mayor era toda sonrisas, rubia de piernas largas e irradiaba felicidad para una madre soltera. Su marido murió hacía un año después de sufrir un infarto mientras conducía.

—JiMin. —Me abrazó brevemente—. Vaya, te ves un desastre. —Pellizcó la carne debajo de mis ojos—. ¿Qué pasa con todo este equipaje extra? El bebé ni siquiera está aquí todavía.

Mi estómago se apretó ante la mención del bebé. Gracias a Dios me soltó y mimó a Cassie sin esperar mi respuesta.

—Es bueno verte también, Sissy.

—No vine por ti. —Estiró su mano hacia el vientre de Cassie, pero se detuvo—. ¿Puedo? Odiaba cuando la gente tocaba mi barriga sin permiso.

—Seguro. Eres familia.

—Y no puedo esperar a que este pequeño se una a nosotros. —Frotó la barriga de Cassie—. ¿Ya descubrieron el sexo?

—No y no vamos a hacerlo —dije—. No trates de hacernos cambiar de opinión.

—Bueno, no te enojes si tienes un niño y terminas con tutús de mi parte. —Cassie se rio.

—No tengo ningún problema con eso.

—Vamos, déjame traerte una bebida. Mamá está descansando arriba. La despertaremos antes de que la cena esté lista. Papá está en la sala de estar con los niños.

—¿Algo con lo que necesites ayuda en la cocina? —pregunté.

—Lo tengo. Cassie se sentará conmigo en la cocina para que podamos intercambiar chismes.

—A mí también me gustan los chismes. —Suzanny me echó con un gesto y tomó el brazo de Cassie.

—No seas tan tímido. Sabes que papá lo odia, pero hoy está de muy buen humor, así que no debería hacerte pasar un mal rato.

—Gracias por el aviso. —Sin embargo, no me sentí tranquilo. Tomé una respiración profunda y traté de relajarme. Mi papá podía oler el miedo a un kilómetro de distancia. Era parte de lo que lo había convertido en un buen policía antes de perder su trabajo debido a su exabrupto en la corte.

—¡Tío JiMin!

Los dos niños más pequeños, los gemelos Dylan y Ethan, corrieron hacia mí. A los seis años, eran lindos pero rudos. Ethan me golpeó en el estómago y sonrió con las encías desnudas donde había perdido los dientes frontales.

Siempre MÍO ||KookMin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora