TOXOS BAIXO O LUAR (LAWLU/ZOSAN+18)

SANGRE AZUL. 1995

Luffy se encontraba en su pequeño apartamento. Llevaba poco más de un año apareciendo cada miércoles noche en su casa con cintas y comida basura para pasar varias horas tirados en el sofá juntos. Cuando se aburrían iban a su cuarto y se acostaban hasta quedar satisfechos y luego pasaba la noche con él. No sabía qué clase de mentiras le contaría a su mujer pero no era asunto suyo, solo sabía que Luffy no faltaba ni un solo miércoles a su cita. Tenía suerte de que Luffy confiase en él a ciegas. Ya se veía en protección de testigos tras la cagada de Smoker de publicar inmediatamente la foto de Jimbe en los periódicos sin dale margen de maniobra. Por suerte Tashigui había detenido a uno de los informantes de Robin y tras retirar sus cargos a cambio de colaboración con el visto bueno del fiscal lograron darles una pista falsa sobre el robo de la tarjeta de la cámara. Le habían cargado el muerto a un tío que trabajaba para Usopp con una larga lista de antecedentes penales que desapareció al poco de Robin tener el falso soplo. Smoker consideraba que les sería más útil dentro del círculo del cártel aunque a él cada vez le daba más ansiedad tener que estar con ellos. Las cosas se habían puesto feas para ellos e iban con pies de plomo. La organización no estaba en su mejor momento y se notaba en el ambiente. Ya no había fiestas, comidas en el yate ni juergas de ningún tipo. Usopp se vio obligado a abandonar la presidencia de su club de fútbol cuando se le señaló como narco. Robin y Franky tuvieron que pagar millones de pesetas en multas por importación ilegal de vehículos y navíos. Nami y Zoro tuvieron que gastarse una fortuna en regular conforme a la normativa vigente sus negocios ahora que ya no tenían el soporte de los políticos y nadie hacía la vista gorda en sus inspecciones. Poco a poco iban cercándoles, poniéndoles contra las cuerdas y se notaba. Estaban nerviosos, irascibles y empezaban a hacer tonterías.
Luffy se estiró en el sofá en cuanto acabó la película y le sonrió adormilado. No pudo evitar devolverle el gesto, sabía que era un narcotraficante y su conducta moral dejaba mucho que desear pero era capaz de hacer que se olvidase de esos pequeños detalles con los cálidos gestos que le dedicaba. Se le hacía realmente tierno y entrañable en esa situación con el pelo revuelto y el gesto cansado. Estaba muy guapo. Se acercó a él para besarle y Luffy ensanchó su sonrisa. A los pocos segundos se incorporó y comenzó a calzarse logrando sorprenderle.

- ¿Te marchas? Pensé que pasarías aquí la noche

- No puedo, tengo algo urgente que hacer pero no te preocupes que te lo compensaré ¿Cuándo libras?

- Mañana y el domingo

- Bien pues vendré el sábado por la noche si te parece bien y pasaremos juntos todo el domingo. Nami se va a un balneario con Robin para desconectar unos días así que si quieres podríamos ir a mi casa. Es más grande y tengo servicio las veinticuatro horas

- Está bien, deja que lo piense

Luffy volvió a sonreírle mientras se ponía el grueso abrigo y al poco tiempo salió por la puerta tras despedirse. Se vio aburrido en casa sin sus planes de miércoles habituales así que decidió ir un rato a la comisaría a trabajar. Con un poco de suerte le cambiarían las horas del sábado y así podría pasar más tiempo con Luffy el fin de semana. Se cambió rápidamente y tras ponerse el abrigo más cálido que encontró cogió su paraguas y salió del apartamento. Caminó sin prisa por las calles hasta llegar a la comisaría. Era noviembre y la noche invernal acompañada de la intensa lluvia calaba los huesos. Entró al vestíbulo y mientras se dirigía al laboratorio Tashigui le dio alcance y le pidió que la siguiera. Hizo caso algo extrañado por el halo de secretismo que llevaba la inspectora pero fue tras ella hasta llegar a la vieja sala de expedientes en desuso que había en la comisaría. En cuanto entraron Tashigui cerró la puerta con llave logrando ponerle nervioso.

- ¿Se puede saber qué pasa?

- Calla y ven conmigo. Vamos a enseñarte algo que le va a dar un buen empujón al caso - dijo apartando unos archivadores que había contra la pared que dejaban ver una puerta cerrada