NUEVO PRODUCTO. 1981

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Les gustó el dinero fácil y rápido demasiado. Tanto que pronto ampliaron su flota de planeadoras y contrataron a varios hombres del pueblo para que ayudasen en las descargas. Fueron puliendo y perfeccionando su técnica ya que en alguna ocasión la guarda costera les había logrado incautar material y arrestado a algunos de los nuevos fichajes. Ya no se encargaban de ir con la lancha al punto de encuentro, supervisaban las operaciones desde el pequeño galpón de Usopp. Contactaban con las lanchas a través de walkie - talkies de largo alcance. Nami se encargaba de que las rutas fuesen seguras y procuraba tener siempre varias playas previstas para la descarga así como diversos planes de huída. Usopp mantenía a punto la pequeña flota de lanchas y Zoro se aseguraba de guardar la mercancía en tierra y mantenerla segura, escondiéndola en hórreos, silos, galpones e incluso nichos. Nami y él habían trazado un mapa del tesoro con los puntos donde escondían el contrabando y el dinero que este generaba. Les iba tan bien que Zoro se había comprado una casa en el centro del pueblo. No era ninguna mansión pero era suya. Hiyori estaba contenta y Toko crecía sin conocer el hambre así que se daba por satisfecho.

Se encontraba en el patio trasero de la casa, tirado sobre una manta que había extendido en la hierba mientras jugaba con Toko a las muñecas. Su hija de casi ocho años le había exigido que cogiese un viejo Action Man y le había relegado a ser el novio de todas sus muñecas. Hiyori salió al patio en busca de ambos para la comida. Cuando lograron tras la comida que Toko se echase una siesta estuvieron un buen rato de sobremesa con té y unas pastas que la madre de Hiyori había traído.

- Necesitamos comprarle más muñecos

- ¿Más? - preguntó Hiyori extrañada - no la malcríes, tiene más juguetes que los que hayamos tenido tú y yo juntos a lo largo de toda nuestra vida

- Ya pero tiene que haber más compensación. Solo tiene uno y menudo harén tiene montado con las Barbies

Hiyori rió levemente mientras se servía más té. El teléfono sonó y trató de levantarse para ir a por él pero Zoro se levantó antes y le hizo un gesto para que se despreocupara. Agarró el auricular y lo llevó a la oreja mientras preguntaba quién llamaba.

- Escucha, han encontrado a los dos descargadores que se habían llevado unas cuantas cajas de contrabando y habían huído. Les han visto comiendo en un furancho de Bueu, al parecer tienen una motora atracada en el puerto

- Cojo a mis chicos y voy para allá

- Intenta llegar a la reunión de esta noche. Es importante

- Sí, sí bruja. Tranquila, llegaré a tiempo

Colgó el teléfono y llamó a Johnny para que le recogiese en diez minutos. Terminó su té y se despidió de Hiyori. Subió al coche que Yosaku mantenía en marcha mientras le esperaban y se sentó en el asiento del copiloto. En cuanto se acomodó y el coche arrancó abrió la guantera y sacó de ella una pistola que comenzó a cargar.

- ¿Traéis las palas?

- En el maletero jefe Zoro

- Bien. Hagamos esto pronto. Rápido y limpio. Debo estar a las diez en casa de Luffy así que písale - le ordenó a Yosaku que no dudó en obedecer y pisar a fondo

No tardaron ni treinta minutos en llegar al lugar y los localizaron enseguida gracias al chivatazo de Nami. Aún no habían terminado de comer por lo que esperaron a que se levantaran de la mesa y una vez pagaron y se dirigieron hacia el puerto fue cuando los interceptaron y obligaron a entrar al coche con ellos. Sacarles la información fue fácil y deshacerse de ellos también. El problema fue recuperar el tabaco. No habían logrado hacerse con un un comprador y lo mantenían escondido en una granja de cerdos a las afueras de Bueu. Tuvieron que rebuscar por todo el recinto para ir sacando caja por caja de cada jaulón e incluso encontraron un par en el abrevadero. El problema fue que el lugar estaba asqueroso, quien fuese el propietario era evidente que le daba lo mismo dejar que los animales viviesen sobre su propia mierda. Johnny resbaló y cayó al suelo en una ocasión y Zoro casi corre el mismo destino pero por suerte logró equilibrarse en el último segundo. Envolvieron todo en mantas y lo guardaron en el maletero del coche. Obligaron a Johnny a desnudarse para poder subirse al coche ya que Yosaku se negaba a que le destrozase la tapicería con mierda de cerdo. El camino de vuelta fue tranquilo. Yosaku cantaba apasionadamente Hoy tengo ganas de ti de Miguel Gallardo mientras Johnny se quejaba y le suplicaba que callara.

TOXOS BAIXO O LUAR (LAWLU/ZOSAN+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora