Capítulo 6

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Chiara oye como tocan a la puerta y cuando da permiso para que la persona pase, una cabellera pelirroja aparece.

—Holi, Diana y yo venimos a vacunar.—Violeta la mira con una sonrisa desde el marco.

—De personas no sé si me quedan vacunas, pero a ver qué podemos hacer por esta preciosidad.—Dice mirando a una Diana que corretea hacia ella moviendo el rabo.—Pasa anda.

—Que graciosa estás esta bonita tarde.—Deja sus cosas sobre la mesa de consulta y mira divertida a la morena jugando con su mascota en el suelo.—Que sepas que tengo todas mis vacunas en orden.

—¿Ah sí?—Pregunta levantando una ceja y levantándose para abrir la ficha de su clienta perruna y marcar la cita.—¿Cuántas vacunas del COVID llevas? ¿Me puedes dar la cartilla?

—Esas no cuentan.—Se defiende mientras le da lo que le ha pedido.

—Esas sí cuentan y lo sabes.—Sonríe vencedora mientras sale de detrás del escritorio.—¿Qué tal estás?

—Muy bien. ¿Y tú?

—Muy bien.—Las dos dejan escapar el aire sintiéndose ridículas.—Le hago primero una revisión rutinaria y luego vacunamos, ¿te parece?—La chica asiente quitando las cosas que ha dejado en la mesa para dejarlas en una de las sillas que hay en frente del escritorio.

—¿Qué tal el finde? ¿Sábado muy resacoso?—Pregunta volviéndose a acercar a donde se encuentra la veterinaria acariciando a su mascota ya en alto, para después ir a por los distintos instrumentos para revisarla.

—Tocaba día de limpieza así que me desperté entre Paula aspirando justo en la puerta de mi habitación y los gritos de Carol echándole la bronca. Criminal para la resaca la verdad.

—Peleas de hermanas.

—Literally! Es como volver a vivir con mis hermanos.

—¿Tienes hermanos?

—Dos. Jasmine tiene dieciséis ahora y Joey ocho. Dos terremotos. Si buscas la definición de hermana mayor, hermana mediana y hermano pequeño te salimos nosotros.

—Dios, un mini tú.—Chiara ríe ante la expresión de ternura de la otra chica.—Denna probablemente muera de ternura en cuanto sepa de su existencia.

—Hablando de Denna, ¿no quería ser mi bestie?—Hace especial hincapié en la palabra.—¿Dónde está?

—Tenía una clase de cinco a siete, la próxima no se la pierde.

—Más le vale.—Dice mientras empieza a auscultar al animal. Se quedan en silencio durante los segundos que tarda en comprobar que tanto su corazón como su sistema respiratorio está en orden.—¿Y tú? ¿Tienes hermanos?

—Una de catorce, ¡no! ¡Quince! Quince años.

—¿No sabes cuantos años tiene tu hermana?—Levanta la mirada del otoscopio con el que está revisando las orejas de Diana para mirarla con una ceja levantada.

—Y este año se me olvidó el cumpleaños. Horrible. Me pegué toda la semana recordándoselo a todo el mundo y fui tan pesada que me obligaron a no nombrarlo y al final se me olvidó. Me di cuenta al día siguiente y me sentí tan mal que casi lloro.—Chiara ríe enternecida mientras ve el arrepentimiento aún latente en los ojos de la chica.

—¿Cómo se llama?—Pregunta una vez ha comprobado que todo está en orden y deja el material en su sitio.

—Cayetana, aunque no le gusta nada. Prefiere que le llamen Tana.

—Tana mola.

—Eres muy ordenada.—Comenta después de ver cómo ha dejado cada instrumento en un lugar concreto de un armario súper cuadriculado.

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