El aire se tornó denso tras la caída de Oscar, como si el mundo mismo estuviera atrapado en un luto profundo. Susie, con el corazón palpitando en su pecho, miró la escena ante ella: la parte inferior del cuerpo de Oscar permanecía de pie, un testimonio silencioso de su sacrificio, mientras su torso yacía en el suelo, inmóvil.
Esto no es un final triste - murmuró Lucy, con determinación. - Él eligió luchar. Siempre fue así. - Su expresión mostraba más firmeza que tristeza; sabían que la batalla no había terminado, y el sacrificio de Oscar era parte de un conflicto mayor.
Betsy y Alice se acercaron, observando la escena con una mezcla de respeto y un nuevo sentido de propósito. - No podemos dejarlo así - dijo Betsy, su voz decidida. - Hay que enterrarlo. -
Con manos firmes, las chicas comenzaron a cavar. La tierra, dura y fría, representaba el último deber que debían cumplir hacia Oscar. Cada golpe de pala resonaba como un eco de su determinación.
Esto es lo que debemos hacer - comentó Lucy, mientras continuaba trabajando. - No podemos permitir que esto sea en vano. - Su tono era práctico, sin espacio para la melancolía.
Betsy y Alice se movieron al unísono, cavando con una intensidad renovada. Cada montículo de tierra que levantaban representaba no solo su esfuerzo, sino también la decisión de no rendirse.
Finalmente, el hoyo estuvo listo. Con delicadeza, levantaron el cuerpo de Oscar y lo colocaron en la tierra. Susie sintió que, aunque la situación era trágica, no había lugar para el lamento. Era un momento para honrar lo que él había hecho, sin sentimentalismos.
Cubrámoslo bien - dijo Susie, mientras comenzaban a cubrir el cuerpo con tierra. - No podemos quedarnos aquí. -
Las chicas trabajaron juntas, cubriendo a Oscar, cada montículo representando su compromiso con la causa que los unía.
Cuando terminaron, se hicieron un círculo alrededor de la tumba, mirando el resultado de su trabajo.
Siempre lo recordaremos - dijo Alice, su voz firme, como si hiciera un juramento. - Esto no puede ser en vano. -
Susie asintió, sintiendo que el peso de la responsabilidad era ineludible. - Esto es solo el comienzo. Debemos seguir adelante y asegurarnos de que su sacrificio no haya sido inútil. -
Con un último vistazo a la tumba, las chicas se dieron la mano. Sabían que el camino hacia la redención sería largo y difícil, pero estaban listas para enfrentarlo juntas.
Vamos - dijo Susie, tomando la delantera. - No podemos quedarnos aquí. Hay mucho por hacer. -
Mientras se alejaban, una brisa suave acarició sus rostros, como un recordatorio de que, aunque Oscar ya no estaba, su lucha continuaría en ellas. El grupo se despidió del lugar, dejando atrás la tumba de Oscar...
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La luz del amanecer apenas comenzaba a filtrar entre los árboles cuando Susie, Betsy, Alice y Lucy dejaron atrás el lugar donde yacía el cuerpo de Oscar. Sin detenerse ni mirar atrás, sus rostros estaban llenos de una determinación gélida. Su ambición ardía ahora más que nunca, impulsada por la certeza de que ningún obstáculo podría detenerlas.Al cruzar el bosque, los pensamientos de las chicas estaban lejos de compasión o remordimiento. La magia que buscaban les pertenecía por derecho; la vida de Oscar y el sacrificio de Erizo eran solo los medios para lograrlo. En sus mentes, el destino de ambos no era más que un paso necesario en su camino hacia el poder absoluto.
Estamos a punto de lograrlo - dijo Betsy, ajustando su capa con una sonrisa satisfecha. - Nadie volverá a cuestionarnos. -
Exactamente - añadió Alice, mirando al grupo con orgullo. - Esta isla ha estado bajo la sombra de la magia débil durante demasiado tiempo. Nosotras seremos quienes lo cambien todo. -
Finalmente, llegaron a una abertura en el bosque donde se encontraba un antiguo altar de piedra, cubierto de musgo y retorcido por el tiempo. Este era el lugar donde el poder oscuro que tanto deseaban sería liberado. La energía del lugar era densa y opresiva, como si el mismo bosque se estremeciera ante su llegada.
Susie dio un paso adelante, sus ojos brillando con ambición. - Este altar ha esperado por alguien lo suficientemente fuerte y sin escrúpulos para reclamar lo que nos pertenece - murmuró, con un tono que dejaba clara su absoluta falta de remordimiento.
Lo único que falta es el ritual final - explicó Betsy, sacando una daga ceremonial y acercándose al centro del altar. - Después de hoy, ninguna de nosotras volverá a ser la misma. -
Las cuatro se tomaron de las manos, formando un círculo oscuro alrededor del altar. Susie fue la primera en pronunciar las palabras del ritual, un idioma antiguo lleno de conjuros y maldiciones que resonaban como ecos siniestros en el aire. A medida que las palabras fluyeron de sus labios, el altar comenzó a vibrar, emitiendo una energía oscura que rodeaba a cada una de ellas.
¿Realmente era necesario todo esto? - murmuró Lucy, con una mirada furtiva hacia Susie. - Oscar y Erizo… ambos simplemente… -
Fueron piezas en el tablero, nada más - replicó Susie, con frialdad. - Este poder nos pertenece. Su sacrificio fue el precio que alguien tenía que pagar. No se necesita más justificación. -
Lucy, a pesar de sus dudas, permaneció en el círculo. Sabía que había llegado demasiado lejos como para dar marcha atrás ahora. Una vez más, unió su voz a las demás, alimentando el conjuro con su propia energía. Poco a poco, sintió cómo la magia oscura comenzaba a invadir cada fibra de su ser, otorgándoles un poder que superaba cualquier límite que hubieran imaginado.
A medida que el ritual alcanzaba su clímax, una luz opaca y sombría se elevó desde el altar, rodeándolas con una sombra palpable. Susie sentía cómo esa magia poderosa y sin restricciones fluía a través de ella, otorgándole la fuerza y el control que había deseado durante tanto tiempo. A su alrededor, el aire se cargaba de una energía perversa, un poder que se sentía antinatural y peligroso.
Esto es lo que merecemos - dijo Alice, sus ojos brillando con un deleite oscuro. - Ahora nadie podrá interponerse en nuestro camino. -
Con una última explosión de energía, el ritual llegó a su fin. Las chicas se miraron unas a otras, sus ojos brillando con una fuerza insaciable y una ambición desmedida. Sabían que desde ese momento, el destino de la isla y todos sus habitantes estaba en sus manos.
Ya no tenemos que responder a nadie - dijo Betsy, con una sonrisa de satisfacción. - Todo aquel que se oponga pagará el precio. -
Las cuatro brujas se alejaron del altar con pasos seguros, dejando atrás una energía densa y una atmósfera enrarecida. No había lugar para la compasión o el arrepentimiento. La isla les pertenecía, y estaban dispuestas a aplastar cualquier obstáculo que se interpusiera en su dominio. En sus mentes, el sacrificio de Oscar y Erizo no era más que un recuerdo insignificante, una pequeña parte de su camino hacia la gloria y el poder absoluto.
Caminaban sin mirar atrás, conscientes de que su ascenso no sería bien recibido por todos, pero convencidas de que nada ni nadie podría oponerse a ellas. El bosque parecía inclinarse en señal de sumisión, como si hasta la naturaleza misma reconociera el nuevo poder que habían alcanzado. Ahora, eran las dueñas de un poder oscuro y corrupto, y no había límites para lo que podrían hacer con él....
Fin del capítulo 10:
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¿A Donde Te Fuiste? (Summer Camp Island)
FanfictionOscar Peltzer tras luego de haber tenido un "accidente" y haber quedado en coma por algunos años despertara para descubrir que su mejor amiga Erizo había desaparecido, ahora tendrá que embarcarse en una nueva aventura para descubrir que sucedió con...