Era extraño. Aunque ya estaba acostumbrada a cosas extrañas en su vida.
Viajar en moto ya era algo raro de por sí. Pero viajar abrazada a Lionel lo era más. Sobre todo con el agregado de Lunes sentado adelante, con las dos patitas sobre el tanque de combustible y las dos manitos sobre el manubrio, dando indicaciones sobre cómo llegar a destino.
-¡Te dije que dobles a la izquierda!
-¡No puedo, es contramano!
-¿Desde cuándo te importan las normas de tránsito?
Al fin llegaron a una calle no muy lejos del departamento de Sara, Lunes ordenó frenar, y bajó de un salto para dirigirse a la puerta. Cruzó rápidamente un jardín delantero con el césped demasiado crecido y desde allí los miró a ambos. Sus ojos se volvieron fosforescentes con la luz del alumbrado público.
Lionel se quitó el casco y miró la casa débilmente iluminada con la luz amarilla de la calle, soltando un suspiro.
-Ey gato, me hubieras dicho que veníamos acá y listo, si yo sé dónde queda. Dimos más vueltas porque quisiste nada más.
Lunes sólo respondió encogiéndose de hombros, y dio un salto para agarrar el picaporte de la puerta, sin éxito.
Mientras bajaba de la moto, Sara escuchó la carcajada de Lionel.
-¿Ves que no sos tan perfecto como creés?
El gato volvió a ignorarlo, dando otro salto que resultó infructuoso una vez más.
-Con lo fácil que es hacer esto -Lionel cruzó el jardín en dos zancadas y tocó el timbre. Después volvió junto a Sara para ayudarla a subir el cordón de la vereda.
La puerta se abrió, revelando a Garfield, o Clint Eastwood, o como se llamara ese gato naranja y rechoncho. No tenía su cara de siempre, entre tierna y despreocupada, sino que mostraba el semblante de un mafioso en plena reunión de negocios.
Sara vio cómo ambos gatos chocaban sus puños a la manera de dos hombres en un gimnasio y Lunes entró a la casa balanceando su cola parada. Cuando los dos humanos quisieron imitarlo, Garfield les cerró el paso.
-¿Contraseña?
-Dale Garfield hace frío -se quejó Lionel, que la mantenía a Sara abrazada contra él.
-¿Contraseña? -volvió a repetir el felino-. Y no soy Garfield, soy Clint. Señor Eastwood para vos. ¿Contraseña?
Sara se sorprendió al ver a Lionel poniendo sus ojos en blanco y lanzando un suspiro.
-"Los gatos son los seres más inteligentes del mundo" -dijo rápidamente y con fastidio.
-Incorrecta. La cambiamos ayer por otra.
-¡No sabía!
-¡Si prestaras atención a tus mensajeros la sabrías!
-¡Nadie me avisó!
-¡Sí!
-¡No!
-Ay basta tengo frío y hambre y me duele la pierna -Sara se soltó de Lionel y enfrentó al gato gordo que hizo brillar su mirada, pero no la intimidó-. ¿Nos vas a dejar pasar, sí o no? Porque sino nos vamos ya mismo.
Garfield bufó, se hizo a un lado.
-Está bien, pasen. Pero para que la sepan, la nueva contraseña es "Los gatos dominarán el mundo".
-Como si ya no lo hicieran -Lionel dejó su casco sobre un sillón, y tomó el de Sara y lo acomodó al lado. Ella lo vio seguir hacia adentro, al parecer conocía muy bien esa casa.
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La chica de los gatos
Teen FictionDesempleada y sola, Sara encuentra que su vida puede empeorar más cuando su gato Roque muere. Pero en medio del caos, descubrirá un don que no sabía que tenía: puede hablar con los gatos. Y a través de ellos comenzará un viaje mágico que la llevará...