»»----- Doce -----««

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Asher

Me sigue gustando.

Terminé como empecé. Ni siquiera siento que seamos amigos. No como antes. Apenas y me dirige la palabra.
El problema está en que no tengo idea de cómo recuperarla. 

¿Ella quiere volver conmigo?

¿Cómo la vuelvo a enamorar?

¿Siquiera podré hacerlo?

—Has vuelto a perder, en verdad apestas. —¿Lo lograré? No puede ser tan difícil, o más bien. Esto será más difícil que la primera vez.— ¿Asher? ¿Me estás escuchando?— En verdad la extraño. Quiero volver a hablar con ella, escucharla hablar entusiasmada, escuchar su risa. Que vuelva a sonreírme.— Asher… ¡Asher!

—¡Oye! ¿Acaso eres un cavernícola? Estoy justo al lado tuyo. Casi me rompes el tímpano. —Tapé mi oreja para evitar que lo fuera a hacer otra vez.

—Otra vez estabas ignorándome, no sé qué quieras que haga. Has estado muy raro estos días. Y no has hablado de Alice. Sales con tus amigos, pasas un poco más de tiempo afuera. Pareces normal hasta que estás solo. Pasas demasiado tiempo pensando. Eres raro. Por cierto, mamá quiere saber cuándo invitarás otra vez a Alice.

—No creo que venga sola. —Vaya, esa ventana se ve muy bien. Escuché como puso otra batalla y como presionaba sin piedad los botones de su control.

—¿Sola? Ni que los fuéramos a dejar solos. Si te distraes así perderás otra vez…

–No es eso...

—¿A qué te referías entonces?

—Tuvimos… un conflicto. Ella terminó conmigo.

—¿En serio? —Su cara reflejaba confusión, pero pronto pasó a burla. Al fin le puso pausa al videojuego para reír.— No queda mucho que hacer, ella es inteligente. De seguro te dejó porque cometiste una tontería a niveles inmensos. Tal vez al fin tendré mi oportunidad.

—¿Oportunidad? —Lo miré confundido. Jamás se había comportado con burla cuando terminaba alguna relación mía.

—Sí, oportunidad. Ella no te pedirá volver, y tú, —me miró con superioridad— No has hecho ningún movimiento, ¿Verdad? Me encanta estar con Alice. Ella es más… interesante que las chicas de mi escuela. Siempre sale con algo que en verdad me vuela la mente. Así que me encantarí-

—Ni se te ocurra, Harry. 

—¿Eh? —hablaba con un tono irónico.— No sé a qué te refieres, se claro, hay muchas cosas que tengo pensadas ahora mismo y otras tantas que se me pueden llegar a ocurrir… ¿Quieres que te las cuente?

—Si la obligas a hacer algo...

—Pero no la obligaré a nada, hermanito. Por algo dije oportunidad. ¿Crees que ella quiera ir conmigo a-

—Cállate y déjame en paz. —Me levanté y salí de su cuarto. Esta vez eran carcajadas.

—Ven por la revancha otro día. —Esta burlándose de mí, solo es eso.
 
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—¡Esto es horrible! Esta tortura debería ser prohibida. ¿A quién se le ocurre que puede ser saludable estar tantas horas sentado frente a un libro?

Entre Música y LetrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora