¡3 DORITOS DESPUÉS. VINE MÁS RÁPIDO DE LO QUÉ SE ESPERABAN. ESTE CAPÍTULO ES CORTO, PERO MERECÍA SU PORPIO CAPÍTULO, SIN MÁS QUE HABALR!...
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La terrorífica transformación de Dareen
Dareen cayó agitado al suelo, su sufrimiento era insoportable, como si su cuerpo estuviera hirviendo desde adentro. Los órganos parecían expandirse, y sus ojos vibraban, marcando las venas en su superficie; sus pupilas, dilatadas más de lo normal, reflejaban la agonía que lo consumía. Emitía quejidos feroces, abriendo la boca y llevándose las manos a la cabeza, como si estuviera atravesando un intenso dolor de cabeza.
Los demás lo observaban con profunda preocupación, el miedo reflejado en sus rostros, paralizados por la angustia.
Al cruzar la capa protectora, habían esperado caer en un lugar “tranquilo”, pero solo encontraron miles de muros más, rodeados por una densa niebla que ocultaba el cielo.
¿Cuánto tiempo más podrían seguir luchando?
—Fue inyectado con esa cosa. Les advertí que esos gigantes, una vez retiradas sus vendas, serían una amenaza palpable —dictó Ainara, sumida en la desesperación.
—Nunca dijiste nada —exclamó Morocota, atónito ante la escena que se desarrollaba ante sus ojos.
—¿Hay algún remedio? ¿Algo que podamos hacer?
—No hay cura ni nada que lo detenga —explicó Ainara, su voz llena de preocupación. Miró al hombre, casi en estado de trance, mientras escuchaba los gritos de su compañera, cada rugido y cada paso resonando en su mente. Su mirada era terrorífica, su cuerpo había dejado de ser humano, transformándose en una criatura distorsionada que vagaba sin rumbo. Verlo en ese estado, incapaz de ayudarlo, era una tortura; una vez que comenzaba la transformación, solo corrían el riesgo.
—Ainara...
—Ainara...
—¡Hey!
—¡Hey!
—Ainara, ¿qué te pasa?
—Oye —le dijo Lewis, tomando sus hombros y moviéndola suavemente para que regresara a la realidad.
—¿Q-qué dijiste? —tartamudeó, intentando recomponerse.
—Todos te llamábamos y no respondías. ¿Qué sucederá con este hombre? —musitó Harold.
—Cuando esas cosas te inyectan, tardará 20 segundos en hacer efecto. Una vez que eso ocurra, ya no será un recluso, se convertirá en un monstruo humanoide con ansias de devorar...
—¡Hay que matarlo! —gritó Jean, con una mezcla de preocupación y miedo—. Es mi amigo, ha luchado a mi lado, pero si representa un peligro, esa es la mejor solución.
—No. Recuerden que entre nosotros no podemos asesinarnos. A pesar de que ahora sea una bestia, sigue siendo un recluso, sigue teniendo su código. Su expediente está manchado, pero eso no cambia. Matarlo es impensable; nuestra única opción es huir.
—¡Dijiste que habías matado a tu compañera! —exclamó Lewis.
—Nunca la maté —respondió Ainara, haciendo un puchero—. Solo la herí. Intenté acabar con ella, pero mientras la inmortalidad recorra nuestros cuerpos, es imposible. La muerte entre nosotros no existe. La única opción es correr o esperar a que algo fabricado por ellos lo elimine.
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LABERINTO
General FictionEn un mundo distópico, la prisión de máxima seguridad conocida como "Laberinto" había ganado notoriedad por su enfoque único en el castigo de los criminales. En lugar de las celdas tradicionales, los reclusos eran arrojados a un laberinto mortal. Si...