Capítulo 6: Solo Por Él.

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Pasaron semanas en las que el tiempo se desvanecía para Jisung y Minho en aquel rincón secreto, un espacio al que ambos acudían como a un santuario. Un susurro del mundo real se colaba en forma de las cicatrices de la guerra, pero allí, tras esa colina, entre las ramas caídas y las sombras de los árboles, la realidad se difuminaba, y la esperanza brotaba en cada uno de sus encuentros.

Minho llegaba siempre unos minutos antes, como si no pudiera esperar a verlo, con el pecho apretado de una emoción extraña, ansiosa, y una preocupación que lo carcomía. A pesar de la seriedad con la que había comenzado a investigar sobre el paradero de Jeongin, Minho se había descubierto pensando en algo más que en la misión. Cada noche, tras despedirse de Jisung, su mente se llenaba de las palabras, las sonrisas y los silencios compartidos. Había una conexión inexplicable, algo que lo hacía desear protegerlo, estar cerca, más allá de cualquier motivo lógico. Lo que empezó como un deber se había transformado en un deseo profundo, una urgencia de estar a su lado.

Esa tarde, mientras esperaba a Jisung, Minho no pudo evitar perderse en sus pensamientos. Las imágenes de cada encuentro pasaban por su mente, llenándolo de una calidez que nunca había sentido antes. Se dio cuenta de que había comenzado a vivir por esos instantes, que cada mirada de Jisung, cada risa espontánea, cada roce casual de sus manos, había ido creando una necesidad que jamás se había permitido sentir. Su vida siempre había sido controlada, sin lugar para sueños o emociones que pudieran poner en riesgo su deber. Pero Jisung… Jisung había cambiado todo eso.

Pensó en su risa, en el modo en que sus ojos se iluminaban cuando hablaban de Jeongin y la esperanza crecía en su mirada. Minho sabía que era peligroso sentir de esa forma, que en una guerra no había espacio para el amor o la debilidad. Pero con Jisung era inevitable. Sentía una conexión tan profunda, tan extrañamente familiar, que comenzaba a desear quedarse atrapado en esos momentos con él. "¿Será que él siente lo mismo?", se preguntó, su corazón latiendo con fuerza. No se atrevía a decirlo, pero cada vez que lo miraba, sentía que algo más que palabras los unía. Quería creer que esa chispa, esa complicidad, no era solo una ilusión.

Entonces, Jisung apareció, como siempre, con su paso rápido y decidido. Minho sintió cómo su pulso se aceleraba al verlo, y sus pensamientos se desvanecieron ante la realidad tangible de su presencia. Jisung le sonrió, esa sonrisa tímida pero sincera, como si también él se sintiera desbordado al verlo. Se sentaron bajo un árbol, tan cerca que sus rodillas se rozaban, y el contacto hizo que un suave rubor subiera por las mejillas de Minho.

— ¿Y bien? ¿Algo nuevo? -preguntó Jisung, aunque en su tono había más de lo que sus palabras decían. Había una esperanza, pero también un nerviosismo escondido-.

Minho asintió, mirándolo directamente a los ojos.

— Escuché algo sobre un campamento en las montañas, donde están reteniendo civiles... Creo que hay la posibilidad de que él esté ahí, pero no es seguro, e ir sería demasiado peligroso para ti, incluso para mi si no tengo la autorización de estar ahí. -susurró, como si al decirlo en voz baja se sintiera menos real el riesgo que implicaba-.

Jisung lo miró, y en su mirada se reflejaba algo más profundo que agradecimiento. No era solo la promesa de encontrar a Jeongin lo que lo conmovía, sino la forma en que Minho hablaba, el cuidado y la dedicación que ponía en cada palabra. Sabía que Minho estaba arriesgando más de lo que cualquiera haría, y, en el fondo, había empezado a entender que él era parte de la razón.

Para Jisung, el mundo había cambiado desde el momento en que Minho apareció. Su vida antes era un ciclo de desesperación y miedo, una espera infinita sin respuestas. Pero desde que Minho comenzó a ayudarlo, desde que compartieron esas miradas y esos silencios, algo en él se había encendido. Cada vez que lo veía, sentía que el dolor y la incertidumbre se desvanecían, como si solo con él pudiera encontrar algo de paz. Era extraño, porque la guerra seguía, su corazón todavía estaba roto por la ausencia de Jeongin, pero al estar junto a Minho… el mundo parecía más soportable, menos oscuro.

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