A la mañana siguiente mis ojos se abren con algo de pesadez, la habitación está semioscura debido a las gruesas cortinas que cubren las ventanas y no dejan entrar muy bien la luz del sol. Me incorporo en la cama, los recuerdos del día anterior viniendo a mi mente como un balde de agua fría.
Como si no creyera lo que pasó ayer, reviso debajo de la sábana que me envuelven y...efectivamente, estoy desnuda.
Pero también viva.
Las puertas de la habitación se abren, siendo mi primera reacción cubrir mi pecho con las sábanas; una mujer de estatura mediana y con cabello recogido en un moño entra a la habitación, dándome una suave sonrisa y llena de prudencia, como si no quisiera asustarme.
— Espero que haya descansado bien — En su voz hay dulzura genuina, su sonrisa y voz llena de suavidad son sorprendentemente llenos de familiaridad y la vez de respeto.
Ella camina para hacia las ventanas y abre las cortinas, dejando entrar más claridad, los rayos de sol entrando directamente a través del cristal, obligándome a entrecerrar los ojos para tratar de acostumbrarme a la repentina claridad.
— Tengo el honor de ser su dama de compañía durante su estadía aquí, así que, por favor, llámeme Merle — Merle me hace una pequeña reverencia mostrando respeto.
Aunque en este estado ante ella, no me siento tan merecedora de esa reverencia, su diligencia para referirse a mí es sorprendentemente respetuosa, considerando que soy de un reino con el cual tienen una larga historia.
Me recuerda a Thea...
Eso me recuerda también que no sé dónde está en estos momentos.
— Encantada, Merle... — digo tratando de formar una sonrisa, mis mejillas están ligeramente sonrojadas por mi estado, más sin embargo en mi voz se percibe un ligero intento de mantenerme tranquila.
— Disculpe, ¿usted sabe que ha sido de la joven que me ha acompañado?
— Ella regresó a su reino a primera hora de la mañana.
— ¿Pri...mera hora? ¿Qué hora es?
— Ya es medio día — dice con voz suave divertida sin sentido de burla, y al parecer le ha dado más gracia el ver mi cara de sorpresa. No puedo creer que he dormido demás. — Debería de bañarse, y después podría elegir uno de los vestidos que trajo, ya están ordenados en el mueble de enfrente.
Volteo hacia uno de los guardarropas que se encuentra en la habitación, él que está frente a la cama, sin embargo, no puedo evitar poner una expresión llena de confusión.
— Disculpe... no entiendo — pregunto con confusión en mi voz, mientas mis manos se siguen aferrando a las sábanas en mi pecho — se supone que deberían de estar en la habitación en la que me quedaré. — Esta vez la sonrisa de Merle es de ternura y eso hace que mi corazón se derritiera, hace mucho nadie me veía así, Thea no tenía esa expresión al verme, ella era algo así como...una amiga mayor y experimentada, la persona que se quedó conmigo hasta el final por una promesa.
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La danza de dragones
Fantasy¿Desde hace cuanto la muerte se ha sentado al lado de Deyanira? ¿Desde cuando ella la ha recibido como una vieja amiga? Sus manos se entrelazan cuando bailan sobre la vida; mientras su corazón se doblega ante una maldición, sus ojos buscan los ojo...