15. Solo Mía

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Después de que Yoko subió al taxi para ir a trabajar, regresé al departamento y me dormí, necesitaba recuperar las energías que había gastando de manera exquisita la noche anterior con ella. Desperté justo a tiempo para ponerme de acuerdo con ella y encontrarla para almorzar juntas. Me di una rápida ducha y me dirigí al restaurante que me indicó. Otra cosa se agregaba a la lista de lo que nunca antes había hecho, pedí una mesa sobre la acera, por lo regular pedía en un discreto rincón, pero ahora no tenía nada de que ocultarme, por el contrario, quería que todo el mundo se diera cuenta de lo feliz que era con mi Yoo.

—¡Faye Malisorn! —escuché una voz femenina exclamar y levanté la vista que tenía clavada en el menú— No lo puedo creer, ¿Qué haces aquí? —agregó y me levanté para saludarla al reconocerla.

—Esperando a mi novia —respondí extendiéndole la mano y nos dimos un beso en la mejilla.

—Es una broma, ¿Verdad? —exclamó incrédula riéndose.

—No, hace un par de meses que tengo novia... formal.

—¿En serio ha sido cazada la irresistible Faye Malisorn? —dijo subiendo sus manos por mis brazos— Es una verdadera lástima, aunque —Se lamió los labios— Eso no es impedimento para que tú y yo algún día volvamos a divertirnos, como en los viejos tiempos —añadió acercándose peligrosamente a mí y giré la cara para evitar que me besara en los labios.

—Buenas tardes —escuché la voz seria de Yoko decir.

—Corazón, al fin llegas —dije feliz y la tomé de la mano para luego besarla en los labios, quería que quedara muy clara mi relación con ella— Mira, te presento a Tanya, una vieja amiga. Tanya, ella es Yoko Lertprasert, mi novia

—Mucho gusto —respondió Tanya sin extenderle la mano.

—Igualmente.

Tanya agregó un comentario bastante desagradable y después me dio un beso en la mejilla de despedida, en seguida noté como Yoko se enfureció más y tuvo toda la intención de ¿Golpearla? ¿Sus celos podrían llegar a tanto? Quizá era tan psicópata como yo. Traté de tranquilizarla, pero seguía reclamándome, a pesar de mis explicaciones.

—Yoko, hace mucho que dejé de estar con otras mujeres —Mi cuerpo ni siquiera respondía a otras— Grábate esto muy bien aquí —Señalé su sien con mi dedo— Y aquí —Señalé su corazón— La única que me importa eres tú, a la única que quiero es a ti, con la única que me interesa compartir mi cama es contigo —musité en su oído y la abracé— Aunque, para serte sincera, me da gusto que esto haya pasado, porque tus celos me demuestran cuánto me quieres.

—¿Y todavía te atreves a dudarlo?

—No, pero me encanta confirmarlo —aclaré y la besé.

—¿De verdad no ibas a dejar que te besara?

—Por supuesto que no, te lo juro, Yoko. Entiendo tu desconfianza, pero si de algo debes estar segura es que jamás te engañaría, no tengo ninguna necesidad de hacerlo. Ya vamos a comer, anda.

Nos sentamos y en tanto nos llevaban la comida, Yoko me contó lo que le había dicho su jefe sobre mí, indudablemente el mundo era un pañuelo, jamás me imaginé que él fuera familiar de una de las chicas con las que salí. Entonces opté con aceptar mi realidad frente a Yoko, le expliqué que en efecto era así, pero que había cambiado por ella, que ya ni siquiera tenía el celular al que me llamaba cuando éramos un par de desconocidas y le di el número de mi celular normal.

Cuando terminamos de comer la acompañé a su trabajo. Había decidido prepararle algo especial para la cena, así que fui a comprar todo lo necesario, incluido un hermoso arreglo de alcatraces que coloqué en la mesa al igual que los cubiertos para dos personas. Me dirigí a la cocina y me puse manos a la obra. En cuanto terminé fui por ella a la oficina y al regresar la sorprendí gratamente, ya que no se esperaba que yo preparara la cena ni mucho menos que supiera cuáles eran sus flores favoritas.

Libre hasta que apareciste en vida | FayeYokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora