10. Enfrentando La Verdad

549 59 0
                                    

—Por Dios, Lux. Me la acaba de presentar, ¿De dónde sacas que la conozco de otro lado y que me gusta? —dije esperando sonar convincente.

—Otra vez negando las cosas —Movió la cabeza exasperada— ¿De verdad piensas que soy tonta? Se te olvida que soy muy intuitiva, además de que te conozco de toda la vida. ¿Vas a negarme que entre tú y ella había una tensión muy fuerte? Que no es para nada normal cuando acabas de conocer a alguien.

—Estás equivocada, Lux. Ya deberías de escribir un libro, últimamente andas muy fantasiosa.

—Y tú sigues insultando mi inteligencia. Está bien, si no me quieres decir la verdad, no lo hagas, pero después no vengas a pedirme ayuda porque no sé si te la dé.

La abracé para tranquilizarla, en verdad había olvidado lo perceptiva que era y francamente no pensé que se notara tensión entre Apasra y yo. ¿La habrá percibido Folk? Esperaba no haberla metido en problemas, aunque él la engañara, seguro actuaría como el típico macho si se enteraba que ella le hacía lo mismo.

—--

Al día siguiente, quise llamar a Apasra, después de todo ella había preguntado si nos podíamos ver, claro que las cosas habían cambiado desde esa llamada, ahora ella sabía quién era yo y la verdad no estaba segura de que la relación con Folk fuera del todo mal, debía quererlo o no estaría con él. La cuestión era averiguar qué tan profundos era sus sentimientos hacia él, pero para eso necesitaba tenerlos cerca, convivir con ellos, ver como se trataban, quizá era buena idea seguir la sugerencia de Lux e invitarlos a cenar uno de estos días, o tal vez, debía dejar que las cosas siguieran su curso, faltaba poco para el desfile de Lingling y ahí era seguro que la vería, aunque no sabía si él la acompañaría.

Dos días más tarde Folk me invitó a almorzar en agradecimiento por haberlo invitado al partido y de paso veríamos unas nuevas inversiones, así que quedamos de vernos a las dos en el restaurante del Lingling Imperial. Llegó muy puntual y mientras esperábamos que nos llevaran la comida hablamos de negocios y después hizo un comentario sobre tomar vacaciones que me dio una gran idea.

—¿Así que piensas tomarte unos días libres? —pregunté después de tomar agua.

—Es mi intensión, tengo como seis meses prometiéndole a Yoko que viajaremos y no he podido cumplirle —Sin querer me estaba proporcionando información valiosa.

—¿Y tienes algún lugar pensando? —Mi mente maquiavélica estaba trabajando.

—La verdad no. Tal vez la playa, no sé.

—Pues yo tengo una pequeña casa muy cerca de Las Vegas, si quieres te la puedo prestar por un fin de semana.

—¿En serio? Eso sería fabuloso, siempre he querido ir a Las Vegas a apostar.

—Y a... —estaba a punto de decir Apasra, pero logré quedarme callada a tiempo, ya que él no la llamaba así— ¿A tu novia le gustará ir allá?

—Seguro, con tal de estar conmigo irá adonde sea —arrogante, lo que no sabía es que no estarían solos.

—Si quieres consúltalo primero con ella y ya después me avisas.

—Más bien tengo que consultar con mi jefe que días puedo ausentarme de la oficina.

—Pues cuando sepas la fecha exacta me avisas para darte las llaves.

—Gracias, yo creo que será en dos o tres fines de semana, yo te confirmo —sonó su celular y sonrió al ver de quien se trataba— permíteme unos minutos, es de la oficina —se excusó y se levantó de la mesa.

¿De verdad habría creído que me tragué su cuento? Ni siquiera era Apasra la que le llamaba, no tenía porque alejarse si se tratara de ella y menos con lo que acabábamos de platicar. Que rabia me daba saber que ella ignorara lo que realmente hacía su noviecito en su ausencia, aunque por otro lado y pensando mejor las cosas, eso era una ventaja para mí, me estaba facilitando el camino hacia ella y quizá algún día yo sería quien lo desenmascarara y ya no habría ningún obstáculo para que ella estuviera conmigo. En dado caso que así lo quisiera, Apasra tenía que asegurarme que estuviera igual que yo y en ese viaje me daría cuenta, ese viaje sería decisivo para el curso que tomarían las cosas entre ella y yo.

Libre hasta que apareciste en vida | FayeYokoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora