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Jin chilló, mientras Jungkook seguía embistiéndolo. Estaba agotado, habían tenido sexo toda la noche y Jungkook parecía insaciable. Quería descansar un momento, pero el constante golpeo de la polla de su novio contra su entrada le negaba cualquier posibilidad de sueño.

—Oh, Jin. Eres mío —Dijo Jungkook en un tono posesivo, mientras vaciaba su carga dentro de él. Despegó el cabello de la frente de Jin, analizando su expresión de placer y temor.

—¿Q-qué? —Logró balbucear el mayor, entre jadeos, mientras Jungkook le introducía dos dedos con brusquedad.

—No se te permitirá ir a trabajar más —Dijo el menor, quitando los dedos y llevando su mano a su polla.

—¿Cómo? —Logró articular Jin, sorprendido. —¿Por qué ya no puedo ir a trabajar? Me gusta mucho mi trabajo —Dijo, mordiéndose los labios cuando sintió la polla del menor frotarse contra su entrada.

—¿Ah, sí? —Preguntó Jungkook, una risita burlona acompañando su voz—. ¿Acaso ahí estaba tu amante?

—¿Amante? —Preguntó Jin, confundido y asustado. No podía entender de qué hablaba Jungkook.

—Te lo he dicho, Jin —Su tono se volvió más grave, mientras seguía acariciando los bordes de la entrada de su novio con su polla dura—. Eres mío, y no se te permite ver a nadie a menos que yo quiera.

Jungkook empujó su polla de nuevo dentro de él, y el gemido de Jin se mezcló con el sonido de cuerpo chocando contra en de Jungkook.

—Jungkook, por favor... —Imploró Jin—. Esto no es j-justo. N-necesito mi vid-da.

—¿Vida? —Jungkook lo miró con desprecio, su ritmo aumentando de intensidad—. ¿Y qué hay de mí? ¿No soy suficiente para ti?

Jin cerró los ojos, sintiendo como la desesperación crecía dentro de él. El placer se tornaba en dolor, y lo que antes había sido deseo ahora era un yugo que lo oprimía.

—Tú so-solo piensas en t-ti —Dijo, con voz entrecortada, mientras el menor aumentaba la presión—. Yo no soy u-un juguet-te.

Jungkook río, una risa fría y sin alegría. —Eres exactamente eso, Jin. Un juguete que me pertenece. Y no te atrevas a olvidarlo.

Jin sintió un escalofrío recorrerle la espalda mientras Jungkook lo penetraba más profundo, un torrente de emociones desbordaba dentro de él.

Las palabras de Jungkook reverberaron su mente, y a pesar de que una parte de él deseaba rebelarse, la realidad lo abrumaba. Las embestidas se hicieron más intensas y rápidas.

Tal vez algún día saldría de esto.

*****

Jin se encontró encorvado sobre el inodoro, su cuerpo temblando mientras intentaba vomitar. Las arcadas se apoderaban de él, pero nada salía.

Su estómago estaba vacío, y lo único que conseguía era un dolor agudo que le recorría las entrañas. La luz del baño le parecía demasiado brillante, y sus ojos se llenaban de lágrimas que no sabía si eran por el esfuerzo o la desesperación.

Llevaba semanas en un ciclo tortuoso. Su salud había comenzado a decaer, y cada día que pasaba se sentía más distante de la persona que solía ser.

La falta de apetito lo había llevado a perder peso, pero eso no se notaba. En cambio, su rostro estaba pálido y demacrado, las ojeras marcaban su piel.

¿Por qué no podía ser más fuerte? ¿Por qué se había dejado llevar a este punto?

Después de lo que pareció una eternidad, Jin logró levantarse. Se secó las lágrimas con manos temblorosas y respiro hondo, tratando de recuperar la compostura. Sus piernas se sentían débiles, pero se obligó a salir del baño.

Cuando abrió la puerta, la tenue lámpara iluminó la cama, donde Jungkook estaba tirado, con los brazos detrás de la cabeza, mirando al techo. Su expresión era indiferente.

—¿Qué estás haciendo? —Preguntó Jungkook.

Jin se detuvo en la puerta, sintiéndose pequeño y vulnerable. La mirada de Jungkook lo atravesaba.

—Nada... —Musitó, incapaz de sostener su mirada.

—¿Nada? —Replicó Jungkook, girándose para observarlo con una ceja levantada—. Te veo más pálido que de costumbre. ¿Estás enfermo o simplemente no sabes cuidarte?

Las palabras del menor golpearon a Jin como una ola fría. Sabía que tenía razón; su salud se había deteriorado, pero la falta de compasión en la voz de Jungkook lo había sentir aún más miserable. Le dolía el trato que le daba.

—No tengo hambre —Respondió Jin, su voz temblando.

—¿Y eso es una excusa para encerrarte en el baño y hacer lo que sea que haces? —Preguntó con aburrimiento—. Siempre me sorprende lo patético que puedes llegar a ser.

Jin sintió que su corazón se hundía en su pecho.

—Yo... lo siento —Dijo, sintiendo que las lágrimas volvían a amenazar con brotar—. No quería molestarte.

—Eres un desastre, Jin. Siempre lo has sido —Dijo levantándose.

Jin anticipó un golpe pero le sorprendió el hecho de que simplemente pasó de largo y entró al baño.

¿Qué pasó?

*****







Vani.

ULTRAVIOLENCE <<KOOKJIN X TAEJIN>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora