Capítulo 2: Infancia

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Cuando Toji despertó en aquella pequeña cuna, se encontró confinado en un espacio minúsculo y rodeado por las altas barandillas de madera. Ya había pasado un tiempo desde aquella primera experiencia de nacer, algo que no deseaba recordar jamás. "Ese día fue una pesadilla," pensó, recordando el frío, el dolor, y la humillación de aquel primer contacto con el mundo exterior.

Ahora, había aprendido a reconocer ciertos patrones en su nueva vida. Su madre trabajaba fuera durante gran parte del día, así que su abuela solía encargarse de él. La observaba mientras ella se movía por el reducido espacio de su apartamento, algo desgastado y sin grandes lujos. Para alguien que había vivido en la piel de un guerrero, era un cambio radical. La pobreza se sentía en cada rincón de su nuevo hogar: paredes descascaradas, un televisor viejo y muebles desgastados que apenas llenaban el pequeño espacio.

Suspiró o al menos, lo que intentaba como suspiro en ese diminuto cuerpo de bebé, observando desde las rejas de su cuna. "Es horrible ser un bebé. No puedo hacer nada." Pensaba con frustración, sintiéndose incapaz de moverse más allá de un balanceo o un leve giro en su espalda. Intentó hablar, alguna vez, y solo le salieron balbuceos sin sentido. "Lo peor de todo..." continuaba en su mente, mientras la incomodidad en su cuerpo aumentaba, "...es que tengo que hacer mis necesidades en un pañal. Qué asco."

Como si sus pensamientos tuvieran poder, una queja se escapó de sus labios en forma de llanto. Sabía que aquello era su única herramienta, su "mejor arma" en estos momentos. Pronto, el ruido de pasos se acercó, y su abuela entró en la habitación, con esa sonrisa amable, pero hablándole como si fuera un idiota. "¿En serio?" pensó, ya cansado de esa atención excesiva. Sin embargo, la mirada ansiosa de su abuela indicaba que venía con el biberón, lo cual, al menos, era un alivio para el hambre que ya comenzaba a molestarlo.

Su abuela lo tomó en brazos y le acercó el biberón. Toji observó las paredes descoloridas mientras bebía de mala gana. A veces se preguntaba cómo había llegado a estar en una familia tan humilde. La casa, mejor dicho el departamento, era pequeña, con poco más que lo básico, y su madre solía llegar exhausta cada noche, como si la vida misma la estuviera drenando. "Parece que no tengo padre," pensó, recordando que jamás había escuchado a nadie mencionarlo.

Al terminar de beber, sintió una ligera presión en su espalda cuando su abuela le dio unas suaves palmadas, provocando que eructara. "Ugh... humillante," murmuró para sí, mientras la sensación de alivio llegaba a su pequeño estómago.

De repente, la abuela encendió el televisor. Con interés, Toji giró su atención hacia la pantalla, esperando algo que lo distrajera de la monotonía de su vida. Al principio, solo había una telenovela dramática. "¿En serio?" pensó, resignado, aunque al menos era mejor que nada. Pasado un rato, la abuela cambió de canal y se detuvo en las noticias. Las imágenes mostraban una serie de personas arrestadas, y el reportero narraba los eventos. "¿Por qué tiene cuernos el reportero?" pensó con confusión. La palabra "villanos" y el nombre "All Might" sonaron con claridad. La abuela apagó el televisor antes de que él pudiera captar más, y luego lo llevó de regreso a la cuna, encerrándolo de nuevo en su "cárcel."

Después de un rato, el cansancio lo venció y se quedó dormido.

La tranquilidad se rompió horas después cuando escuchó la puerta de entrada. Era de noche, y el eco de los pasos de su madre resonaba en el apartamento. Se había acostumbrado a escuchar la voz de su abuela llamándola "Yaeko," y, tras varias conversaciones, también entendió que su apellido era "Fushiguro". "Toji Fushiguro..." 

"¿Es en serio? ¿Otra vez Toji Fushiguro?" pensó, casi sintiendo una risa burlona atrapada en el pecho. Era como si el universo no pudiera soltar el chiste, una broma cósmica que se había reciclado con descaro. No solo había vuelto a nacer en un nuevo cuerpo, sino que le habían lanzado al mismo apellido, a su misma maldita identidad, como si alguien en los cielos estuviera disfrutando demasiado de esta ironía.

Toji en My Hero AcademiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora