. . . Hago mención de que a partir de este os ocuparé a rayis, es decir lector (fem) x Daryl.
･:*:･ﾟ'☆ . . . donde daryl trata de ayudarte a integrarte y tú comienzas a sentir algo por él.
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Desde que llegaste a la prisión Daryl no podía sacarte del ojo encima. Quedó embobado con tu belleza, pero no solamente eso. Él se dió cuenta de lo asocial y tímida que eras, llevabas días en la comunidad y aún no te adapatabas y preferías aislarte. Esto a Daryl le llamaba la atención él quería saber más de ti.
Sin embargo, él temía acercarse a tí y tú simplemente te fueras.
— Eso es todo — dijo Carol acercandose a Daryl — Puedes descansar, haré guardia yo esta tarde — pone sus manos en su cintura.
El cazador la miró — ¿Segura? — Carol asiente.
Daryl sin protestar se va a hacia la prisión, iba a tomarse la tarde para dormir una siesta en su celda. Aunque sus planes se tuvieron que interrumpir al llegar a la entrada, no había nadie, pero escucha unos sollozos, se acerca al ruido, pero te ve a ti con tus rodillas en tu rostro llorando, Daryl veía tus pequeñas convulsiones al estar llorando. No sabía como reaccionar, si acercarse o simplemente irse, tú no te dabas cuentas de su precencia, miraste hacia al frente veías como el sol estaba por esconderse.
El cazador sin pensar más, se acerca hacia ti — ¿Estás bien?
Sorprendida te giras hacia esa voz masculina, pudiste ver al cazador mirándote.
Te limpias tus lágrimas y rápidamente asientes a su pregunta. Daryl dudando, se acerca lentamente hacia a ti, sentándose a tu lado.
— No... — murmura — No deberías lidiar con eso sola.
Desvías tu mirada, observabas tus manos, tus uñas, Daryl fijó su mirada en tus manos también, te veías tan delicada y tus manos delgadas lo tentaban a que sus manos asperas quieran tocarte.
— Llevas varias semanas aquí y aún no hablas — continúa Daryl — A veces pienso que tal vez no hablas mi idioma.
Miras a Daryl al escuchar sus palabras, era verdad. Desde que habías llegado no había salido ninguna palabra en tu boca.
Tomas aire y finalmente dices — P-perdón.
Daryl sorprendido al escucharte por primera vez, quedó asombrado con tu dulce voz, él la había imaginado de miles de maneras, pero al oírte supo que sus pensamientos quedaron pequeños al escucharte.
— No te disculpes — te mira — Puedes hablar conmigo.
Dudas un poco, no sabías como explicarle el porqué de como te sentías. El cazador lleva su mano a su bolsillo y saca un pedazo de chocolate, lo tenía guardado para Carl, pero ahora que esta contigo de esta manera, quiso dartelo.
