Una vida quitada por una furia incontrolable, un recuerdo perdido escondido tras la locura.
Ambos tan diferentes pero ligeramente unidos.
Nadie sabe de que uno es realmente capas hasta que decides romper el hilo de la cordura y dejar que tu cuerpo...
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—El día que tu madre sufrió el accidente dices que estaba muerta -asentí a sus palabras- eso te hicieron creer, las pastillas que fueron reemplazadas provocaron que el corazón de tu madre se detuviera, posiblemente luego de irte ella despertó, pero aprobecharon tu ausencia y le inyectaron algo que aun no se reconoce.
—¿La policía cree que yo lo hize? -ahora el asintió- ¿por qué querría matar a mi propia madre?
—No se porque se piensa eso, pero también se cree que tuviste un complice debido a las huellas, si la policía te encuentra facilmente le culparan de complice -miró a Nathan quien estaba observandonos con seriedad desde la pared más sercana arrecostado- De todas formas, el caso se puso serio y tu busqueda se a tomado como prioridad.
—¿Porqué?, ¿no tienen más cosas importantes en la cabesa? -proteste indignada-
—Conociendo a la policía de este pueblo, no se cansaran hasta dentro de unos...20 años -hablo Nathan hacercandose-
—No ayudas -le mire de reojo con enojo para luego levantarme- Vamos Allister
—¿A donde? -el nombrado me miró confuso-
—¿A donde más?, iremos a mi casa, si encontramos al que asesino a mi madre se me quitaran los cargos y tendrán al verdadero homicida
—Claro que no iras -el rubio sostubo fuerte mi brazo- La policía estará rondando mucho, si te ven te atraparan, piensa con la cabesa fría
—Y eso hago -me safé- no me quedare de brasos crusados mientras la policía me busca por un crimen que resulta ser, yo no cometí, y tampoco me quedare con la duda de quien me arruino la vida -tome a Allister del braso y salí ignorando los gritos de Nathan-
Caminamos por el bosque, cruzamos calles con cuidado hasta llegar a lo que una vez fue mi casa.
Incontables recuerdos cruzaron por mi mente.
La acera donde papá me enseño a montar bicicleta.
El exterior siendo decorado por mamá en navidad, que ahora solo tenía cintas policiacas evitando el paso al área.
Al entrar estos continuaron con mayor intencidad.
Mis primeros pasos.
Las maravillosas cenas entre risas tanto de niña como de adolecente.
Los cumpleaños memorables por ese pastel que mamá siempre preparaba, que apesar de que lo odiaba, amaba el pequeño gesto que tenía al abandonar su trabajo simplemente para dedicarme ese día solo a mí.
Las lágrimas amenazaban pero las retuve justo en el momento que esos recuerdos enterrados salieron.
El día en que papá nos abandono o las semanas atrás donde provoque un fuerte golpe de mi madre que pudo causarle la muerte.
