En el olvido.

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Tore Elías:

Tengo que reconocer que probablemente el peso de mis fallas sea incluso mayor que el peso de las tuyas.

He estado leyendo mi diario... Y en ese entonces, como ahora... Nunca te permití estar realmente cerca de mí, huía de ti en cada intento tuyo por hablar conmigo.

Los primeros años puedo poner la culpa en mi corta edad y, por lo tanto, en mi falta de madurez... Pero después...

Después ya no tengo excusa más que la verdad: Tenía miedo de conocerte... Y de amarte.

Nosotros nunca hablamos de forma directa hasta el último año de secundaria según lo que tengo registrado en mi diario sobre esa época.

Y nuestro contacto en ese último año de secundaria, furtivo y poco profundo, fue pasado por mí misma como nada significativo, tanto que, aunque tengo recuerdos, no tengo registros en mi diario, en ese mismo año yo había empezado una historia de amor con un hombre que me arrebató años de mi preciosa juventud, pero ese es otro tema.

El asunto es... Que estaba concentrada en esa historia de amor que a ti te dejé de lado.

Más bien... Atrás... En el olvido.

Y no es para menos. Todo el contacto que tuve contigo desde que te conocí fue por medio de cartas que no sé si leíste, enviando a personas a decir mensajes que no sé si fueron mal interpretados... Te guardé rencor en esos años por todas esas acciones infantiles que tanto tú como yo teníamos.

Ese último año de secundaria perdí todo por ti, mi rencor, mi interés... Y mi amor. Dejé de quererte de forma romántica, porque en mis ojos... Ya había alguien que desde el inicio mostró unas ganas casi locas de ocupar mi corazón.

Hasta que lo logró.

Es por ello, amigo mío, que ese año pude hablar contigo de forma más natural y honesta, sin miedo y sin nervios, esta vez, conversaciones más auténticas. Por fin pude conocerte, por fin te pude abrir mi corazón... Con la esperanza de formar la amistad que desde un inicio debió ser formada.

Y tú me besaste.

Fue una tontería porque lo hiciste por un reto que yo misma te puse, no te pedí que me besaras, te pedí que besaras a la chica que te gustaba.

Me culpo a mí por retarte a semejante estupidez que atenta contra los derechos humanos.

Pero también te culpo a ti, por no preguntarme si podias besarme y porque ese... Amigo mío... Ese fue mi primer beso.

No hay forma de calcular el dolor que sentí en ese momento, ni la tristeza, ni el miedo... Y tampoco el placer que sentí.

Moviste todo mi mundo, hiciste pedazos cada parte de mí, sentí que me había convertido en otra persona.

Y tú te asustaste tanto cuando me viste llorar.

-Pudiste quitarte.

Me dijiste como si nada... Siempre has sido un cabrón sin tacto.

Eso no arruinó nuestra amistad, por supuesto, seguimos como si nada, tú con tus amigos, yo con mi historia de amor...

Para ser honesta, el beso no me molestó tanto como el hecho de que no me buscaste más.

Después te convertiste en parte de mi guardia de honor, o como le decimos aquí, en mi "chambelán" cuando cumplí 15 años.

Hay tres cosas que están grabadas en mi cabeza de ese día:

1. Tu mensaje, grabado en cámara y por lo que quiero reprocharte.

2. La forma tan extraña en la que todo el tiempo nos estamos mirando.

3. El baile que te negué para bailar con un hombre que tiempo después me engañó.

Ese baile perdido... Me gustaría regresar el tiempo y bailar contigo.

Pero eso es imposible.

Y sobre el mensaje... Tus palabras exactas fueron estas:

Sabes que siempre estaré para ti, tu gran amigo, te quiero.

No las cumpliste, te fuiste

Sin decirme ni una palabra, sin darme motivos... Solamente... Has desaparecido.

Sé que estás bien y sigues vivo, las noticias malas siempre corren rápido, y yo sé que estás a salvo.

Pero tú simplemente te has ido.

No has cumplido tu palabra.

Pero bueno, qué podía esperar de ti, tienes un historial largo en fallarme.

De cualquier forma... Espero que por lo que sea, las decisiones que tomes siempre sean por lo mejor.

Con dolor: Danny CF.

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