Detrás de lo imposible

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Tore:

Me acuerdo perfecto de ti.

Eras un niño... Encantador y vivo.

Recuerdo el hormigueo intenso en mi cuerpo desde que vi tus bellos y coiticos ojos cafés.

Mi primer amor... Mi primer amor real...

Siempre he caído irremediablemente por ti, siempre he tratado de impresionarte.

Después te convertiste en un joven apuesto... Y cruel, como lo suelen ser todos los adolescentes en esa etapa difícil.

¿Qué fue lo que pasó?

En ese entonces yo no perdía el interés por ti todavía, recuerdo con bastante vergüenza ahora, que conseguí tu número de teléfono, y empecé a hablar contigo.

Pensé que todavía quedaba algo de lo vivido en primaria que podía llegar a ser rescatable cuando entramos en la secundaria.

Pero entonces me enteré de que salías con Andy.

Cuánto me dolió esa noticia.

Porque mientras hablabas conmigo, estabas con ella... Y te perdoné por eso, porque tampoco era como que nosotros nos viéramos cara a cara para hablar sobre las cosas que sentíamos.

Sin embargo, creo que lo de Andy no me afectó como me afectó saber que tu mejor amigo era Carlos.

No sé si Carlos te lo contó, pero un año estuve en la misma escuela primaria y el mismo salón que él.

Y nos hicimos la vida miserable.

Porque él me molestaba hasta por respirar, y yo correspondía golpeándolo sin cesar.

Fue una de las personas que abusaron de mí física, verbal y emocionalmente durante ese año escolar... Y verte con él, siendo amigable con él, pasando el rato con él... Me hacía sentir enferma.

Yo quería acercarme a ti, en serio que quería... Pero cada que lo veía a tu lado, alto, amenazante con esa piel blanca que en el pasado siempre estaba tan cerca mía para dañarme... Terminaba por salir huyendo para no encontrarlo.

Mi única opción fue enviarte cartas... Cartas como estas.

Y nunca respondiste, nunca... Las leíste para empezar.

No me elegiste.

Esa debió ser siempre la respuesta que mi corazón debió guardar: Nunca vas a elegirme, siempre va a existir algo... Alguien... Mucho más importante que esa niña que creía en cuentos de hadas y príncipes encantadores.

Ahora, te has convertido en un hombre, y yo... Yo pensé que mis infantiles sentimientos se habrían hecho menos fuertes con el pasar de todos estos años y de mi propia historia, que, al fin, podría tomarme esta amistad con madurez... Que ya no te quería de esta forma en la que te quiero.

¡Tan inocente! Al punto de resultar patética. Desde que fui consciente de ti... Supe que jamás existiría otro como tú.

Este amor que comenzó de manera hermosa cuando éramos solo unos niños... Debe terminar ahora.

Ha llegado el momento de que le dé un final a todo esto.

De ahora en más, sé que vamos a tomar caminos separados el uno del otro... Una amistad que se ha mantenido desde la infancia... Un amor que no sé si alguna vez fue correspondido, llega a su final.

Esta vez no seguiré siendo la estúpida que va detrás de lo imposible... No.

Porque reconozco mis limitaciones, y porque acepto las señales que mi Creador, todo poderoso y lleno de sabiduría envía para mí, y sé reconocerlas, casi siempre, como lo que son: Advertencias de lo equivocado.

Con un poco de rencor: Danna Castillo Florencia.

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