Symbrock-WET DREAM- (ESP) (en limpieza)

MF cap 0.4 (El armario) pt. 2

Venom observaba la distancia que empezaba a crecer en la mirada de Eddie, sus pensamientos vagaban en esas escenas mezcladas de recuerdos y deseos. Había intentado llenar los espacios vacíos en la mente de Eddie, queriendo aligerar esa carga que pesaba sobre ellos, pero sus esfuerzos parecían insuficientes. Los pensamientos de Eddie, cada vez más oscuros y profundos, seguían escapando de su control.

Aquella noche, mientras Eddie dormía inquieto, Venom decidió hacer algo diferente. Con un susurro en la mente de Eddie, le invitó a recordar sus momentos más intensos, su primer encuentro en aquel vestuario, el primer roce en el que ambos comprendieron que no solo se necesitaban, sino que se deseaban. La piel de Eddie se tensaba con cada fragmento de memoria que Venom provocaba, y mientras se movía, una sombra le interrumpió en su soñar profundo. La figura, escondida en la penumbra de su habitación, observaba con una sonrisa llena de venganza.

A la mañana siguiente, Eddie se despertó sintiendo la presencia de Venom más intensa que nunca, como si el simbionte intentara protegerlo de algo invisible. Abrió los ojos y notó la silueta de un hombre frente a la ventana. El pulso de Eddie se aceleró.

—¿Quién eres? —preguntó, sintiendo cómo el instinto de protección de Venom lo rodeaba, empapando sus pensamientos con una ferocidad distinta.

El intruso sonrió, y en el silencio susurró un nombre, un nombre que Eddie había intentado borrar de su memoria. La piel de Eddie se erizó, y la conexión con Venom se hizo más fuerte, su cuerpo se estremeció de una mezcla de miedo y excitación que no había sentido desde aquella primera vez. Aquella figura del pasado había regresado, trayendo consigo una energía que retumbaba en su pecho, una amenaza palpable y desconocida, y la promesa de enfrentar deseos que jamás imaginó que le asediaran de nuevo.

Eddie y Venom estaban a punto de descubrir que, aunque habían alcanzado su límite juntos, alguien del pasado estaba dispuesto a romper cada barrera y, en el proceso, llevarlos más allá de sus propios deseos ocultos.

Eddie sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras la figura en la penumbra daba un paso adelante. A la luz débil, la piel pálida del intruso se tornó visible, destacando su sonrisa sádica y los ojos intensamente rojos, que parecían arder con una promesa de violencia.

—¿Tú... tú eres...? —murmuró Eddie, apenas pudiendo pronunciar la pregunta, atrapado entre la incredulidad y el miedo.

—Oh, ¿me recuerdas, Eddie? —la voz arrastrada y maliciosa resonó como un eco inquietante en el espacio vacío de la habitación. El intruso inclinó la cabeza, y del torso comenzó a brotar un extraño fluido rojo oscuro, formándose y retorciéndose en un simbionte completamente distinto. A diferencia de Venom, su superficie parecía compuesta de afiladas púas y fractales que se movían como si tuviera vida propia—. ¿O es más preciso decir que recuerdas a nosotros?

Eddie sintió a Venom intensificarse en su interior, apretándose alrededor de cada fibra de su ser. La tensión entre los dos simbiontes, uno encendido en una furia negra y el otro en un rojo incandescente, era palpable. Los recuerdos volvieron a Eddie en un torrente: sangre y el caos que había desatado aquel dia que perdio al simbionte rojo al que creía desaparecido. Sin embargo, estaba allí frente a él... Carnage.

—Carnage... —susurró Eddie, tragando el nudo que se formaba en su garganta.

—¡Así es! Y he vuelto para terminar lo que dejamos pendiente —Carnage rió, una risa grave y gutural que parecía surgir de algún abismo insondable—. Aunque, tal vez lo haga más divertido... escuché que ahora compartes... una intimidad especial con tu compañero Venom. ¿Te hace feliz, Eddie? ¿Te satisface como yo jamás pude?

La burla era un látigo de palabras que golpeaba profundamente. Eddie se estremeció, y por un instante, dudó si sus piernas podrían sostenerlo. Pero Venom estaba allí, su presencia cada vez más sólida, como un escudo protector que no permitiría que nada, ni siquiera este fantasma, hiriera a Eddie. Sin embargo, ese mismo vínculo, aquella tensión que a veces había sido un alivio y otras una tortura, ahora se convertía en una tentación irresistible.

—¿Eres tan débil, Eddie? —murmuró Carnage, inclinándose hacia él, su cuerpo al rojo vivo acercándose a Eddie y Venom, dejando apenas una fracción de aire entre ambos. Eddie podía sentir el calor que emanaba de su piel, esa proximidad intoxicante que era al mismo tiempo un desafío y una amenaza—. Quizás ambos necesitan algo más... de alguien que realmente entienda lo que es ser desatado.

La tensión explotó en una fracción de segundo cuando Carnage avanzó un paso más. Venom emergió alrededor de Eddie, envolviéndolo por completo, protegiéndolo en una fusión de oscuridad y deseo. Las miradas de Venom y Carnage se encontraron, llenas de desafío y un anhelo insatisfecho, una química letal que solo ellos dos parecían comprender.

—Venom y yo no huimos, Carnage —murmuró Eddie con voz grave, su valentía restaurada por el simbionte a su lado—. Si has vuelto, nosotros también estamos listos para ti.

Y, en ese instante, Eddie sintió cómo la presencia de Venom y el deseo de desafiar a Carnage se entrelazaban en una promesa peligrosa. Aquella batalla que alguna vez había sido solo física estaba a punto de volverse mucho más compleja, una mezcla de ira, tentación y poder que solo ellos podían desatar.....