11. Happiness is a butterfly

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Dedicado a: Mo_Dani_Iloveyou143

Danielle estuvo de acuerdo, y una enorme sonrisa iluminó su rostro, llenándolo de un brillo que reflejaba el alivio que al fin podía experimentar

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Danielle estuvo de acuerdo, y una enorme sonrisa iluminó su rostro, llenándolo de un brillo que reflejaba el alivio que al fin podía experimentar. Era como si con esa expresión se permitiera dejar salir todo el peso que había cargado en su pecho. Por primera vez en mucho tiempo, sentía que respiraba libre. Sabía que quedaban cosas pendientes, cabos por atar y retos en el camino, pero cerrar el juicio y terminar finalmente con Hyun Woo le parecía una victoria. Una razón para celebrar, al menos por ahora.

Hanni tomó su mano, y juntas caminaron hacia el auto, contagiándose mutuamente de una alegría liviana. Entre risas, comentaban cosas graciosas sobre el juicio: las expresiones de las personas en la sala, los titubeos nerviosos en las voces de algunos testigos. A cada palabra, se iban sintiendo más unidas, dejándose llevar por la complicidad que sólo ellas compartían. Y entonces, como era natural, la conversación se desvió hacia sus ansiedades, los miedos profundos que les provocaba la idea de criar un bebé en un mundo tan incierto, tan oscuro.

La charla sobre ese temor las acompañó durante el viaje. En el auto, la mayor miraba por la ventana, a veces en silencio, como si buscara respuestas en el paisaje. Mientras tanto, Dani le sujetaba la mano con fuerza, queriendo transmitirle en ese gesto la promesa de que estarían juntas en esto, que enfrentarían cada miedo como una unidad. Se hablaban con pausas y miradas, conscientes de que sus palabras sólo eran la superficie de los pensamientos más oscuros que cada una intentaba domar.

Al llegar cerca de la heladería, el tono de la conversación se alivianó. Ambas notaron, con una sonrisa cómplice, que hablar de comida era inevitable, sobre todo estando embarazadas las dos. Así que, entre risas y antojos, se lanzaron a una tarde de placeres sencillos. Compartieron dos helados cada una, luego sándwiches para el almuerzo, tazas de té con pasteles a media tarde, y, para terminar, hamburguesas vegetarianas en la cena. Si sus bebés podían sentir la felicidad de aquel día, seguro que en ese instante nadaban en un mar de dulzura y risas, disfrutando de la plenitud en sus vientres.

Esa noche, ya en la cama, Hanni acariciaba el vientre de su novia, dejando que sus dedos recorrieran con ternura la curvatura suave que formaba esa pequeña vida. Observaba a su menor y, mientras le sonreía, sintió una paz que rara vez experimentaba. Pensó en cómo ella, en ese momento, era su propio faro, la luz cálida en medio de una oscuridad que a veces parecía insuperable. Dani era su refugio, el lugar en el que se sentía menos sola, más viva.

- ¿Cómo llamaremos a este bebé si no es una niña? - preguntó de repente, con una inocencia que delató lo sincero de su duda.

Aquella de cabellos rizados la miró, como si ya tuviera la respuesta guardada en algún rincón de su mente.

- Jerry - dijo con seguridad, haciendo que Han soltara una risa espontánea, aunque intentara contenerse.

- ¡Hablo en serio! - protestó Dani con una sonrisa.

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⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

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