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La sensación que corre por mi cuerpo es una que jamás he sentido. Ni siquiera puedo empezar a describir como se sienten los labios de Michael presionados contra los míos. Todo lo que puedo decir es que es el mejor sentimiento que jamás he sentido.

El beso no es apasionado. No hay lengua o algo así, solo es su boca contra la mía. Pero de alguna manera, está lleno de más pasión de la que he sentido en toda mi vida. Y lo amo.

Los labios de Michael se separan de los míos y me encuentro queriendo más. El presiona su frente con la mía y toma un respiro profundo.

"Perdón." Él se ríe nerviosamente. "No sé por qué lo hice, yo solo tenía que hacerlo, supongo, yo-"

Yo sonrió y le pongo los dedos en los labios para silenciarlo. "No te preocupes por eso. Está bien, yo lo disfrute."

Michael se ríe nerviosamente de nuevo mientras se aleja de mí. Dejo salir un suspiro por la pérdida de contacto, ganándome una sonrisa de parte de Michael.

"Deberíamos volver a casa." Él dice.

"Mi auto esta en tu casa." Le digo

"Parece que te vas a quedar conmigo esta noche de nuevo." Michael sonríe y me conduce hasta donde está su auto.

"¿Qué hay de tu madre? ¿Dónde está ella?" le pregunto.

"Fuera de la ciudad aparentemente. Me dejo una nota cuando volví del cementerio." Michael responde con una pequeña risa. "Tengo la casa para mí solo."

Yo asiento y le doy una mirada algo malvada. "Sé que podemos hacer."

Los ojos de Michael se abren y el hace con sus manos señales de que me calme. "Whoa, Whoa, nos acabamos de besar, no creo que tengamos que ir tan lejos, tan rápido."

"¡No de esa manera!" Le pego en el brazo.

Jesús, este chico es un idiota. Este estúpido, hermoso, colorido, chico es un idiota. Soné como una chica enamorada de preparatoria. Bueno estoy en preparatoria, pero no enamorada.

"¿Qué quieres que hagamos?" Michael me pregunta.

"Pararemos en un mercado y compraremos helado y ordenaremos una pizza o dos y veremos películas." Le sugiero.

Michael asiente lentamente mientras abre la puerta del auto por mí y la cierra justo cuando entro.

"¡Eso suena divertido! Yo ordenare la pizza mientas tu vas y compras las cosas." Él dice.

"Está bien, pero necesito tu billetera." Le digo.

"¿Por qué?"

"La mía está en tu casa."

"Oh." Michael rápidamente saca la billetera de su bolsillo y me la pasa.

Cuando llega a la tienda de inmediato me bajo.

Prácticamente corro por toda la tienda metiendo todo lo que necesite en el pequeño carrito. Lo lleno de helado, galletas, y otras cosas raras que encontré. Veo a muchas personas mirándome como si estuviera loca, así que les envió a todos miradas desafiantes. La mujer de la registradora me mira a mi y luego a mi carrito y se da cuenta de toda la comida poco saludable que llevo.

"Cariño, ¿Es esto normal para ti?" Ella pregunta.

"Si."

"¿Cómo no pesas 200 kilos todavía?

"¿Metabolismo rápido? (tengo una obra que se llama así bue ya) Me rio mientras pago con el dinero de Michael.

Michael se ríe cuando me ve llegando al auto tratando de que no se me caiga nada así que sale y me ayuda.

"Traes mucha comida, no esperaba tanto."

Me rio y ruedo mis ojos. "Si vamos a ver películas, yo consigo mucha comida."

Michael se ríe, y conduce, parando en un pequeño centro comercial.

"¿Qué vamos a hacer?" Le pregunto.

"Voy a conseguir tintura para el cabello." Michael dice, saliendo.

"Pero te lo acabas de tinturar."

"No para mi idiota, para ti." Michael se ríe.

"¿Qué color?" Pensamientos preocupantes pasan por mi mente mientras veo su sonrisa.

"No lo se, mirare cual cuando entremos."

(...)

"Michael, estoy muy asustada." Le digo, mientras él pone mas tintura en mi cabello.

Él se negó a mostrarme que color me haría. Estoy segura que consiguió más de uno puesto que lo he escuchado abrir más de una caja.

"No te preocupes, se verá fantástico, confía en mi yo me tinturo el cabello todo el tiempo."

"En serio relájate, no te dañare el cabello."

(...)

Varias horas después, Michael está bañando mi cabello. Me hizo jurar que mantendría los ojos cerrados para no mirar que color me quedo.

"Listo." Michael pone una toalla en mi cabello.

"¿Estas emocionada?" El pregunta.

"No, estoy asustadísima" Le gruño, rodando mis ojos.

"No te preocupes." Me dice antes de quitar la toalla para que me mire en el espejo.

Mis ojos se abren por el reflejo de mí que veo.

therapy | mgcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora