Las sombras inundaron el muy ostentoso camerino equipado. En una esquina de la mesa, donde un enorme espejo colgaba arriba y los múltiples maquillajes parecían falsas estatuas de belleza, reposaba un simple recipiente de perfume.
-¡Aaaah!
Levantó la estaca con toda la fuerza y la clavó en la superficie brillante.
La estaca se rompió en dos y varias astillas se cayeron.
El troll observó la superficie por quinta vez. El resultado era el mismo: ningún rasguño. La pared del diamante seguía brillando y daba la imagen de un inocente recipiente para fragancia.Tiró las dos partes a un lado, donde descansaban otros intentos fallidos. Los hombros cayeron ante la desesperación y la respiración era tan agitada como la de alguien al finalizar un persecución por su vida. Sin embargo, lo que destacaba en aquel pequeño era una mirada sin brillo y ojeras que subrayadaban la notoria desesperación por salir, los notorios intentos fallidos, los notorios rasgos de su talento arrebatado.
Tenía los labios secos y un amargo sabor en su boca que bajaba hasta causar una sensación desagradable en el estómago. Era como si el aire estuviera desparecieron y lo único que lo mantenía vivo eran las memorias de un pasado no tan ajeno.Las luces se encendieron con un clic. La mirada del troll se levantó con cautela, pero en ella descansaba un profundo rencor. Los dos hermanos entraban en una nube de risas y críticas, esas que todo absorbido por los lujos de la vida puede tener con alguien más de su mismo nivel.
El color salomón de las paredes resaltó con más fuerza, como si nunca hubiera existido las penumbras qué trae consigo el encierro.-Uf-cayó el hermano en uno de los sillones blancos de la esquina-. Estuvo pesado esa primera ronda.
-Ni que lo digas-la hermana caminó con pasos soberbios hasta llegar al espejo del lugar-. Por poco se me escurre el maquillaje.
Pasaba sus delgados dedos por encima de sus pestañas para corregir los rastros del maquillaje, pero desvío sus ojos por un segundo hasta la hermosa prisión que tenía. Sonrió con satisfacción.
Se acercó con el pecho levantado; un aura de superioridad bañaba mucho más que sus prendas. Se agachó hasta estar a la altura del perfume, del pequeño troll y de su boleto a la fama.Soltó una diminuta, pero chillona risa.
-Parece que alguien intentaba escapar, ¿no es así, pequeño?
La fulminante mirada del troll aumentó al escuchar el arrogante tono. El simple hecho de escucharla y ver todas las estacas que guardó en su cabello destruidas como simple varitas delgadas de un árbole hacía que la sangre burbujeara como nunca antes.
-¿Por qué?-cuestionó con la fuerza de un susurro-¿Por qué hacen esto?-levantó su agotada mirada.
La sucumbo sonrió como si hubiera escuchado un halago. Soltó una risa mientras se levantaba, llevando una mano a su mejilla.
-Ay, cariño. Tienes mucho que aprender sobre el mundo del espectáculo-acomoda su cabello con un movimiento de mano-. En la vida existe mucho talento desperdiciado, nosotros sólo hacemos un buen uso de él.
-¡Capturan a inocentes trolls!-golpeó la pared de su prisión-¡Se aprovechan de su escencia!-muestra una mueca de desagrado a tal punto de revelar sus dientes- ¡Lo que hacen es un crimen!
La chica lo observó con seriedad por un segundos. El ambiente entre ellos dos se tenso, como si en medio de ellos sólo existiera una jugada para ganar. Por desgracia, ella tenía esa última carta.
-¿Por cuánto tiempo?-Bajó la mirada con la mandíbula apretada-¿Por cuánto tiempo han hecho esto?¿Cuántos trolls?
-El número no importan, ni cuántos se han muerto-se agacha hasta volver estar a la altura de troll-. Lo único que importa es destacar sobre los demás.
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No estas solo [Trolls 3: se armó la banda]
Fiksi Penggemar¿Y si Floyd no fuera el prisionero de Venner y Velvet? ¿y si Ramón ocupara el lugar de su hermano como lo decía la idea original de Dreamworks? ¿Cómo sería todo si Poppy tuviera que juntar a la banda? ¿Lograrían salvar a Ramón a tiempo o sufrirían l...