| Capítulo V |

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Las puertas se abrieron con lentitud, soltando un estrépito escalofriante

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Las puertas se abrieron con lentitud, soltando un estrépito escalofriante. Un soldado salió con pasos lentos, pero desprendía un aura sería y cansada; llevaba puesta varias hojas como si fuera una armadura y, en su mano derecha, una corteza de pino tallada hasta volverse una fina lanza de combate.
Abrió los ojos de par en par al encontrar con una orobus de ojos saltones y sonrisa traviesa; caminó a su alrededor para buscar al responsable de conducir tal vehículo, pero no encontró alguna señal de vida dentro o fuera del transporte. No obstante, los colores llamativos de aquella criatura atraparon al guardián que no despegó la vista ni por un segundo. La reina del pop aprovechó esta oportunidad para filtrarse al reino bajo una capucha castaña y algo desgastada.

Dio algunos pasos sin dejar de ver su alrededor con extrema desconfianza y una pizca de miedo por ser descubierta, sin embargo, sus ojos se abrieron de par en par al contemplar al pueblo en todo el resplandor de sol entrar por las ramas de los inmensos árboles; similares a enorme pilares de templos antiguos. Todos ellos rodeaban a un enorme pino que, a pesar de tener la corteza carcomida y algo de moho a su alrededor, seguía de pie como un fuerte líder en medio de las complicaciones: inspirador y reconfortante.
Varias criaturas, similares a los trolls, caminaban entre conversaciones y risas. Otros se encargaban de administrar sus recursos para el siguiente invierno, incluso unos terminaban por reparar desde las ramas sus hogares colgantes.
No obstante, algo inusual los separaba de los propios trolls, y era que cada uno parecía destacar algún elemento del bosque desde su apariencia. Algunas tenían la piel verde y hojas en lugar de cabello, otros tenían alas hechas por madera y pequeños pedazos del pasto.
Un enorme pozo rodeó el árbol del centro; mismo que varios trolls de piel celeste platicaban en su orilla; si pelo era blanco como la espuma qué trae el mar tras sus constante olas.
El pasto estaba cortado, como si no se le permitiera crece, mas su rasposa textura le generaba pequeñas cosquillas; y el aroma a mente rondaba por todo el lugar, dando una sensación de frescura y motivación.
Ahora la reina entendia porque un lugar tan tranquilo se mantuvo oculto por tanto tiempo.

La reina caminó con paso lento, sin dejar de observar su alrededor con un brillo entusiasta. Una parte de ella no deseaba irse, sino que anhelaba descubrir que más existía en el reino. Era como si alguien le cantara en sus oídos para quedarse un día o dos.
Se detuvo por un momento, a punto de quitarse la capucha para ver mejor, pero una sensación la detuvo a mitad del camino, como si tuviera la voz de alguien especial en su mente, recordandole la situación. Sacudió con fuerza su cabeza: <<concéntrate, Poppy >>, pensó para fijar la mirada a su objetivo.

Corrió hasta el pozo sin distraerse. Llegó a la orilla del pozo con la respiración agitada, encontrandose a dos ninfas de piel zafiro riendo de una broma que no alcanzó a escuchar.

-Disculpen-dijo con tono agitado-, ¿saben dónde puedo encontrar a un troll llamado Floyd? Es algo urgente.

La ninfa sentada en la orilla y con los pies dentro del agua la vio con asombro, pero fue remplazado por un amplia sonrisa.

No estas solo [Trolls 3: se armó la banda]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora