El Juego del Destino

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El Juego del Destino
Capítulo 7

Adison:

-Lo siento, no puedo. Soy nueva en la tienda de discos, no puedo abandonar el trabajo -dije, sintiendo una punzada de decepción.

-No te preocupes, entiendo. Bueno, al menos te diré mi nombre -respondió él, su voz es suave y muy varonil

-No, no me lo digas -lo interrumpí, mirándolo con una sonrisa en los labios-. creo que así será más divertido, el misterio.

-Eso lo veo como algo tonto, porque yo sé tu nombre. Pero está bien, acepto que no lo sepas -dijo, su tono juguetón dejó entrever la complicidad que había surgido entre nosotros frunciendo el seño algo confundido.

-Cuando nos veamos de nuevo... -agregó, despidiéndose con una dulce sonrisa que se grabó en mi memoria.

Esa sonrisa me acompañó durante las semanas siguientes, mientras esperaba ver su rostro al entrar por la puerta de la tienda. Cada día, mi corazón se aceleraba con la esperanza de que regresara. La rutina se volvió monótona, pero el recuerdo de nuestro breve encuentro se convirtió en un refugio, un destello de lo que podría ser.

Pasaron semanas y, aunque la vida seguía su curso, la incertidumbre crecía en mí. ¿Volvería a verlo? La idea de su nombre oculto se convirtió en un símbolo de la conexión que aún anhelaba. Y aunque el tiempo avanzaba, el deseo de conocerlo en profundidad seguía latente, alimentando mis días con sueños de lo que podría surgir entre nosotros.

_Una tarde, mientras organizaba discos, un sonido familiar hizo que mi corazón se detuviera: la campanita de la puerta. Levanté la vista y ahí estaba él, con una mirada que irradiaba calidez. Su sonrisa era igual de encantadora, y en ese instante, supe que el destino no se había rendido.

-Hola, misteriosa -dijo, acercándose con confianza-. He estado buscando una razón para volver.

-Y yo he estado esperando -respondí, sintiendo que la emoción me envolvía.

-¿Te parece , seguir con el juego, descubrimos quiénes somos realmente? -pregunto con, su mirada sincera desafiando la distancia que había mantenido entre nosotros.

La decisión estaba frente a mí: seguir aferrada a la seguridad de lo conocido o arriesgarme a abrir mi corazón a un nuevo capítulo. Sin pensarlo, asentí. Quizás este encuentro era el comienzo de algo más que un simple juego de nombres.

Y así, con una mezcla de nervios y emoción, di el primer paso hacia un futuro que, sin duda, prometía ser fascinante.

El aire frío de diciembre se colaba por la puerta de la tienda de discos, llevándose consigo el eco de mis pasos nerviosos. Cuando entré, el sonido familiar de la campanilla resonó y, en ese instante, el mundo se detuvo. Ella, con el cabello en desorden y una sonrisa despreocupada, estaba concentrada en ordenar discos de Pink Floyd.

Nuestros ojos se encontraron, y el tiempo pareció desvanecerse. En ese momento, todas las preocupaciones que había traído de regreso a los Estados Unidos se disiparon. El suave murmullo de la música de fondo se convirtió en una sinfonía, una melodía que solo nosotros podíamos escuchar.

Kenia, mi perro , corrió hacia ella, rompiendo la tensión del instante. Mientras ella se agachaba para acariciarlo, sentí que mi corazón se aceleraba, como si ese encuentro estuviera escrito en las estrellas. "No esperaba encontrarte aquí de nuevo", le dije, y su risa iluminó la habitación. Era como si el universo conspirara para reunirnos una vez más, tejía hilos de destino en cada disco que caía en su mano.

El frío exterior se desvaneció mientras comenzábamos a hablar, compartiendo historias entre risas y miradas furtivas. En ese rincón de música y sueños, entendí que algunas conexiones trascienden el tiempo, y que a veces, la vida solo necesita un pequeño empujón para guiarnos hacia lo que realmente importa.

Prince:

El aire frío de diciembre se colaba por la puerta de la tienda de discos, llevándose consigo el eco de mis pasos nerviosos. Cuando entré, el sonido familiar de la campanilla resonó y, en ese instante, el mundo se detuvo. Ella, con el cabello en desorden y una sonrisa despreocupada, estaba concentrada en ordenar discos de Pink Floyd.

Nuestros ojos se encontraron, por fin y el tiempo pareció desvanecerse. En ese momento, todas las preocupaciones que me habían traído de regreso a los Estados Unidos se disiparon. El suave murmullo de la música de fondo se convirtió en una sinfonía, una melodía que solo nosotros podíamos escuchar.

Kenia, mi perro quien decidió no bajar del asiento de acompañante de mi auto tan travieso, corrió hacia ella, rompiendo la tensión del instante. Mientras ella se agachaba para acariciarlo, sentí que mi corazón se aceleraba, como si ese encuentro estuviera escrito en las estrellas. "No esperaba encontrarte aquí de nuevo", le dije, y su risa iluminó la habitación. Era como si el universo conspirara para reunirnos una vez más, tejía hilos del destino en cada disco que caía en su mano.

El frío exterior se desvaneció mientras comenzábamos a hablar, compartiendo historias entre risas y miradas furtivas. En ese rincón de música y sueños, entendí que algunas conexiones trascienden el tiempo, y que a veces, la vida solo necesita un pequeño empujón para guiarnos hacia lo que realmente importa.

Esa tarde decidí volver a la tienda de discos, sintiendo una mezcla de nervios y expectativa. El aire era fresco, y cada paso me acercaba más a ese rincón donde la música se entrelazaba con mis recuerdos. Al abrir la puerta, el suave tintineo de la campanilla me recibió, y el aroma de vinilos viejos me envolvió.

La vi de nuevo, entre estantes de discos, su atención concentrada en una portada de álbum. La luz tenue resaltaba su figura, y un cosquilleo recorrió mi cuerpo. Recordé aquel encuentro fortuito y cómo, en un instante, había transformado mis días grises en algo vibrante.

Con un poco de valor, me acerqué. "Hola," dije, y ella levantó la vista, sonriendo como si el tiempo no hubiera pasado.

-No esperaba verte de nuevo -respondió, su voz suave como una melodía.

A medida que conversábamos, el ruido del mundo se desvanecía. La música se convertía en el telón de fondo de nuestra historia, y cada palabra compartida era un acorde que resonaba en mi corazón. Había algo mágico en ese momento, como si ambos supiéramos que este encuentro era solo el principio.

_Te parece , seguir con el juego, descubrimos quiénes somos realmente?
pregunte, con mi mirada sincera desafiando la distancia que había mantenido entre nosotros.

Continuará...

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gracias por todo apoyo me motiva para seguir adelante con la historia gracias .

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