Las clases se habían suspendido por una supuesta tormenta de nieve que terminó siendo una ligera llovizna que lo único que logró, fue darles un merecido descanso y enfriar mil veces más el ambiente.
Liana se había tomado la semana para ir a casa de sus padres y tú te encontrabas en el predicamento de un calefactor roto e inexistentes habilidades para solucionarlo.
"...no, no me sirve que vengan en dos semanas, ya habré muerto para ese entonces." Dijiste al teléfono, llevabas más de una hora buscando alguien que pueda arreglarlo, pero aparentemente nadie tenía disponibilidad en el día más frío del año. Suspiraste. "Si, no. Muchas gracias." Colgaste.
Las ventanas estaban cerradas, vestías como mínimo ocho capas de ropa y aún así, eras incapaz de mantener tu temperatura corporal estable. Cambiaste tu atuendo por uno más presentable temblando de pies a cabeza y saliste, te sentaste en tu auto y prendiste la calefacción. Te quedaste ahí un par de minutos hasta que tus manos dejaban de doler tan intensamente.
Manejaste al centro de la ciudad, buscando algún lugar donde pudieras comer algo, descansar, distraerte. Sí, eso sería perfecto. Una pequeña distracción. Notaste una cafetería nunca antes vista y decidiste que ese sería tu espacio el día de hoy, te estacionaste lo más cerca al lugar posible y bajaste con las manos dentro de tu abrigo, atravesando la sólida plasta blanca que cubría el suelo.
Una campanita sonó al entrar, llamando la atención de todos los presentes. Todos, pero más la suya. Nanami, oculto detrás de su libro, suspiró con una ligera sonrisa al verte caminar hacia el mostrador, indecisa sobre qué pan comprar.
"Mmm...¿cuál me recomiendas?" preguntaste, mirando al cajero que te miraba de una forma muy peculiar. Nanami se puso de pie.
"¿Te gusta el chocolate o algo más atrevido?" preguntó el chico, reíste intentando ocultar tus nervios. Habías perdido la costumbre de coquetear y te costaba trabajo identificarlo.
"Un pan de vainilla, por favor." Dijo una voz masculina detrás de tí, tu cuerpo tembló al reconocerla. Su intimidante presencia posada detrás de tí como un perro guardián, alejando al escuálido chico que minutos antes estaba decidido a conseguir tu número y quizá, una cita contigo. "¿Suena bien para tí? Vi que no podías decidir." dijo Nanami, te giraste a verlo, su mirada sobre tí. Sonreíste al confirmar que sí estaba interactuando contigo.
"Sí. Suena bien." Dijiste sacando tu cartera de la bolsa de tu abrigo, "me puedes dar un latte caliente también, por favor." dijiste mirando al chico ahora nervioso ante la presencia de Nanami. Y bueno, ¿quién no lo estaría?"
"C-claro. ¿Sería todo?"
"Un americano para mí, por favor."
Alzaste las cejas. Usualmente alguien esperaría a que la otra persona termine de pedir para ordenar lo suyo, la ansiedad de cómo dividirán la cuenta comenzaba a ponerte nerviosa. No tenías efectivo contigo y tu única tarjeta funcional era una de crédito.
"...serían 13 dólares, por favor." Acercaste tu tarjeta al hombre, pero Nanami atravesó la mano frente a tí, deteniéndote.
"Si pagas mi parte se considera una cita," bromeaste, estirando tu tarjeta hacia él. "Toma, sólo pediste un café, yo lo ten-"
Nanami se giró, empujando con más decisión la tarjeta hacia el muchacho. Observaste la tarjeta negra de metal y alzaste la mirada hacia el rubio. Quizá por eso pagó, pensaste, mirándolo, tiene dinero de sobra y esto no significa nada para él.
"¡En seguida lo llevo a su mesa!
"Gracias." Dijo Nanami con frialdad, metiendo su tarjeta a su cartera.
ESTÁS LEYENDO
lecciones de amor; nanami kento
FanfictionLa noche comenzó como cualquier otra: unas copas, risas, y ese aire de libertad que solo puedes sentir en un bar lleno de extraños. No esperaba nada, solo un escape. Pero luego, lo vi a él. Misterioso, serio, con una presencia que me arrancó el alie...