siete.

118 19 6
                                    

El camino del campus a tu departamento era corto, veinte minutos si caminabas a buen ritmo. Pero hoy la noche pintaba ser tranquila, llevabas puesto un buen abrigo y escuchabas tu música favorita; te darías el lujo de llevarlo con calma.

Pero la presencia de un auto estacionándose a tu lado arruinó tus planes, suspiraste con pesadez, asumiendo que sería tu intenso de novio. Tu expresión frustrada rápidamente se transformó en una sonrisa al ver a Nanami salir de aquel elegante auto negro con un pequeño vaso y una bolsa de papel.

"No deberías irte a casa caminando tan tarde." Dijo él, plantando un beso en mi mejilla y abriendo la puerta del copiloto por tí, sonreíste, entrando en su auto, Nanami posó las cosas sobre el techo del mismo y se acercó plantó un beso en tus labios mientras abrochaba el cinturón alrededor de tu cintura. Tomó la bebida y la bolsa y las posó sobre tu regazo.

"¿Qué es esto?" preguntaste aún cuando sabías exactamente qué era.

"Intenta adivinar." Sonrió suavemente.

Era tu misma orden del otro día, un pan de vainilla y un latte caliente. Sonreíste al sentir el cálido aroma penetrar tus fosas nasales.

"¿Cómo me encontraste?" preguntaste, dándole un sorbo a tu latte. Acercaste el vasito a los labios de Nanami, invitándolo a darle un sorbo, también. El rubio sonrió y aceptó, sujetaste su mentón y bebió aquel café. Solía tomar café negro, y ya. No era fan de las decoraciones en sus bebidas, pero por compartir esto contigo tomaría lo que sea.

"Conozco el camino del campus a tu casa," respondió con suavidad, abrochando su cinturón y encendiendo su Aston Martin negro, "no fue tan complicado."

Sonreíste, emprendiendo tu camino a casa.


"¿Todo bien con...Suguru?" preguntó Nanami después de un par de segundos en silencio.

"Sí..." dijiste con desinterés, pellizcando con cuidado el pan en tu regazo, cuidando no tirar ni una sola migaja. "No recordaba lo arrogante que era." Dijiste con media sonrisa.

"¿Quiere volver contigo?"

"Está convencido de que va a pasar." Dijiste rodando los ojos.

"¿Y...no es así?" Nanami preguntó, alternando su mirada entre tí y el camino, juzgando y analizando tu reacción.

Lo miraste, admirando su perfil. Su mandíbula definida, su nariz puntiaguda y sus enormes biceps deleitándose. Recargaste tu frente sobre su hombro, Nanami seguía manejando, ahora sonriendo.

"No...alguien más se robó mi corazón." Dijiste con tranquilidad, descansando sobre él.

Cuando llegaron a tu departamento, tu nariz estaba irritada y no podías dejar de estornudar. Nanami reía ante tu reacción enfadada tras cada estornudo.


"¡Maldita sea!" gritaste subiendo las escaleras, llena de frustración.

"Un piso más, venga." Dijo Nanami, estirando su mano hacia tí, la tomaste y juntos subieron los últimos escalones que los dirigían a la puerta de tu cálido departamento.

Abriste la puerta y la incertidumbre los rodeó por un par de segundos.

"G-gracias por traerme." dijiste con suavidad, pensando en si debías invitarlo a pasar o si era muy descarado. No podías mentir que sin duda alguna querías resumir su actividad extracurricular antes de la interrupción de tu ex, pero la energía había abandonado tu cuerpo por completo.

"Sabes que no es nada." Susurró Nanami, posó una mano en tu cintura, plantando un beso en tu frente, lento, sus labios posándose sobre tu piel por un par de segundos que simplemente no parecían ser suficientes. "Tengo que ir a mi oficina, tengo mucho por calificar."

lecciones de amor; nanami kentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora